En julio de 1991 se terminaba de imprimir el primer libro de Ediciones Loynaz: Un dulce olor a azahares, bajo la autoría de Aurora Martínez y editado por Bernal Castellanos. Este texto de literatura infanto-juvenil, contaba, además, con una imagen en su cubierta del artista de la plástica vueltabajera Silvio Martínez.
La fecha se tomó como referente para festejar el aniversario de la casa editorial que ya arriba a su 32 aniversario, y que ha organizado un programa de actividades que se extiende desde este seis de julio y hasta el venidero 14 de julio.
Entre las propuestas sobresalen la peña Cultura y Deporte, prevista para el día 10 con la conducción de Juan Antonio Martínez de Osaba y la presentación del libro electrónico Siete Magníficos del Béisbol Cubano.
El 11 se inaugurará la exposición de Gabriela Hernández Blanco Agua viva, una muestra personal de ilustración monocromática inspirada en poemas del libro Juegos de Agua. Versos del Agua y del amor, de Dulce María Loynaz.
Ese mismo día será la tertulia Versos, en la que Alberto Peraza presentará Meditaciones, de la autoría de Carolina Mora.
La peña literaria infantil La Rosa Blanca y la campesina Isla Mía tendrán lugar el 12 a las 9:00 a.m. y a las 2:00 p.m. respectivamente; en tanto, la tertulia Juevinas será el día 13, y Cartas que no se extraviaron reserva espacio para el día 14, bajo la conducción de Fidel Valverde.
Luis Enrique Rodríguez Ortega, director de la editorial, dialogó con Guerrillero sobre los primeros años y posterior desarrollo de la editorial. Dijo que en 1991 sólo se publicaron cuatro títulos, los cuales fueron impresos en un taller de la Empresa Gráfica de Pinar del Río.
Destaca el director que fue un trabajo muy fuerte, pues no contaban en esa época con editores ni ilustradores. Resumió que en los primeros 10 años de la editorial fue esencial el apoyo de la Gráfica y del Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz, que había sido creado un año antes.
«En toda esa época hubo un proceso muy fuerte encaminado a desarrollar la lectura. Se fundan editoriales en todas las provincias. No se puede ser escritor, si no se tienen muchas lecturas acumuladas», precisó.
«En esa década la Editorial tuvo 70 títulos y dos revistas y en el año 2000 Fidel tuvo la idea de entregar a cada provincia equipos, entre ellos una computadora, un escáner, impresora, guillotina y nacía así lo que se conoce como el Sistema de Ediciones Territoriales, o los libros Riso, nombre que obedece a la marca de las impresoras usadas, Risograph», apunta Rodríguez Ortega.
La «Loynaz» ganó también en recursos humanos: editores, diseñadores, ilustradores y ha sido desde entonces «la casa editorial de los escritores pinareños», asegura su director.
Esta idea de Fidel, señala, permitió que se pudiera publicar un mayor número de títulos y de autores. «Hoy no somos una editorial de provincia, somos de todo el país. El catálogo de Ediciones Loynaz es maravilloso, es la editorial que más publica la obra de Dulce María y de sus hermanos. Es una encomienda que tenemos, el Premio Cervantes nos donó toda su biblioteca y muchos de los bienes patrimoniales que atesora la Sala Museo», expresa Rodríguez Ortega.
Precisa, además, que Pinar del Río tiene escritores muy bien valorados por la crítica. Están Nersys Felipe, Nelson Simón, Ulises Cala, Luis Hugo Valín, Alberto Peraza, Rodolfo Duarte, entre otros. Casi todos los escritores pinareños han publicado con la «Loynaz» al menos una vez, afirma.
Como Sello Editorial tiene más de 11 colecciones consolidadas, por ejemplo, «Fausto», de narrativa; «Laurel», de Poesía; «Chicuelo» y «Brujita», de textos infantiles; «Raíces», de Historia; y una colección de Ciencia y Técnica, que publica títulos en los que se lleva la ciencia en función de los lectores, de una manera amena.
En la actualidad, Ediciones Loynaz publica también libros digitales y los comercializa a través de la librería virtual Ruth. «Hoy muchos jóvenes leen en formato digital y tenemos el convencimiento de que el soporte impreso siempre va a existir. Nada sustituye a un libro nuevo y a su olor a tinta y papel», señala.
Concluyó sobre los destinos de la editorial:
El futuro de Ediciones Loynaz es continuar publicando a autores de todo el país, sin dejar a un lado a los pinareños. Existe una membresía de la Uneac y de la AHS muy valiosa, cuyas propuestas siempre se tienen en cuenta. Además, tenemos el apoyo del Centro del Libro y de la Dirección de Cultura para hacer cumplir la política cultural y editorial cubana, con la certeza de que aquí se publica buena literatura y se lleva hasta los lectores un texto de calidad en cuanto a estética y contenido.
***
Tomado del periódico Guerrillero.
Visitas: 15
Deja un comentario