Este viernes fue presentado en la 29 edición de la Feria Internacional de La Habana, en su sede de la fortaleza de San Carlos de La Cabaña el libro El relojero de Dien Bien Phu, a continuación Cubaliteraria ofrece a sus lectores una reseña:
Con Vietnam nuestro país tiene, sin duda alguna, unas relaciones muy especiales. Dos países pequeños, esforzados, y que en más de una ocasión han debido apelar a las armas para defenderse de grandes potencias enemigas, ambas naciones poseen historias semejantes en esos rubros de la guerra, la lucha y la supervivencia. Por lógica, y a pesar de las distancias geográficas así como de costumbres e idiosincrasias diferentes, tales paralelismos también se manifiestan en la literatura.
En esta Feria Internacional del Libro, donde la hermana nación asiática funge como País Invitado de Honor, hay un título que resulta una muy buena muestra de las congruencias que comentábamos al inicio. En una reimpresión de la casa Editorial Arte y Literatura, regresa a los lectores de la Isla el libro El relojero de Dien Bien Phu.
El volumen, impreso por primera vez en Cuba en 1975, además de su calidad per se, tiene un par de importantes valores agregados. La traducción original fue del poeta, novelista y dramaturgo Virgilio Piñera. El prólogo, que esta nueva edición reproduce íntegramente, es un breve pero bien nutrido estudio sobre la literatura vietnamita, de la autoría del relevante escritor Félix Pita Rodríguez.
El compendio agrupa catorce cuentos de igual número de autores. En dichas obras, hay un elemento sobre el que descansan las similitudes ya mentadas. Una nación que conoció la colonización, la ocupación extranjera y la división territorial, incluso en plena segunda mitad del siglo XX, ha sufrido, y enfrentado, las consecuencias de tales sucesos históricos. Hablamos de un país que combatió largamente al colonialismo francés, que se defendió del invasor japonés en tiempos de la Segunda Guerra Mundial y que, finalmente, encaró una cruenta guerra contra el ejército de los Estados Unidos, que llegó a contar con casi medio millón de efectivos en el país asiático.
Así pues, no es nada raro que estas luchas, más las tristezas y penurias sufridas por el pueblo, abunden como material literario. Si bien guerras y conflictos son terribles, a la vez son fuente de inspiración para la escritura. En buena medida, los relatos bélicos, el contexto de la vida y los trabajos rurales, cooperativas y otros sucesos sociales, pueden emparentar este libro con algunos exponentes cubanos de lo que se ha dado en llamar literatura épica revolucionaria. Sin embargo, dicho esto, hay un enfoque mayor que sobresale en estos cuentos.
Si bien los escenarios descritos tienen fuerte presencia en las narraciones, no siempre felices, como el propio cuento que da nombre al volumen, hay por otro lado una poesía hermosa y vital que emerge de las voces de los escritores. Porque además del temor, de las necesidades, de la guerra, también se habla del amor, de la amistad, la fuerza de espíritu, de las ganas de vivir y crecer a pesar de todo. Ese canto a la humanidad, a su inmortal belleza y su empuje, es quizás el mérito mayor que se eleva desde estas narraciones.
Como expresa en su prólogo Félix Pita Rodríguez, la cosecha del cuento breve es de veras espléndida en predios de la escritura de la nación asiática. Este libro es una magnífica muestra de tal afirmación. Vale aclarar tal subraya el prologuista y justo por tal abundancia, que este título, aunque ofrece muestras de altos quilates, no puede considerarse la antología definitiva o completa.
Iluminados por esa constante de la literatura vietnamita de todos los tiempos que es la poesía, fieles a la vida de que brotaron, y siempre animados por el propósito hermoso de servir a su patria y a su pueblo, y, por extensión a todas las patrias y todos los pueblos, estos cuentos, ricos en todos los valores literarios, y muchos de los cuales pueden calificarse de pequeñas joyas del género, son a la vez el testimonio, una y mil veces reiterado, de que para los narradores vietnamitas, el oficio de la literatura es el de hacer hombres.
Sólo resta dejar abierta la invitación a recorrer las páginas e historias de El relojero de Dien Bien Phu. Un camino abierto para dejar volar la imaginación y conocer más de la literatura, la vida y la historia de la siempre cercana y amiga tierra de los anamitas.
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