Papel craft y visualidad única indican en el gigantesco estante la presencia de ejemplares de Ediciones Vigía, que este 25 de abril cumple aniversario de su fundación, y por si quedaran dudas, un quinqué se abre paso en medio de los colosos del conocimiento para acentuar la sección que en el librero de Lina y Artiles agrupa a varias de las obras pertenecientes a esta editorial.
El vínculo con la institución aseguró Lina Esther García-Oña surgió de forma natural; «trabajaba en la Dirección Municipal de Cultura en Matanzas atendiendo el sector de la Literatura, desde los inicios estuve relacionada con el centro, primeramente cuando se fundó en ese espacio la Casa del Escritor que constituyó el preludio de lo que más tarde sería Ediciones Vigía».
Con invitaciones y plaquettes que se producían por medio de un mimeógrafo con un stencil, comenzó la labor en la emblemática editorial, a lo que posteriormente se sumó la publicación de 200 ejemplares manufacturados de cada título, entonces la labor se multiplicó, agregó.
«Al terminar mi jornada laboral en Cultura, iba todos los días a Vigía y lo mismo rasgaba, que pintaba, que ponía un cordelito o iluminaba, me llevaba trabajos para adelantar el fin de semana desde la casa, ayudaba en lo que fuera necesario y nunca lo sentí como un reto porque lo hacía con placer».
Forjados con diferentes manos estos libros se caracterizan por poseer un sello distintivo, cada uno diverso en cuanto a creación, una pluralidad tan amplia como la naturaleza del hombre, pero que sin dudas los hacen especiales, «habían cosas que no me atrevía a realizar, no soy muy diestra y los materiales no se podían desperdiciar».
«Para Vigía todos los ejemplares resultan importantes, tanto los del escritor reconocido como los de quien empezaba, la primacía consistía en que todos se sintieran orgullosos de lo que publicaban y mantener en alto el prestigio de la editorial».
A decir de la especialista en literatura, cuando las obras eran de la autoría de poetas como Cintio Vitier, Fina García Marruz o de Retamar, la presión era mayor, quizás sin quererlo se le ponía un extra, igual ocurría cuando el escritor vivía fuera de Matanzas y no podía seguir de cerca el proceso de creación.
José Artiles Valdés rememoró con agrado los años en que contribuyó al quehacer de la editorial: «en varias ocasiones realicé gestiones para ayudarlos con el papel que escaseaba, recuerdo cuando publicamos allí en cartucho el poema “Con tantos palos que te dio la vida”, de Fayad Jamís».
Ediciones Vigía ha sobrevivido a tiempos difíciles desde su fundación el 25 de abril de 1985, y al cumplir sus 38 años de fundada se mantiene firme frente a un contexto mediado por limitaciones económicas, con materiales que se han encarecido y con el incremento del uso de las nuevas tecnologías en su variedad de literatura digital.
«Para continuar su legado en medio de este complejo escenario, el reto de la institución está con ella misma, saltar sus propias limitaciones, renovarse y reinventarse con éxito, y para ello cuenta con el empeño incansable de su directora Agustina Ponce, quien vive para Vigía», expresó García-Oña.
Lina desliza la mano sobre el libro que había sostenido durante la entrevista; Andar la Luz, Biografía de Ediciones Vigía que recoge las memorias de 1985 a 2006, con satisfacción afirma «este espacio acoge lo mejor de la literatura nacional y universal, una labor que ha mantenido en la cima el compromiso con el arte de las letras».
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Tomado del periódico Girón
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