Charo Guerra
Resaltan en estas creaciones la manera en la que nos autocalificamos las mujeres junto a la forma en que nos ven, formando acaso una bipolaridad perfecta, y a ratos, enfermiza. Aunque no escapa a la afinación, penetración y sensibilidad de la escritora el hacer saber que, pese a que es la madre, y muchas veces también la mujer, una institución en la familia y en la casa, es considerada un ser de segundo orden. En su poesía se nos muestra una cosmovisión donde se expone lo limitado e ilimitado al mismo tiempo del espíritu femenino. Lo sublime y lo avieso, en donde lo social forcejea con la entereza forjadora de un alma.
En la obra de Charo Guerra existe una filosofía que abraza la poesía como sanación, responso, rezo y ruego de la existencia, también un retrato sucesivo de mujeres, un cuajar de voces en las páginas de la autora, donde la suya es una profunda voz familiar que siente que viaja y se sostiene en el absurdo. Pues va al reencuentro con la historia y el destino propio. También le preocupa el reflejo del ímpetu y la desazón social en una especie de metafísica del vivir, la agonía de un ser de ciudad que descubre que «el miedo es la mejor protección», el marasmo y la crisis social que obliga a describir las relaciones individuo-poder.
Datos sobre la autora
Charo Guerra (Limonar, Matanzas, 13 de marzo de 1962). Poeta, crítica, periodista y editora.
Textos publicados
Poemarios
- Un sitio bajo el cielo (Ediciones Matanzas, 1991);
- Los inocentes (Ediciones Vigía, 1993);
- Vámonos a Icaria (Letras Cubanas, 1998);
- Luna de los pobres (Ediciones Matanzas, 2010),
- Limpieza de sangre (Ediciones Unión 2020), que le valió el Premio UNEAC de poesía,
Libros de cuentos
- Pasajes de la vida breve (Ediciones Unión, 2007);
- Mientras llegan los gatos salvajes (Ediciones Extramuros, 2018).
Selección de Poemas
Estados de ánimo
I
Callada, lejana, inmutable. Ordinaria. Vulgar. Experta, neófita, perfeccionista y descuidada. Frugal, desatinada, megalómana. Triste, enloquecida. Genial, desgarradora, lastimosa. Embaucadora, desleal. Experta, voraz. Triunfadora, infiel, honesta. Atroz y bella y armoniosa.
II
Tejedora de alfombras, pensadora, ocultista, prostituta. Pianista, bailadora de tango. Letra muerta. Payasa, artículo de feria. Naturalista y jardinera. Invisible. Amiga. Proxeneta. Pintora, performista, mesera, escanciadora de vinos. Cocinera de manjares para perros. Tocadora de flauta. Estrella del bolero. Dibujo, trazo e invención. Modelo de Picasso.
Acerca de la tocadora de flauta
(Sócrates tal vez quiso agregar, «su melodía nos distrae, nos roba la razón”. aunque solo ordenara a los discípulos: «Callen a la tocadora de flauta».) En los palacios, en los suburbios, en los jardines, en los pantanos, en los banquetes del amor: «Callen a la tocadora de flauta», dijo Platón que dijo Sócrates. Invisible columna de humo. (Nada soy.) Música del agua rozando tuberías de oro. (Nadie soy.) Sonidos del agua fétida percutiendo en las piedras de la zanja. Silbido de la escoria en el profundo viaje hacia la nada. Fermentada burbuja la música inoportuna, enfática, furiosa en el concierto de otra voz doctrina. «Cállenla», dijo Platón que dijo Sócrates. ¿Será que presentía el holocausto en los aireados jactanciosos de la flauta?
En el puente
Puente de esta ciudad. Fantasmas que va heredando el puente. Vahos. Inmundos olores de la noche. Sube a la orilla movediza por donde corre el tren. Un puente dándole paso a la estructura de pánico, de horror. Es Anna Karénina. Grita que se queda pero nadie le oye. (Desde hace un siglo, las mujeres son alguna vez Anna Karénina.) Asustada. Expectante. Se tuercen las pasiones cuando camina bajo el puente, sobre el puente. Y parece no importar que quede entre los rieles. (Una más, una menos, el largo trasegar de Anna Karénina.) Atraviesa columnas, escaleras, tragaluces, brechas donde se pueda respirar. Las excrecencias se juntan a la herrumbre del pasamanos compasivo, asfixia saturante en su resequedad. (Es solo una mujer, atrapada en el goce del personaje y su conflicto.) Y mientras hablas, acreditas con vicio el simulacro de tu idea. Idea que parte del poder. para engullir a quienes esperan algo bajo el puente, sobre el puente. Idea, discurso persuasivo donde aparece la palabra menstrúo, ola de sangre que erosiona la arena de los cuerpos de quienes afirman ser Anna Karénina. Anna Karénina cada día cada año cada mes cada siglo. Mustia, ajena, desapacible, la columna la invita y la Idea la aplasta es el final y otra vez será la misma historia.
Infanzonias
Ahora que somos indigentes
(la poesía, la razón y la equidad)
¿por qué no hacemos una fiesta con detritus?
Ahora que somos indigentes
enloquecidos y perturbados
por las contrariedades de este siglo.
Y van muriendo sin orden
los correligionarios,
los cofrades,
los cúmbilas,
los chéveres.
Se van nuestros hermanos.
Adelantan planes sin aviso.
Abren simulacros de caminos
iluminados por el noble deseo
de buscar la verdad
a riesgo de dejarnos llorando en los rincones
ciegos e inconformes,
disminuidos por el tiempo.
Ahora que hemos caído al foso de los desheredados
y juntaremos si acaso nuestros huesos,
para hacer, esta vez sí, los cimientos del edificio de los justos.
Visitas: 38
Deja un comentario