De una manera incierta, entre 1659 – 1661, nació el día 10 de octubre Daniel Defoe, periodista y escritor, quien escribió las extraordinarias aventuras de Robinson Crusoe.
El escritor, considerado no solo el padre de los novelistas ingleses, sino también el pionero de la prensa económica, vivió casi parecido a su personaje.
Cursó estudios con la intención de convertirse en sacerdote presbiteriano, y su apellido de nacimiento Foe fue cambiado por él mismo a Defoe alrededor de 1695, cuando regresa a Inglaterra, actuando como “comisario de impuestos del cristal”, responsable de cobrar los impuestos por las botellas. Sin embargo, después de escribir El camino más corto con los disidentes, donde satirizaba la intolerancia de la iglesia, fue condenado por tiempo indefinido a la cárcel, acusado de difamación.
Defoe, cuyos personajes no excluyeron a las mujeres pues era partidario de su educación, ejerció como comerciante, trabajó como espía para unificar Inglaterra y Escocia, cosa que con el tiempo logró, y viajó por todo el país como comerciante textil.
Su libro más popular, Robinson Crusoe, fue inspirado en dos náufragos reales: uno de ellos fue Pedro Serrano, quien en 1526 naufragó en el Caribe, en un viaje desde La Habana a Cartagena de Indias. En el naufragio hubo tres supervivientes que, llegaron a nado una isla pequeña y desierta, llamada desde entonces Serrana, se alimentaron de pescado y pájaros que podían conseguir. El otro, y del cual hay un película, es Alexander Selkirk, escocés nacido en 1676. Selkirk decidió dedicarse a la vida marinera a los 19 años, probablemente empujado por algún problema con la justicia. Al cabo de unos años consiguió que le nombraran primer oficial del barco Cinque Ports. Tras diversas peripecias y discusiones con el capitán del navío Selkirk llegó a tal estado de hartazgo por la tiranía que el capitán solicitó que le desembarcaran en la primera isla por la que pasaran. En septiembre de 1704 Selkirk fue llevado a tierra junto con algunas provisiones, armas, tabaco, munición y una Biblia, a una isla del archipiélago de Juan Fernández, a cuatrocientas millas de la costa oeste de Chile.
Considerado literatura infanto-juvenil por su carácter aparentemente aventurero, en Robinson Crusoe está la filosofía de lo social, qué tan bien o tan mal le hace al ser humano vivir en sociedad, qué tanto se aprecia esa convivencia, qué tanto se necesita y lo que en verdad importa.
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