Hace unos días en el Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac, se discutió, se expuso la necesidad de impulsar el libro digital en Cuba. Sin embargo, hubo comentarios en las redes por parte de escritores que no están de acuerdo con los cambios que imponen los nuevos soportes de lectura. Aprovechamos este contexto para publicar una breve conversación con el profesor argentino Daniel Benchimol, líder del Proyecto451 que estará en la Feria Internacional del Libro de La Habana impartiendo talleres y conferencias sobre el tema, dentro del programa de actividades del proyecto Cuba Digital.
Según la página oficial, Proyecto451 es una empresa con sede en Buenos Aires que ofrece servicios en materia de publicaciones digitales en editoriales y organismos públicos y privados. Entre sus clientes están Editorial Planeta, Penguin Random House, Siglo XXI, Selecciones del Reader’s Digest y UNICEF, entre muchos otros. Desarrolla capacitación interna en las empresas, conversión de libros en formato EPUB, creación de libros interactivos en formato EPUB3, contenidos en formato HTML5, y libros y tiendas como aplicaciones móviles para tabletas y teléfonos inteligentes.
¿Cuáles son los desafíos del libro digital en cuanto a producción distribución y promoción?
Los grandes desafíos están del lado de la propia industria. El primero, cómo encontrar un modelo de negocio sostenible para el sector y tan atractivo para los editores como el del libro en papel. No es sencillo y hay muchas dificultades. Los editores perciben que el libro digital no tiene realmente un modelo de negocio interesante, y que todo lo que generan en ese negocio, termina de alguna forma canibalizando la forma tradicional de venta y distribución de libros digitales. La realidad es que el libro digital es una herramienta potente para resolver los problemas que tradicionalmente tiene el libro papel: los costos de producción, la posibilidad de que un libro nunca se agote, las posibilidades de internacionalizar el libro, la escasez de espacio en los puntos de distribución, entre otros, suelen aparecer como los principales desafíos del universo tradicional y que son todos prácticamente resueltos con el libro digital.
¿El libro digital hará desparecer al impreso?
En absoluto, y es una discusión que no tiene ya mucho sentido. Ambos formatos, junto con otros, convivirán mucho tiempo más. Lo que «debería» desaparecer es la dinámica de producción de libros actuales, donde se imprimen grandes cantidades de libros que nunca son vendidos, y que luego terminan vendiéndose en forma de saldo o quemándose para uso de papel reciclado. Lo otro que «debería» desaparecer es el concepto de libro agotado y las dificultades que un libro tiene de internacionalizarse. Esto, entre otras cuestiones, es lo que está en debate hoy, más que la cuestión propia del formato de lectura.
¿Cuáles son las nuevas tendencias en la producción literaria digital en Argentina?
No hay grandes tendencias que se destaquen en Argentina realmente. El formato digital nunca ha sido muy apreciado por los editores y es solo una réplica económica de la edición en papel. En Argentina apenas se digitaliza un 17% de las novedades editoriales de cada año, y casi no hay libros digitales que se publiquen únicamente bajo este formato. Por otro lado, nosotros coordinamos un proyecto de lectura infantil, que se llama Desafío Leer 20-20 . Es un proyecto de lectura infantil digital que se emplea en toda Argentina como una herramienta de fomento y desarrollo del hábito lector. En un plazo de unos 3 años se han leído casi 6 millones de libros, lo que demuestra el potencial increíble de este formato.
¿Había participado previamente en la Feria del Libro en Cuba, qué acciones va a estar desarrollando?
No, nunca antes. Es mi primera vez de hecho en Cuba. Voy a estar impartiendo una serie de talleres sobre producción y distribución de libros digitales, así como también uno sobre marketing y visibilidad digital.
¿Cómo nace Proyecto451?
Nace en el año 2012, hace ya 8 años. El fundador soy yo y somos hoy en total un equipo de 10 personas. El «porqué» tiene que ver mucho con mi historia. Trabajé antes de eso en la industria editorial por 15 años, participando en toda la cadena de valor del libro: fui autor, editor, director de colecciones, director editorial, coordiné trato con canales (librerías, distribuidores, etc.), desarrollé negocios internacionales para el libro, todo dentro del modo de funcionamiento tradicional. Y mi inquietud sobre los temas de innovación y aplicación de nuevas tecnologías siempre fue fuerte. Mi objetivo por entonces fue crear un puente entre ambos mundos, muchas veces enemistados: el mundo tecnológico y el mundo editorial, desarrollando una consultora que permita asesorar a las editoriales y ayudarlas en el proceso de transformación digital.
Tomado de Claustrofobias
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