Estos versos nos hablan de la devoción y el amor del poeta por su tierra natal. Son esa misma devoción y ese mismo amor los que la ciudad de Camagüey y su gente le retribuyen a este poeta insigne de las letras cubanas. Por eso existe acá un prestigioso premio que lleva su nombre y que en treinta ediciones nos ha legado libros para no olvidar.
Dórmiti mi nengre es un texto mágico por toda la buena energía que ha generado desde su gestación y por las barreras que ha derribado desde la idea inicial, pues como asevera la escritora camagüeyana Evelin Queipo, en las palabras de contracubierta «la editorial Ácana le debía un libro a Emilio Ballagas” y yo diría que se lo debía especialmente a su obra poética, por eso le dio vida a esta selección hermosa de poemas bellamente ilustrados para que los niños puedan darle color.
Se afirma que Ballagas no escribió poesía infantil. Escribió poesía. «Así es como debe hacerse escribir no más lo que se desea y que sean los lectores los que se apropien de los textos sin importar su edad». Me enamora esta invitación de Evelin a que grandes y chicos leamos juntos un texto disfrutable en todas las etapas de la vida.
El sugerente título llega a nuestras manos, luego de una larga espera, como un reconocimiento a la voluntad de quienes lo soñaron, como un luminoso regalo al XXX Premio Nacional Emilio Ballagas que recientemente cerró sus cortinas y que en Camagüey se vivió con gran intensidad.
El texto, que cuenta con las ilustraciones de Ismael Cabrales y la edición de Yexi López, lleva también un atractivo diseño de cubierta a cargo de Daniel Leyva que le da una gran belleza. Comparto con ustedes el breve poema «El sueño» y deseo que su magia los invite a comprar este libro soñado que los hará soñar.
Muy despacito y de puntillas/ viene el Sueño. /De corcho las zapatillas/ y el dedo/ sobre la boca —¡Silencio! — / tocando las naricillas. ¡Qué sueño!…/ ¡Me duermo!
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