Martha Luisa Hernández Cadenas
Autora de fuerte sesgo dramático y performático. La poesía es un espejo que hace hermoso aquello que está distorsionado, la poesía es una especie de concentración, en una buena parte, inconsciente[i], en estas ideas de Shelley y Eliot pensaba mientras leía el libro Días de Hormigas de Martha Luisa Hernández, Premio David del año 2017, donde asistimos a un espacio, sin dudas, teatral, donde «ella está escenificando su memoria: sus días y sus noches debajo de los ojos de la madre y de la abuela. Y de la muchacha fantasmal»[ii]. Son tejidos allí el mundo de la familia, y el teatro sin fin de las relaciones de la madre con la hija, del mundo de la madre con los hijos en el que siempre gravitamos, «como un diario de apuntes de una puesta en escena, como un diario sobre la soledad»[iii], y por supuesto, una historia de amor o desamor, pues de ello podrían conformarse todos los discursos posibles; del amor como drama, para lo cual echa mano a la metáfora de las hormigas, relacionándola con categorías que tienen que ver con el teatro, y que representa disímiles ideas u obsesiones a lo largo del cuaderno, como por ejemplo, a la familia. Las diversas metáforas sobre el diminuto insecto van dando cuerpo al libro en el que se logra la poesía muchas veces a través de una mezcla de ingenuidad y espontaneidad. Uno de sus filones más efectivos es cuando la vincula al incesante movimiento, a la incesante búsqueda, al símbolo de una huella. Entonces la memoria es como un baúl de evidencias para explicar el presente, entonces la familia es el mundo encantado de este yo lírico casi adolescente que legitima sus otros mundos conteniéndolos en este. Por eso las hormigas son también lo esperado, lo prometido, lo venturoso que llegará en oleadas, por eso esta ilusión, este goce, esta pieza teatral con aliento poético es también un perfecto acto mental de inclinación atávica, que escoge a las hormigas como síntoma, como desazón en el que se oye al final. En su poesía el tiempo de lo(s) muerto (s) puede ser un solo cuerpo: el propio. Entonces se crea una geografía otra y angustiante que da testimonio del absurdo y de una esencia de dolor profundo que no muta, por eso emparenta con la muerte, aunque su «argumento es la condición humana considerada en sí misma, no como acontecimiento histórico». En la obra de Martha Hernández Cadenas, según Nanne Timmer, se construye paralelamente un devenir-mujer y un devenir-in-secto. La voz se mueve en una liminalidad entre devastación e ilusión, extinción y supervivencia, donde se formula un testamento de la infancia y adolescencia. Puede hablarse de cierta forma de un bildung que atraviesa paisajes devastados, un crecer que duele. Superar así las fronteras entre las especies a fin de compartir —incluso— corporeidades de modo transgresivo, equivale a construir nuevas formas de resistencia[iv]. En su poesía, dado el dolor y el desgarramiento, el amor es como algo que agregan a nuestro cuerpo, que no se sabe si lo vamos a recibir o nos definirá cuando se coloque sobre nosotros. Los paisajes a través de los años van juntando sus manos renegadas, van siendo los mismos, si viajamos sin piedad hacia atrás, pero «existe el poeta extrañado en la belleza»[v], quien repara en que «los objetos, las personas, los sitios que aparecen encarnan maravillas, inscritos en su propia aniquilación»[vi], el poeta que sueña con la niña–visión, el poeta que puede pronunciar el nombre, y que sabe, con Cesare Pavese, que la condición de todo impulso poético, por elevado que sea, es siempre una atenta referencia a las exigencias éticas, y también prácticas, como es natural del ambiente donde se vive.
Datos biográficos
Martha Luisa Hernández Cadenas (Martica Minipunto). Nació el 18 de febrero de 1991 en Guantánamo. Teatróloga, poeta y performer. Coordinadora del Laboratorio Escénico de Experimentación Social, LEES. Entre su obra reciente se encuentran los performances Nueve (2017) Extintos, aquí no vuelan mariposas (2018); las intervenciones La última ópera china (2018) y Las fundadoras (2019). Fundadora de la editorial independiente Ediciones Sinsentido. Ha publicado el poemario Días de hormigas (Ediciones Unión, 2018) con el que obtuviera el Premio David de Poesía 2017. Ganadora del Premio de ensayo La Selva Oscura por su investigación Notas de un simulador. La crítica teatral de Calvert Casey (1960-1965). Ganadora del Premio de Teatrología Rine Leal por su libro Esra obra habla de ti y de mí. Ensayos para (des)a(r) mar la experimentación escénica en Cuba (2012-2018).
Selección de poemas
Ojos de hormigas
Intermezzo: el cosquilleo incómodo de los insectos te hace recordar tu propia incomodidad con mayores insectos. Todos los hombres y mujeres hasta ahora conocidos, insectos. Al menos ellas, las hormigas, poseen una dignidad poética, como dispuestas a morir, a hincar o ser felices, nunca en el mismo orden. En mi tendón izquierdo siento el cosquilleo incómodo de las hormigas. Soporto todo. La muchacha me inspira a soportar este cosquilleo incómodo de las hormigas. Soporto todo. La muchacha me inspira a soportar este cosquilleo libertario. Una amiga es alérgica a las hormigas, y ayer tenía una roncha gigantesca en su brazo izquierdo, y le dolía un amante militar y le dolía la picadura. La muchacha, como yo, a una hora exacta del día, besa a todas las hormigas y las deja hincar, morir, pero jamás ser felices. Ahora siento el cosquilleo incómodo, de pequeños insectos que solo besan, y no quiero sacudir este incendio diminuto en mi tendón izquierdo con un gesto alérgico, con mi dolor.
