
Omar Pérez
Poeta de amplio registro expresivo. Su poesía comparte inclinaciones civilistas que hacen notar también poetas como Carlos Alfonso e Ismael González Castañer. Lo acompaña, lo empuja una fe que el mismo crea, y que, por ende, aborrece todo aquello que se le intente vender con significados. ¿Para qué? Si él es capaz de crearlos.
Por consiguiente, su poesía muchas veces se aleja de lo poético pues «lo poético es lo contrario de la poesía […] lo que aparece como poético en una cultura quiere decir que ya fue asimilado, deglutido, organizado». Y aquí «de lo que se trata es de hacer poesía inventando algo que no era poético pero que puede ser poético».[i] Cultiva una poesía que siempre fue inquisitiva, cuestionadora y de instinto antropológico. Ayer, un tanto más mordaz, hoy más sabia, humana y lúdica.
Por eso somos alertados contra las apariencias, pues en la mesura, en las buenas maneras, en la aceptación también pervive lo falso. Sus poemas nos adentran en los insondables mundos que trazan asuntos como la identidad y la comunicación, y las disímiles relaciones que entre ellas se establecen, pues se aspira al entendimiento común entre las personas más allá de su lengua materna, a través de una combinación entre el español y «la revelación de palabras que introducen otros lenguajes». Dicha comunión tiene como premisa la preocupación por la lengua y la estela viva y mutable de sus significados, asuntos que podemos apreciar en todos los libros anteriormente publicados por Omar Pérez.
Y en aras de ella se buscan nuevas vías, por ejemplo: el autor echa mano a todos los resortes que ponderan y saborean la oralidad, dígase la vuelta a la rima, el reflejo de la copla callejera y la tonada —quiere unir canto y conocimiento, algo propio de la poesía popular, cuando no pareciera estar de moda— el término y la oración religiosos, el desvío o recombinación de la sintaxis de un refrán en busca de un nuevo conocimiento; la invención de palabras, o el despliegue de un virtuosismo que toma cuerpo a través de la improvisación preñada de sabiduría, donde aflora inevitablemente el espíritu de los Versos sencillos de José Martí, o el instinto lúdico[ii] a través del cual fructifica la creatividad, la elocuencia, la profundidad y la eficacia expresiva.
En estos poemas la oralidad en sus bordes traviesos apunta a lo cubano, a la copla callejera que Guillén bien reflejó pero con temas más espirituales.[iii] El poeta mezcla ciertos sesgos de la poética de Pound y Eliot con el lenguaje popular e incluso el tono criollo y mulato de la poesía de Guillén para hablar de libertad —tema capital del libro y me atrevería a decir que de la poética del autor—, trazar una filosofía que recurre a lo lúdico como parte de su urdimbre —pues desenfado y rigor se unen a la hora de abordar el lenguaje—.
En tal sentido hallamos un salmo que es un son. Tal concepto de libertad conlleva una identificación tan fuerte del ser consigo mismo que en ello radica uno de los pilares de su identidad. El cuerpo, el ser, la libertad y las maneras son una misma cosa. La vileza y el egoísmo del mundo convidan inevitablemente a inventar la maravilla en tu cuerpo, el castillo en ti mismo sin miedo.
Por eso en su obra se enuncia que la existencia por sí sola tiene sentido, sin esperar nada de nadie, ni albergar o figurarse grandes expectativas, respirar como opción suficiente, suprema, bordadora de vida. En un mundo tan perverso solo te queda ser bueno y construir tu mundo: el que levantas tú sin la bondad ajena.
Verdades que a primera vista pudieran resultar amargas nacen aquí en forma de canción junto a marcas de la filosofía Zen que permanecen, y toda la agresividad que pueda pervivir es la que describes tú con tu cuerpo para alcanzar el saldo que el mundo «debe ofrecer». Pues el mundo mejor forma parte del mundo peor y viceversa, y ser bueno es la única postura que, aunque parezca increíble, pudiera dar algún destino o dividendo.
En aras de comunión, fe y entendimiento se construye esta poesía y toma cuerpo esta poética. Aquí la poesía es ritmo, entonación, cadencia, canción, copla que pasa, nombre que suena, procesión de nombres que desfilan por la mente con todos y ningún sentido, pero están y avanzan; eticidad que se percibe con las palabras de todos los días, con las metáforas que me permite construir el ámbito del asere; esencia de lo cubano: lo grave y lo ligero dando vueltas en su naturaleza.[iv]
Son muchos también los guiños a la tradición, palpables en varios rezumos de su poética, emparentados con las relaciones que se establecen entre existencia y creación y verdad y belleza, lo fructuoso del dolor, y la poesía y la vida como lugares para el sentido sin condicionalidad.[v] El afán comunicativo o la honda comprensión en estas páginas prueban que la poesía, como decía Coleridge, es la facultad que permite al hombre el más pleno conocimiento del mundo a través del equilibrio y reconciliación de cualidades opuestas y discordes: de lo igual con lo diferente, de lo general con lo concreto, de la idea con la imagen, de lo individual con lo típico, de la sensación novedosa y reciente con objetos antiguos y familiares, de un estado superlativo de emoción con un nivel superlativo de orden. Entre el instinto humano, superhumano y la curiosidad o la ansiedad lingüística, transcurren los afanes de esta poesía.
Datos del autor

Poeta, crítico literario, ensayista y traductor. Nació en La Habana el 19 de febrero de 1964, graduado de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad de la Habana (1987), ha realizado estudios de las lenguas italiana y holandesa.
