
Larry J. González
Presentamos aquí una poesía en prosa escrita «sin ese drama autoconsciente que parece ser una parte constitutiva de ella. De modo que, si es poética, lo es probablemente porque trata de mantenerse cerca del modo en que hablamos y pensamos, sin esperar que lo que decimos sea recordado o registrado»[i], donde el pathos y la vitalidad de la comunicación humana ordinaria se convierten en poesía.
Como un rasgo indudable de pertenencia de su autor a la más joven generación literaria, aquí se niega la enunciación lírica, pero se predica y protege lo imaginario, que —aunque semeja un territorio de azar— también establece un orden. Asimismo, en muchas ocasiones la disposición elíptica de lo que narra aproxima el discurso a la enunciación poética.
Para la composición de su poesía se nutre de lo rizomático: no sigue una manera preconcebida o uniforme, ensaya muchas, casi todas atrevidas, sobre tribus urbanas. Desfilan y son protagonistas de sus páginas fisiculturistas, tatuadores, prostitutas, mikis, gays, entre otros arquetipos, conformándose una especie de enciclopedia que el escritor concibe y conforma, a fin de cuentas, como un solitario que pasa, describe, siente y abandona. Así crea ficciones con las noticias que lee en la WEB, que terminan siendo más bien realidades recreadas por la imaginación, por ejemplo, sobre grandes magnates de la moda, top models, actores porno, etc.[ii] Pues, como afirman los estudiosos sobre el tema en la actualidad, el aumento de la variedad de tribus urbanas se debe fundamentalmente al considerable incremento de la accesibilidad a la información por diferentes vías: internet o la introducción desde diferentes países de productos de comunicación audiovisual.
Estas asociaciones espontáneas comparten un mismo estilo de vida (forma de vestir, peinado, gusto por un género musical, modo de comportamiento y proyección social, empleo del tiempo libre, entre otros factores). Así la imaginación, equívoca o certera, poetiza un mundo— la imaginación crea el misterio— y las asociaciones no son ya filosóficas sino instintivas, en las que la ironía y el humor se invierten, fábula y cinismo empiezan a ensancharse juntos, fábula y vida cotidiana desgastante.
Así el tatuaje puede convertirse en un amuleto protector para la vida. En tal sentido, en la simbiosis entre forma y contenido que teje sobre estas realidades, inusuales dentro del hecho poético, —legitima el relato inconexo o casi absurdo— ocurren escamoteos escalonados o continuos de los hechos, como manera inusual de contar la historia, donde abundan los argumentos fragmentarios, interrumpidos o irruptores, y se percibe el golpe nulo o camuflado de la consecutividad.
El mosaico aparece como lo narrativo. «Lo indeterminado o discontinuo y la temida pérdida de una perspectiva única son característica»[iii] de este poeta —que avanza entre las poéticas experimentalistas postmodernas— o carnavaliza hechos sagrados e instituciones de prestigio ancestral a través de una estética a veces tribal, a veces gay[iv]. También utiliza elementos del habla coloquial para rebajar el efecto desgarrador de lo que cuenta. O logra el escamoteo de lo emotivo aludiendo a un acto de azar: la vigilia encontrada en la superficie efímera, demostrando, al decir de Eliot, su función como poeta en relación al lenguaje vivo[v]. Lo poético se alcanza por medio de lo lúdico y la imaginación, que aquí son convertidos en formas de organizar el mundo[vi].
En tal sentido nos viene a la mente Denise Levertop cuando decía que, así como es la vida, es la forma. Quien a su vez pensaba esto al reparar en la idea de Emerson que reza: «Pídele la forma al hecho». A veces la imaginación escala o desciende a la obsesión y la acción, también ocurre en el recuerdo, o se recogen parlamentos de voces que se escuchan.
Escozor, escarceo del que escribe que lleva a preguntarnos: ¿Qué mundos va a unir un discurso, un tejido? No van a ser diversos pareceres solamente o abiertas superficies genéricas, sino texturas mediáticas: un film o su propaganda, un catálogo, un magazine, un tanto más privadas como la carta, que por antonomasia terminan en apuntes, en fragmentos. También puedo explicar lo que quiero hacer sentir por alusión, por referencia a algún otro tramo artístico de alguien.
En tal sentido la memoria escurridiza fabrica su rizoma inconteniblemente. ¿Se puede hablar de dirección en la referencialidad? Pensaríamos más bien en derivación e interdependencia, en la novela que habla de la novela que existe y de la novela que vendrá, pues algunos entramados conformados como notas contienen gran parte de la poética del libro La novela inconclusa de Bob Kippenberger. Y nos seguimos preguntando ante este cuaderno inusual y rupturista dentro de la joven poesía cubana: ¿Qué acción caracteriza a esta poesía? ¿La de los movimientos y esfuerzos de un cerebro que une diversas realidades, diversas texturas o lugares que pueden ser igualados, o la obsesión de fijar, recoger o relatar los momentos de su concepción, por ejemplo, qué hacían «los personajes» o «los protagonistas» cuando tal texto se escribió, incluso lo que consideró y luego desechó?