La ciruela la embajada la colonia
En estas estampas religiosas dibujo sus retratos
por los hijos de los hijos
y los hijos de los hijos
que se encuentran inscritos en la tarja:
________El gallego, la negra, el jíbaro
________La ciega, el borracho, la muda
________El postrado, la santera, el hijo
________La curandera, la jabá, el trillo
________El epiléptico, la asmática, el chino
________La ciega, el infartado, la Chiqui
________La grúa, la presidenta, el barco
________El esquizofrénico, el enano, la linda
________El macho, el bobo, la coja
________El bodeguero, la loca, el majá
________El negro, la flaca, el bárbaro
________El macao, la lucha, la sirena
________La espiritista, la úlcera, la embarazada
________La gastritis, la pensión, el gato
________El buche, la rabia, el pez peleador
________La cría, el buzo, la enfermera.
Pongamos una fecha en su honor
27 de enero de 2017
pone en el suelo una cruz
María se me aparece bailando
también canta, canta una canción de cuna
canta para ti desde todos los tiempos.
Necrópolis local
Hace mucho tiempo no existe el mundo. No existo yo, como no existen la pérdida y la descendencia. Hace mucho tiempo me vi entre los escombros y las ramas cortadas. No existe la raíz, como no existen el silencio y la humedad. Por eso estoy viva. Aunque hace mucho tiempo me rasgué durante 16 minutos los párpados y me estrujé miles de veces la memoria para olvidar lo inalterable de mi existencia. Ha pasado todo este tiempo, el otro tiempo, nuestro tiempo, ha pasado sin gloria ni existencia para el hierro.
Días de hormigas
Leo el cuaderno de mi madre, escribió para mí: «Mi hija, demasiado perdida en observarlo todo, tiene los rizos llenos de luz». Y con mi dedo dibujo la página, pienso en mi madre joven y radiante, pienso en mi madre viviendo en esta casa todavía, pienso en mi madre con todo el tiempo para verme crecer. Tal vez no sea tarde para volver a vivirlo todo, como aprender a dar pasos, a mirar, a decir, como aprender a ser nuevamente una, a dibujar el primer gesto. Tal vez este dedo y esta página sean mi teatro, esa especie de fe escénica que siempre transmiten las hormigas.
La cantante de ópera china
Y cuando olvidó hablar,
su lenguaje era la partitura.
Y cuando olvidó caminar,
se desplazaba en un caballo.
Y cuando ya no supo reír,
tarareaba.
Lo que el cuerpo sabe permanece latente.
No abandona al cuerpo,
lo que el cuerpo ha vivido desde antes de ser.
Recuerdos de plantaciones,
los muertos en la tripulación,
océanos Índico y Atlántico.
Y cuando no reconoció a su hijo,
llamó a su padre,
los huesos de su padre en lo natal,
la tierra que visitó imaginariamente.
En el cuartico de Centro Habana,
paredes que resguardaban
a la más importante sociedad china,
así palpó los restos de su abuelo en la piedra.
Y cuando no soportó las telas,
sus manos pulsaban una lanza imaginaria,
sujetándose al dragón.
Y cuando sus pies no toleraban calzar zapato,
llevaba botas finas y puntiagudas,
y con pasos rigurosos atravesaba el escenario,
se ocultaba detrás de los telones,
buscaba la luz,
la Plaza del Vapor,
la pelota roja.
Y cuando todo olvidó,
o sus nietos asumían que había olvidado,
ella actuaba en la ópera china,
latente en
ojos,
manos,
boca,
codos,
axilas,
barbillas,
dedos del pie.
Y cuando el pellejo se endurecía,
abrazaba a la hermana,
esa hermana que era un príncipe en escena.
Y cuando las córneas azulosas se cerraron,
abrió los ojos en el precipicio,
maquillándose en las penumbras del callejón.
Y cuando celebraron su muerte,
más allá de la razón y el espíritu,
la cantante olvidó lo desvaído
para vivir otra vez en la ópera china.
[i]Véase respectivamente, Percy B. Shelley. «En defensa de la poesía» y T.S. Eliot. «La tradición y el talento individual», en El Placer y la zozobra. El oficio de escritor, UNAM, 1996, pp. 26 y 167.
[ii] Nara Mansur. Nota de contracubierta del libro.
[iii] Larry González. «Años de hormigas…», La Gaceta de Cuba, n. 5, sept. – oct., 2018, p. 62.
[iv] – Timmer, N. (2024). «Extinción o supervivencia de las especies: hormigas, tataguas y mosquitos en la obra de Martha Luisa Hernández Cadenas». 452ºF. Revista De Teoría De La Literatura Y Literatura Comparada, (30), 165–181. https://doi.org/10.1344/452f.2024.30.9.
[v] – MLHC. Ob. cit, p. 12.
[vi] – Pura López Colomé. “A la altura de sí mismo” en Seamus Heaney. Obra reunida. Trilce ediciones, México, 2015, p. 21.
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