En La Cabaña, en tiempos de Feria, hay un sitio que nos permite reencontrarnos con toda la Isla. Una suerte de aleph —ese punto en que se concentra todo el universo según Borges— que permite reunir con la mirada mucho de cuanto se publica a todo lo largo de la geografía cubana. Ese aleph está en el stand del Sistema de Ediciones Territoriales.
Un sistema creado hace poco más de una veintena de años, de acuerdo con una idea del Comandante en Jefe Fidel Castro, con el propósito de dar visibilidad a decenas de escritores que viven en provincias. Que no tuvieran que esperar años para que alguna editorial nacional pudiera poner sus obras en manos de los lectores.
Y gracias a tal empeño, hoy suman millones los ejemplares y miles los títulos publicados por esta red conformada por 22 editoriales entre las que pertenecen a los Centros Provinciales del Libro y la Literatura, y a la Asociación Hermanos Saíz. Más allá de estadísticas, sin embargo, la importancia de su quehacer estriba en el desarrollo del movimiento literario, por un lado, y de editores, diseñadores y demás profesionales del libro, por el otro.
Pero es mucho más, porque estos sellos también publican a autores de diversas regiones del país, facilitando así el intercambio, el conocimiento, los vínculos entre los escritores de toda Cuba, en particular los más jóvenes. Incluso ahora, en tiempos difíciles, no se han detenido e incursionan en la producción de libros digitales y los audiolibros.
Ciertamente, algunas de estas editoriales han navegado con mayor fortuna, pero todas aportan, todas conforman esa pieza —según palabras de la desaparecida Teresa Melo— que faltaba en el mapa de la literatura cubana. Y juntas consiguen que ese estand de La Cabaña, sea uno de los más atractivos y visitados. O como decíamos al principio: lo transforman en otra versión del aleph.
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