El delicado y a veces cruel proceso que media entre el terminado de un libro, su revisión, los textos que ascienden y los que bajan inexorablemente. La búsqueda de lo inaprensible y el aparente estilo divagatorio caracterizan a esta escritura de aire minimalista, que deja entrever su descendencia, acaso un film de David Lynch, un cuento de Labrador Ruíz, la devoción barthesiana por el fragmento, entre otras mediáticas confluencias, donde el segmento también comunica su nada navegando hacia todo.
Varios poemas tienen un segundo aire, un segundo momento interior, precedido de un silencio que a veces explica la dependencia que entre ellos puede existir, un salto pensante o un salto de plano.
Datos del autor

Larry J. González (Los Palos, Cuba, 27 de abril de 1976). Graduado de Historia del Arte en la Universidad de La Habana. Beca de Creación Prometeo de La Gaceta de Cuba 2010. Mención del Premio de Poesía La Gaceta de Cuba 2011. Premio David de Poesía 2011 por el libro La novela inconclusa de Bob Kippenberger (Ediciones UNIÓN 2011). Premio UNEAC de Poesía Julián del Casal 2012 por el libro Osos (Ediciones UNIÓN 2013). Premio de Poesía La Gaceta de Cuba 2015. Publicó en 2020 Me fui a sembrar tomates donde los agrestes ofrecían semillas de Ophrys Fucsa, por Selvi-Editores, Colección Arco Tenso, Barcelona.
Selección de poemas
IV
Los tres hombres aguantan la respiración. Quise ser el del medio que gana y sale al sol. Bajar la escalerilla. Hundirme cincuenta pies mar adentro con una hilera de burbujas que suben. — Hay peces que seguro te interesan allá abajo, sabes. Las burbujas se estrellan en la superficie del agua. Estoy centrado en una imagen tiesa. …. Mi madre va echando a robar tubérculos. Primero registra en los objetos alrededor del oso— aquel oso lleno de examenta en los filos de la Las Rocosas— y encuentra mi componedor de primer grado. Puedo formar la palabra casa. Hileras intactas de corduroi en el estuche. Puedo formar la palabra tara.
Pedacitos de oro
—¿Cómo tú pesas esto? — dejo caer en la mano de La Fibra la caja del reloj que me regalara mi abuelo (Sordo y Ciego Fraterno). — Yo taso a ojo— escupe La Fibra en las afueras de El Gym. Imagino el diálogo anterior en las afueras de El Gym. La Fibra tasando a ojo en las afueras de El Gym— específicamente la caja del reloj. La primera vez que veo a La Fibra tasar una alhaja: espero que la cadencia en los bíceps de La Fibra estén encima del soportal para buscarle un tono a la conversación escueta. —Genuino oro a la vera de la filigrana. Allende el confín de la filigrana no hay oro. La amistad de La Fibra me llegó de golpe. Primero lo hice tasar una alhaja y luego tasar la caja del reloj. A la semana compartimos hierros dulces en El Gym.
Ed Hardy y las gorras de carpas bermejas
Durante años las carpas bermejas sobre mi cabeza fueron salmones.
Los ojos del salmón (especular acerca de los cristales que imitan ojos de plata).
La cola tejida del salmón (hilos bermejos —pespuntes doblemente bermejos— oprimen la
malla que cobija los sesos y termina ahí el cuerpo del pez).
Nace el pez desde la visera.
La cola se revuelca sobre la malla.
Permanece limpia la alopecia porque la cola minuciosa del salmón bermejo no deja que asomen tumores del mismo grosor que los huecos ínfimos de la malla.
(—Durante años estuve refiriéndome a las carpas bermejas como si fueran salmones. Me gritabas que no era capaz de apreciar diferencias obvias entre un salmón y una carpa bermeja porque siempre fui de garras muy inútiles en El Lago: —Él no puede volver a la pendiente de La Rocosa— según cada miembro de La Fraternidad.)
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[i] Stiff, Peter. Entrevista a John Ashbery en Confesiones de escritores. Poetas. Los reportajes de The Paris Review, El Ateneo, Buenos Aires, 1997, p. 26.
[ii] En estos textos el sujeto se desdobla: puede ser él después de haber sido aquel que se quiere ser, y que ha seguido o descrito desde su llamativa vida dentro de los medios. En su cualidad de texto postmoderno, se narra aquí una historia paralela, no lo que pasa en la película, sino lo que ocurre en la vida de los actores mientras la filman, y el protagonista, especie también de «yo lírico» toma la piel de una de sus actrices, en los derroteros de su imaginación y alguna que otra coincidencia en sus historias de vida. Véase en este sentido el poema «Melancholia».
[iii] Rodríguez Gaona, Martín: «Pirografía: El fantástico naturalismo inconsciente» en Jonh Ashbery. Pirografía. Visor, Madrid, 2003, p. 9.
[iv] Véanse los poemas «Las tres holy», «La mikansia», y «La Trata I» También avanza con parodia y desacralización, revistiendo el desgarramiento.
[v] Encontramos líneas muy narrativas, pero también muy poéticas—metafóricas— que hablan del talento de su autor: «Estoy sobre el vertedero porque voy a hacer fotos en lo que queda de nuestra casa frente a los raíles». Ver «El Erizo (primer Viaje)».
[vi] La imaginación funciona como motor de los hechos o modo de autoconstrucción. El recuerdo, la imaginación y lo cotidiano son conceptos que se mezclan y se superponen en esta escritura.
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