El poemario Trazados en el mapa, de Pedro López Cerviño es un texto donde coexisten los amores, los amigos, los desarraigos, los sueños y los despertares. Fue publicado por la Editorial Oriente en 2008 y está organizado en cuatro partes: «Dentro del piano», «Cartas a Eros», «25 Epidramas y algunas especies más» y «Los bebedores de Tifei». El jurado, que otorgó el Premio José Manuel Poveda a este cuaderno en 2007, lo integraron los escritores Norberto Codina, Roberto Manzano y Mireya Piñeiro.
Pedro López Ceviño (Santiago de Cuba, 1955) tiene publicados los libros Nueve sueños de abril, 1978; Otra historia de abril, Editorial Oriente, 1989 (en coautoría con Oscar Ruiz Miyares); No se puede matar al timonel, Ediciones Extramuros, 2002 y Oreja de campesino, Ediciones Santiago, 2005. Sus poemas aparecen en varias publicaciones periódicas y en antologías nacionales y extranjeras.
Cuando le preguntaron a López Ceviño si era solo un poeta, dijo: «No solo de poesía vive el hombre. ¡Qué más quisiera yo!». Por lo pronto, disfrutemos de su poesía recogida en Trazados en el mapa.
Dentro del piano
Solo de Anastasia
Fuera de mí habitan ustedes. Ardidos de tantas esperanzas. Víctimas de la gula y la lujuria. Hurtadores, muchedumbres, armados, también Victimarios es decir: Maravillosos Pecadores infinitos. Sapientísimos de lo cotidiano, y la minúscula presencia de la sombra. Roedores del mango y la guayaba fantasiosos en el túmulo del sexo. Olfateadores de todo lo que huele. Perseguidores del rastro hacia las divinidades. Comunes y ordinarios. Fuera de mí habitan ustedes en su país de húmedo grumo y de papel de mapa. Rebautizados sin nombre perseguidos sucesivos del fuego y su ceniza de la carne y su hueso de la vida y su muerte. Fuera de mí, habitan ustedes partículas de la finitud dioses de la luz del mediodía sedientísimos de lo resurrecto. Prójimos de sí, del sendero inacabable de la huida milagrosa. Fuera de mí, de mis fronteras de mis límites precisos de mis equinoccios de mi mínima historia del lado de allá habitan ustedes. Tan solos, sin mí.
Carta de Eros
El hallazgo reciente. La finitud. El borde. El acertijo. La luz desconocida. ¿Cuánta frontera traslúcida se rompe en el deseo? ¿Cuánta llama se prende en los atajos del cuerpo? ¿Y el rumor de los huesos? ¿Y la maniobra del ojo tentador? El aparecido. La cabeza sin jinete desollador. El escondite, la caverna divina de los ritos. La sospecha. El diente que se hinca en las mejores carnes. Tibios banquetes del ocaso. Acaso como un gesto de nieve sobre el fuego. En la otra vida tal vez tuvimos juntos un romance precoz. Quise decir procaz, oculto. Adúltero y mojado en los flujos espesos de nuestras juntamentas. Ahora no somos lo que fuimos ayer: Herviduras de antaño apenas parecemos. Caminantes eternos. Arqueros transexuales nos apuntan sin tino. Aciertan solo a veces. Vivimos en huidas perpetuas. Aquellos nos persiguen con la única meta de que huyamos. De la luz y las sombras, de la voz y el silencio, de la hoguera y el hielo. Del fruto y la semilla, de los aullidos de los lobos hambrientos de esternones y páncreas. «Deseando pues que al recibo de esta te encuentres bien… La Habana, 2005
Mientras tanto
Isabel López Hamze
Princesa de mis sueños
Madura la cereza en el pináculo los pájaros la acechan le rondan aviesos disfrazados. Debajo, los niños le disparan pedradas que yerran y dan contra los vientos. Casi monolíticas las hormigas preparan el sitio, miden agrimensoras el lugar del mordisco, quiero decir, la exactitud de la muerte que da vida a otros. la brisa bambolea gravemente la rama como un juguete extraño que pende verde. Mientras tanto, irreversiblemente, madura la cereza.
25 Epidramas y algunas especies más
II
Las piernas de los niños existen.
Gracias a ellas habrá
Nuevos caminos.
XX
Es cierto que en un grano de maíz cabe toda la
gloria del mundo.
Sobre todo, si lo sembramos.
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