Cuerpos de la identidad y el imaginario, del escritor Ernesto Triguero, es el título del libro, publicado por la Editorial San Lope, para satisfacer las necesidades cognoscitivas y espirituales de quienes nos identificamos con la cultura cubana; en consecuencia, conocer los valores, tradiciones, creencias y comportamiento psicosocial que configuran la personalidad básica —concepto antropogénico— de la población insular.
Para el autor, «la identidad o identidades se construyen mediante la asimilación o aprehensión de vivencias. Es —en síntesis— el conjunto de [características psico-socio-culturales y espirituales] que distinguen a una comunidad determinada»; criterio que tiene puntos de tangencia con la autorizada opinión que sobre dicha línea temática sustenta la doctora Carolina de la Torre Molina, profesora titular (jubilada) de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, y basada —fundamentalmente— en los hallazgos de las investigaciones desarrolladas en nuestra plataforma insular por la también miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Por lo tanto, adoptar «una identidad cultural presupone que nos identificamos como cultura, con valores que nos […] definen. Conocer lo que nos [diferencia], saber de dónde venimos, permite desarrollar sentimientos de pertenencia y contribuir a la preservación y fortalecimiento de [nuestra] cultura».
Con motivo del aniversario 225 de la fundación de la ciudad de Las Tunas, Ernesto Triguero retorna a esos imaginarios e identidades que sustentan y enorgullecen la tuneridad, y explora la identidad tropical desde una óptica eminentemente objetivo-subjetiva.
El intelectual caribeño califica ese texto como un «híbrido entre el ensayo y la investigación histórica, artística y literaria, donde explora la identidad, vista primeramente desde lo local, y cómo lo local irradia hacia la cultura nacional».
Por lo tanto, la ciudad de Las Tunas, la cultura tunera y sus distinguidas personalidades, devienen el punto focal o eje central alrededor del cual gira dicho volumen.
Los seis ensayos en que se estructura Cuerpos de la identidad y el imaginario tratan aspectos fundamentales sobre personalidades y acontecimientos socio-históricos, que son esenciales para comprender y entender nuestra identidad.
Con apoyo en esos elementos de juicio, el lector puede encontrar especificidades relacionadas con las vanguardias artístico-literarias, con la creación de la Academia Cubana de Ballet, con la presencia del realismo sucio en la obra del escritor Guillermo Vidal, o invitarlo a descubrir las huellas de identidad en la obra de Juan Nápoles y Fajardo, El Cucalambé.
Según mi apreciación muy personal, Ernesto Triguero entendió —con la inteligencia global y emocional que lo identifica en el contexto profesional y fuera de él— que «los intelectuales —aquellos miembros de la comunidad, cuya función se cumple en el terreno de las ideas y de la producción simbólica— no crean la identidad, pero sí la conciencia de la identidad, no forjan la nación, pero [sí] articulan su imagen».
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