Obras publicadas
- Algo de lo sagrado.
- Oíste hablar del gato de pelea.
- Lingua Franca.
- Canciones y letanías.
- Crítica de la razón puta (Premio Nicolás Guillén de Poesía, 2011)
- La perseverancia de un hombre oscuro (Premio Nacional de la Crítica, 2000, en la categoría de ensayo).
- Lo que es. Poetas de la lengua neerlandesa.
Selección de poemas
La victoria de los desobedientes
En la multitud
un hombre ha pateado disimuladamente una paloma
muchas veces antes de recogerla.
Hay una sola vida y la envolveremos con escamas
hay una sola vida y la cubriremos con las palabras de otros
la palparemos disimuladamente varias veces
antes de decidir que la queremos.
El despelote
Matar no te hace verdugo
comer no te hace caníbal
volar no te hace paloma
ni discurrir te hace almíbar
Soñar no te hace quijote
singar no te hace feliz
flotar en el despelote
como un árbol sin raíz
Brotar como hace la yerba
como hoja en el tocón
ser para la mosca, mierda
y para el niño canción
Saber la verdad que encierra
la angustia desarrollada
la misma verdad: la tierra
sabe a tierra y sabe a nada
Quería la vida muerta
de una vez, para dejarla
quería cerrar la puerta
y lo que hago es quitarla.
La melodía del código
Después del baño se recuerda preferiblemente a los padres se recuerdan sus mejores lecciones y las úlceras que les impidieron reposar. El número favorito de las madres es la suma de hijos, el del padre es la cantidad de años que demore en merecer la muerte El padre lo enseñó a suspirar y lo adiestró en el variado uso de las manos, la madre le enseñó a no embriagarse nunca fuera del recinto. Así la ternura del guerrero, La ferocidad a manera de bruma estropea las pupilas del hijo pródigo.
Los responsables no somos nosotros
Hay un indigente que duerme junto al cajero automático los responsables no somos nosotros hay un candado en la puerta de cada escuela, de cada jardín hay rejas en los balcones los responsables no somos nosotros hay un teléfono que llama y no recibe, hay un teléfono que recibe y no llama, los responsables no somos nosotros los monumentos huelen a orines, el pan huele a cucaracha el café huele a miedo los responsables no somos nosotros en el parque hay cuatro niños, junto al parque hay 40 condones los responsables no somos nosotros el niño y el adulto se miran con suspicacia el negro y el blanco se miran con rencor la mujer y el hombre se miran con hastío los responsables no somos nosotros el zapato que compras tiene una piedra en su interior la casa que compras tiene un ladrón en su interior el auto que compras tiene otro comprador en su interior la máscara que compras es el rostro de tu vecino los responsables no somos nosotros reparar el pavimento es complicado, cortar el árbol es simple los responsables no somos nosotros del techo gotea alcohol, de los desagües rezuma amoniaco de los muros brota alambre de púas, los responsables no somos nosotros el custodio conversa con el custodio en el idioma de los custodios el delincuente conversa con el delincuente en el idioma de los políticos el creyente conversa con el ateo en el idioma de los siquiatras los responsables no somos nosotros en la televisión se tratan de maestro a maestro en la calle se tratan de ignorante a ignorante en la escuela se tratan de víctima a víctima los responsables no somos nosotros hay miles que gritan viva viva viva hay millones que callan callan callan los responsables no somos nosotros con las lápidas se hacen mesas para las cafeterías con las bisagras se hacen tarjas para los dignatarios con los testimonios se hacen telenovelas los responsables no somos nosotros en un páramo se perdieron 7000 vacas en un estadio se perdieron 7000 toros hay un martillo de aplastar testículos a la puerta del mercado los responsables no somos nosotros dado que no somos los responsables justo es que tampoco seamos nosotros.
[i]Edoardo Sanguinetti en Entrevista a Guillermo Piro. Archivo 3 puntos. Blog El palenque, Julio de 2007.
[ii]Dicho instinto toma cuerpo en varias de las intertextualidades que percibimos en el libro, sobre todo en las martianas: «el amor, Dante, a la tierra/No el apego del veterani». «“Dante’s Fool” /El amor, madre, a la tierra/ veamos si es fácil apagarlo…» «Etnos». En estos puentes con Abdala apreciamos la violencia sintáctica de silenciar un sujeto, un complemento y comenzar otro período por la porción que le parece más intensa
[iii]Véase el poema «Buffalo Flamenco»: La Metafísica/La Metaespíritu/La meta meta/Dónde la meto? / Dónde la meto? / Plata y picante/ Me prometiste/ Luna y alambre/ tú me dejaste/ tú me dejaste/ La Metafísica/ La Metaespíritu/ La meta meta/ Dónde la meto?/[…]/ En la fiesta del Caballo/Donde yo te conocí/ La fiebre tuvo su término/ Pero no la calentura/Pero no la calentura.
[iv]Consúltese los poemas «Martí.doc» y «Maceo.doc».
[v]«como un niño que corre a contárselo todo a su abuela/La repugnante tarea de escribir/Y el reverso debe ser tan bello/ Como el verso, caramba». «Balade (Promenade). Pues, como sabes, el destino/incruento del logos/ es hallar en la vida una ceniza ardiendo», «Etnos». «Qué harás con tu/ juguete de estilo, / tu estilete/ pues a ti, el escudo, la llave o trozos de basura/ no te importan. / Sin ritmo, cero comida/Ni madre que se la meta». «He vivido el jolgorio de las letras».
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