
Marilyn Bobes
La autora cultiva una poesía diáfana y directa, «con una vigorosa vocación coloquial», al decir de Sigfredo Ariel, y pertenece a la segunda generación poética después del triunfo de la Revolución. Alguna vez alguien la escuchó decir que venía de la antipoesía. La incapacidad del lenguaje de reflejar el complejo sistema de pensamientos y sentimientos que recorren la vida de los seres humanos, y la condición azarosa, no premeditada del acto poético, se erigen como temas que la poeta cultiva. Su poesía hace gala de un tono ingenioso y un apego a lo conversacional donde despliega ironía discursiva ante la «aparente» comprensión por parte de los otros del hecho de ser la mujer un ser privado de su condición legítima, además la caracteriza un «lirismo ecléctico en su expresión». En tal sentido abundan en su poesía semblanzas de mujeres transgresoras en la historia de la humanidad y la nación.

Selección de poemas
Como si fueran pocas
las cuartillas
que diariamente salen
de tu impresora,
te reconcilias
con lo inerte.
Donas
tu intimidad
a ese viejo lenguaje
con el que solías
reconstruir
tus múltiples despojos.
Cuando la poesía vuelve
no se parece
a la que fue
ni reverdece
la triste ingenuidad
con la que pretendías
borrar el todo.
Caballos
Acaso puedan ser
bestias del tiempo
que atraviesan el pasto
o efigies glamorosas
comprando sus arneses
en la venta del inmenso cercado.
Acaso puedan ser
la fiera imagen
la montura marcada
el único rastro del solitario
en la pradera.
Acaso no los maten.
Ellos tiemblan.
***
Esta eres tú: desvanecida en el aire que destroza las ventanas. El siglo en el que estamos casi te borra del mapa. Se resiente el lenguaje porque conjugas el pasado. ¿Cómo será la próxima temporada? Aterrada te miras en los espejos donde siempre aparece el amadísimo rostro que ignoraste.
La demente
Ella fue lejanía. Oyó las danzas y cuidó los pájaros. Se quedaba en ciudades olvidadas. Bailaba en los entierros. Ella fue oscuridad. Trajo en los ojos signos de catástrofe. Podó jardines. Liberó
sus bestias. ¿Ocurrió todo así? Ahora se precipita en los espejos, destrozando tal vez corceles,
lirios, cosas que nadie amó.
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