La solidaridad cubana por una República Dominicana libre de la dictadura trujillista (1944-1945)
Eduardo Chibás emergió como un líder político nacional de rango oficial cuando en 1944 asumió su cargo de senador por el Partido Revolucionario (Auténtico). Entonces se abrió para Cuba una nueva etapa con la esperanza que en amplios sectores de la población cubana generó la victoria del candidato auténtico Ramón Grau San Martín. Si bien es cierto que a la larga este gobierno generaría una creciente decepción en esas propias masas, dentro de sus primeros años de ejercicio se mantuvieron vivos en la opinión pública nacional los ideales continentales favorables a la democracia y la justicia social. No obstante, fuerzas reaccionarias y oportunistas actuaban solapadamente para impedir que ese proyecto de transformaciones de corte nacional-reformista se cumpliera combatiendo a uno de sus más preclaros líderes: Eduardo Chibás.
Por otro lado, debemos destacar que en esos años algunos países progresistas de la región impulsaron importantes iniciativas dentro de las organizaciones hemisféricas para contener los desmanes del régimen trujillista en la República Dominicana. Pretendían aislar a ese gobierno dictatorial y acordar medidas colectivas que lo persuadieran a iniciar pasos conducentes a un cambio político. Estos gobiernos de las Américas contrarios al tirano tenían en la mira de sus propósitos dos importantes conferencias internacionales convocadas para febrero y agosto de 1945 en las que se pretendían trazar un nuevo rumbo a la diplomacia mundial: las conferencias de Chapultepec y la de San Francisco.
Antes de que la Conferencia Interamericana de Chapultepec sobre los problemas de la guerra y la paz comenzará sus sesiones, diversas organizaciones revolucionarias movieron sus influencias para dirigirse al Ministerio de Estado cubano y conminarlo a condenar al régimen trujillista. Inició la campaña uno de los miembros del Consejo Supremo del Frente Unido de Liberación Dominicana, el Dr. Juan Isidro Jiménez Grullón, que intervino a nombre del Frente Unido de Liberación Dominicana expresando su confianza en que el tema de la dictadura de su país sería tratado cuando se examinara el caso de la Argentina peronista. La FEU, por su parte, encauzó una gestión ante el canciller mexicano para exhortarlo a que anulase la invitación de los representantes del régimen trujillista a dicha conferencia. La propia organización estudiantil se dirigió al jefe de la delegación cubana, canciller Cuervo Rubio, para exigirle reclamara la expulsión de la delegación trujillista y por último, remitió una misiva al Presidente de la delegación haitiana felicitándolo por su propósito de denunciar en ese conclave el atentado urdido por el dictador Trujillo contra la vida de su presidente. No obstante, la respuesta de Cuervo Rubio a la FEU no fue todo lo satisfactoria y clara que los jóvenes pudieran esperar: «Pueden tener fe en que Cuba asumirá en la Conferencia una postura progresista».[i]
En realidad la delegación cubana, de por sí algo heterogénea en su composición, no pudo asumir ese tipo de compromisos y debió enfrentar la acción de algunos cabilderos que presionaron para limitar su agenda de asuntos. Entre estos se encontraron el excanciller y líder del ABC, Jorge Mañach; el senador del Partido Liberal, Emilio Núñez Portuondo y el profesor universitario Herminio Portell Vila. La revista Bohemia reportó que habían tenido lugar «reuniones de carácter extraño» donde, por ejemplo, el Dr. Mañach propuso que la América Latina debía unirse en un bloque de gobiernos para defender sus intereses pasándole por encima a la observación «de alguien» en el sentido de que sería difícil conciliar las proyecciones políticas de gobiernos democráticos con los dictatoriales: «La unión no puede realizarse con gobernantes que repudian la democracia y oprimen sus pueblos». Estas conversaciones promovidas por Núñez Portuondo se efectuaron con posterioridad a la salida del embajador norteamericano Spruille Braden y a ellas no se convocó a ningún delegado oficial a la conferencia. Todo parece indicar que estos señores influyeron en la postura posterior del Ministerio de Estado que cuestionó la propuesta del presidente Grau para que Eduardo Chibás asistiera como delegado al encuentro en Chapultepec. Los argumentos eran que Chibás se había manifestado «muy descaradamente» sobre ciertos gobiernos latinoamericanos y en su residencia se había constituido el Comité Pro Democracia Dominicana integrado por diversos congresistas cubanos, se creía que «todo esto pudiera crear una situación difícil a la delegación que irá a México». Pero el presidente Grau se manifestó sorprendido y sus interlocutores prefirieron no insistir por lo que Chibás acudió finalmente a dicha cita.[ii]
[i] Encontrado en Bohemia, 25 de febrero de 1945.año 37, No. 8 p.30-31.
[ii] Encontrado en Bohemia 18 de febrero de 1945 año 37 No. 7 p. 28-29.
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