Esta 29 Feria Internacional del Libro de La Habana ha privilegiado, por una razón u otra, la presencia del formato digital en los textos producidos por editoriales del patio.
Pero, ¿cómo potenciar la edición y distribución de libros digitales en un país donde esto todavía es un mundo casi inexplorado?
Cuba Digital trajo para ello, desde Argentina, a Daniel Benchimol, director del Proyecto 451.
Durante tres días, Benchimol estará ofreciendo, como parte del programa profesional de la Feria, un taller de edición y conferencias sobre la promoción del libro en todos sus formatos y las tendencias actuales en el mundo editorial, así como perspectivas para los próximos 5 o 10 años.
La idea es que los profesionales que pertenecen a todo el sistema editorial cubano se lleven una idea bastante amplia de cómo producir, distribuir y comercializar el libro digital.
En entrevista con Cubaliteraria, Benchimol (quien visita, por vez primera, La Habana y la Feria) se refirió a su proyecto, y a cómo ve a nuestro país dentro del mundo editorial digital.
¿Cómo llega un comunicador a la industria editorial?
Siempre he estado muy vinculado tanto al mundo comunicacional como al tecnológico, desde pequeño –y gracias a una suerte familiar– tuve acceso a dispositivos tecnológicos.
Sin embargo, decidí que no quería ser un tecnológico 100 por ciento, sino potenciar mi pasión por los libros y la comunicación.
Estudié Licenciatura de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, y prácticamente en paralelo comencé a trabajar en una editorial (y luego en otras). De esa manera conocí en profundidad el mundo del libro, desde la escritura, edición, producción, y comercialización de los textos, en términos tradicionales. Por mi pasión con el mundo digital entendí que había allí una posibilidad de fusionar ambos aspectos.
Me siento con mucha suerte de poder hacer lo que hago hoy, y que tiene que ver con relacionarme con la industria, compartir con editores, conocer casas editoriales, bibliotecas; me permite continuar conociendo sobre el universo editorial y cómo va transformándose.
¿De qué se trata el proyecto 451?
Proyecto 451, conformado por un equipo multidisciplinario, es una empresa que ofrece servicios al sector editorial. Se basa en escuchar al editor, y trabajar en conjunto con él para que pueda ir transformándose digitalmente. Hoy estamos haciendo proyectos muy interesantes, pero dentro de seis meses o un año podrían cambiar, todo depende de cómo evolucionen las industrias.
Entre estos proyectos hay uno que tiene que ver con un distribuidor de libros tradicionales: estamos analizando sus ventas históricas, para construir a través de esos datos estadísticas que nos permitan predecir el alcance de un libro que acaba de ser producido.
Asimismo, estamos trabajando en la transformación digital de libros, estamos convirtiendo mensualmente alrededor de 100 textos; desarrollamos plataformas de lecturas digitales, muchas de ellas para escuelas o enfocadas en el sector infanto-juvenil.
Contamos también con un área para la promoción y uso de herramientas digitales para apoyar a los lectores.
¿Qué crees sobre el clásico debate entre lo impreso y lo digital?
En lo personal, trato de apartarme de ese debate, hace varios años percibí que eso no tenía demasiado sentido; no tengo ninguna expectativa de que un formato vaya a reemplazar a otro.
Creo que ambos formatos deben convivir, lo importante es encontrar dónde están nuestros lectores, y que accedan a los libros en el formato que deseen (impreso, digital, audiolibro).
La verdadera discusión reside en las formas de distribución y acceso a los contenidos, ese es el eje que la industria nos debe llevar a replantearnos de cara al futuro.
¿Cuáles son los retos de Cuba ante este mundo literario digital? ¿Consideras que está atrasado?
La industria editorial en sí misma se pone trabas hacia cualquier avance que implique nuevas tecnologías, por ejemplo, en la mayoría de los países latinoamericanos no se digitaliza más del 17 o 18 por ciento de todo lo que se produce.
Personalmente, no creo que haya un atraso particular de Cuba con respecto al tema de los libros digitales, lo que sí creo es que hay un desafío enorme en plantear las posibilidades de comercialización, hay muchas trabas y caminos pocos definidos en dicho tema.
Si se logra un consenso en cómo resolver eso, el potencial del libro cubano es enorme.
Foto: Diana Inés Rodríguez
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