Desconfiemos de los amaneceres apacibles es el título del libro escrito por el poeta y periodista Emilio Comas Paret, Premio «Enrique José Varona», otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Ese texto deviene expresión genuina de la literatura del yo testimonial, ya que narra la experiencia vital del protagonista (el «soldado») de dicha novela.
Para quienes se adentran en ese género literario lo vivencial desempeña una función «clave», porque —en la misma medida en que el autor narra los episodios, traumáticos o no, que experimentara en carne propia— afloran los valores éticos, estéticos, políticos, humanos y espirituales que, en este caso, distinguen a Desconfiemos…
El «soldado» constituye el prototipo ético-moral y humanista del hombre que se ve abocado a una guerra, donde el enemigo se percibe no como alguien con rostro humano, que siente miedo, al igual que su antagonista, sino como aquel que hay que destruir, aniquilar o matar, para alcanzar la victoria… al precio que fuere necesario.
La condición esencialmente humana del enemigo se subestima, se soslaya u olvida por parte de los contrincantes y esa es una de las razones principales de que la guerra constituya —sin ningún género de duda— una forma morbosa, enfermiza, aberrante de resolver los conflictos o problemas que surgen entre las naciones, ya que resulta un encuentro frente a frente con Tánatos (la muerte, en lenguaje psicoanalítico ortodoxo), y en consecuencia, lleva al yo esencial a situaciones límites (incluidas las secuelas bio-psico-socio-espirituales que deja en el homo sapiens, y que no desaparecen hasta que la persona que las padece no se despide para siempre del mundo terrenal).
Miembro activo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Comas Paret se basa en vivencias, experiencias y hechos históricos registrados en su archivo mnémico, y que evocan la guerra librada en la selva angolana, donde tuvo una participación activa, que le dejara una huella imborrable en la mente y en el alma, y que ha influido — ¡y de qué forma!— en su fructífero quehacer literario.
El autor no reflexiona sobre las motivaciones políticas o razones de estado que llevaron a los cubanos a intervenir en dicha contienda bélica contra el ejército racista sudafricano y las bandas contrarrevolucionarias de la UNITA. Nada más lejos de la realidad ni de su verdadera intención, ya que solo le interesa hurgar en la intimidad, en la subjetividad del protagonista de tan conmovedor relato, que se lee con placer inefable desde la primera hasta la última página, y se convierte en un surtidor de hondas reflexiones e intensas emociones.
Ese libro constituye pues «[…] un testimonio novelado que [le brotó del alma, como el agua cristalina corre por los ríos subterráneos del espíritu humano, y que] pretende convertirse en voz de un pequeño colectivo de reservistas, insertos en la guerra [de Angola], rebasados en sus emociones por la enorme trascendencia que […] significa el conflicto bélico».[1]
Por esa y otras muchas razones, que rebasarían con creces el contexto de esta reseña, el maestro Emilio Comas Paret es un luchador incansable a favor de la paz y en contra de la guerra, la violencia y la agresividad, en cualquiera de sus manifestaciones.
[1] Emilio Comas Paret: «Nota al lector», en Desconfiemos de los amaneceres apacibles, La Habana, Ediciones Unión, 2012, p. 6.
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