La obra Heredades, de Jorge García Prieto, Premio de Poesía Hermanos Loynaz en 2022, fue publicada por Ediciones Loynaz y presentada en la Feria Internacional del Libro de la Habana en 2024. En ella, como se lee en la contraportada, «los ojos del poeta carcomen y luego son socavados por la crudeza un hombre de estos tiempos caóticos, lleno de dudas, de gritos al vacío. Sin embargo, la ceguera no persiste y en antítesis, una vez escrita la poesía, la mirada se agudiza ante el dolor cotidiana, ante la añoranza de un pasado benévolo y un presente que no deja roer… ».
Es el país una palabra recurrente y filosa, una pronunciación constante en los labios de quien sangra. La madre arropa y también ayuda en las heridas, así el hijo, los abuelos…
Heredades I
Antes de entrar lávese el país
Aquí arden las estrellas sobre el látigo. Restriéguese las manos en la cara hasta quedar sin nada entre los puños. Borrado tu país serás perfecto. Serás el llanto de aquel recién nacido que no logra escapar ni permanece.
Padre tiene un clavo oxidándole la ingle
Cuando me exhumes, hijo, husmea con un palito entre mis restos y si el óxido te da un salvoconducto, guarda el clavo. Hazte un dije, un punzón de sábado en la noche o simplemente: guarda el clavo. Su rebotar en el hormigón no pude verlo; al perforarme no dolió, y en el momento de picar para extraerlo, llegó un anciano al que tuvieron que amputarle las medallas. Era una urgencia azul y regresé a destiempo con la radiografía. Busca el imán, ¿lo notas?, solo cuando llueve y es abril molesta un poco como si el capullo de grasa que lo envuelve comenzara a cuartearse. Cuando me exhumes, si la realidad te deja, Apriétalo bien fuerte. Es un orgullo poder dejarte algo.
El pan de mi abuela muerta
Treinta personas en la fila
Intento adivinar si despertaron prestos a devorar el pan de sus difuntos. Salgo de mí para adentrarme en todos. Han venido a comprar la muerte propia. Es un juego de roles morir de esta fila.
Querido diario:
en un descuido madre mordió el pan más doloroso. Ella tiene en los labios la carne de la almendra, dos labios encerrados en un óvalo, aplanándose; dos labios transparentes cuando traga. Cierra la almendra su antifaz de pulpa colorida y destrozo a poemas los umbrales.
Koniec
Jugos búlgaros
Melocotones en almíbar. Carne deshilachada… La madre patria hizo estirar mis huesos. Recuerdo la primera vez que sentí hambre me dije: «este sentirse como un cartón mojado debe ser hambre…» Los niños no entendíamos por qué el carrusel se iba deteniendo. Nunca antes tuvo un animal a nuestro amparo tanto vidrio en los ojos.
Los camaradas del imperio soviético
me trajeron un chaleco ANTIMPERIALISTA para que el imperialismo no pusiera en mi boca sus McDonalds ni me sentara sobre el cuero remachado de una Harley o me silbara un blues y bailé polka, kadril, polianka y vi tremenda la Ural y la Karpaty y destapé latas de Spam ruso y hasta chupé mis dedos. Yo fui al cosmos montado en un cohete Y fui a la guerra montado en un burrito. En un lugar de La Siberia, «en cuyo nombre no quiero congelarme», tejieron mi chaleco, pero en el trópico es vocación andar semidesnudos y eso, se aprende pronto. Como los sueños son una Matriuska atornillo un motor de Susuki en mi Karpaty. En Harleys pasan los hijos de los futuros héroes, porque son buenos. Sobre el cuero lustroso y remachado de las Harleys, pues son mejores. ¿Acaso serán imprescindibles, serán el hombre nuevo? Yo y mi perro miramos las estrellas. ¡Que bellas las estrellas! Escribo un hokku, nos rascamos el día… «Adiós Sandalio, vigilia cualquier astro que Aterrice, solo lo malo desciende con premura. Voy a dormir». Good bye Záijián Koniec.
Casi
I
Les traigo dos noticias la mala es que no tengo cigarros. La buena es que acabo de comprar un cuchillo.
II
Para los vampiros el ajo la cruz, la estaca… ¿y para el poema? ¿Con qué ahuyento al poema?
VIII
De niño me comía las gomas de borrar y nunca me borré por dentro.
Heredades (II)
Todos los días aparece un sobre
sin que lo pida sin que nadie lo traiga. Es el salario destinado a este oficio de escribir. Lo recojo lo mastico. Un sobre con las raíces del dolor creciendo dentro. Debo cambiar de oficio. Los vendedores no comprenden que el dolor sea mi única moneda.
Encima del implante hay demasiado quinto mundo
Uno está pobre de aparatos… un parche de isla en cada hueso y el esternón bloqueado en las dos puntas y los viejos aún vivos sobre el colchón nupcial. Cuando ambos se mueran dejaremos el catre. La herencia es esa cama las manchas sin nacer. Muchaches… Ya se exilió hasta el chivo. ¿Lo han visto masticar la mejor hierba la hierba de estación? Si lo ven lo saludan desde mi destemplanza le dicen que mastique que no se me atragante que pronto tendré cama donde reír decrépito que estoy mejor que nunca que estudié algo tremendo pero perdí los dientes.
Me quedé por Marbelis
y me dejó por uno que se tiñe de amarillo el pelo. Me quedé por mi hijo y no me habla, me quedé por el parque, por sus farolas y no queda ni el busto. La hierba devoró los bancos, la oscuridad secó cada yagruma. Me quedé por respirarle a la ciudad Lo que hoy no existe, por el perro que se llevó Zoonosis; (le agarró una pierna a mi abuela acostada en el silencio), por los amigos que definitivamente terminaron marchándose. Ya no sé qué vender para que Madre coma. Una sola camisa y 16 suicidas contando los botones. Me he fumado la biblia. Quizás debí quedarme tranquilo en el pasaje y mi hijo me hablara y mi madre comiera, pero no habría escrito los poemas que ahora recitan los muchachos. Perdóname «pan nuestro que estás en el insomnio». Perdóname viejita, me quedé junto al al cuervo que fecunda tu vientre. Hoy venderé el espejo, cenaremos sus vidrios dispersos en el níquel. Perdón, no está el espejo, Ayer nos lo comimos después que te miraste.
Sobre el autor
Jorge García Prieto (La Habana, 1979), más conocido en redes sociales como Poe Cid es poeta y promotor cultural. Ha obtenido diversos premios en certámenes de poesía, entre ellos se destacan el Premio Nacional de Décima Francisco Riverón Hernández, 2017; Premio Ciudad del Che de Santa Clara, 2022; Premio de Décima Cucalambé, 2023. Tiene publicado los libros Poemas subsidiados (La pereza, USA, 2013); Errático animal (Montecallado, Cuba, 2018); El lado sano de la lágrima (Ediciones Laponia, USA, 2019); Viejo corazón de siempre (La palabra, México, 2023); No compres mis palabras (Ediciones Médanos, USA, 2023). Textos suyos aparecen varias antologías y revistas de Cuba y el extranjero.
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Ver también en nuestro Portal: Heredades o «… Este don de conocer la voz de todo lo que corta»
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