Publicado por primera vez en 1999, en vísperas del nuevo milenio, este libro sorprendente es un recorrido profundo, crítico, agudo e irónico, por los caminos de un mundo que el autor nos descubre «patas arriba». Es el mundo al revés que Alicia descubrió después de penetrar en un espejo, y que como nos dice Eduardo Galeano, no necesitaría atravesar si el inolvidable personaje de Lewis Carroll renaciera en nuestros días: le bastaría con asomarse a la ventana. Descubriría lo que el gran escritor uruguayo nos devela en sus páginas, organizadas a manera de un curso escolar con un programa de estudios dividido en seis etapas: «La escuela del mundo al revés», «Cátedras del miedo», «Seminario de ética», «Clases magistrales de impunidad», «Pedagogía de la soledad» y «La contraescuela».
En la «Escuela del mundo al revés», que Galeano define como la más democrática de las instituciones educativas, pues no cobra matrícula y dicta gratuitamente sus cursos a todos y en todas partes, «se enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo».
En las «Cátedras del miedo» se aprenden los procesos de globalización del miedo: «Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo; los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a la falta de armas, las armas tienen miedo a la falta de guerra». Es, como dice el autor, «el tiempo del miedo»: «miedo a los Iadrones, miedo a la policía; miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir».
Durante el «Seminario de ética» se aprende la actualidad del viejo proverbio: EI vivo vive del bobo, y el bobo de su trabajo, porque como escribió una mano anónima en un muro de Montevideo: «Al que trabaja, no le queda tiempo para hacer dinero».
En las «Clases magistrales de impunidad» se aprende qué es el poder, definido certeramente por un empresario argentino: «EI poder es impunidad»; que «la impunidad es hija de la mala memoria, porque cuando la memoria está de veras viva, no contempla la historia sino que invita a hacerla», nos dice Galeano, «porque más que en los museos, donde el pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos; y ella, desde el aire, nos respira».
La «Pedagogía de la soledad» se detiene en las lecciones de la sociedad de consumo colmada de «manjares de plástico, sueños de plástico. Es de plástico el paraíso que la televisión promete a todos y a pocos otorga […] En esta civilización, donde las cosas importan cada vez más y las personas cada vez menos, los fines han sido secuestrados por los medios, las cosas te compran, el automóvil te maneja, la computadora te programa, la TV te ve». Y también se ofrece un curso intensivo de incomunicación regido por el principio de que ya no es necesario que los fines justifiquen los medios. «Ahora los medios, los medios masivos de comunicación, justifican los fines de un sistema de poder que impone sus valores en escala planetaria».
Finalmente, en «La contraescuela» hay un soplo de esperanza. Porque como nos ha venido diciendo Galeano en las páginas de este libro magistral: «Está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela». Por eso en las páginas finales, el autor se permite una invitación al delirio, y se imagina otro mundo, donde los seres humanos puedan ejercer eI jamás proclamado derecho de soñar, porque «aunque estamos mal hechos, no estamos terminados; y es la aventura de cambiar y de cambiarnos la que hace que valga la pena ese parpadeo en la historia del universo, este fugaz calorcito entre dos hielos que nosotros somos».
EI mundo patas arriba se lee como un ensayo, o una crónica, o un reportaje, dotado de una fluidez narrativa apasionante, que no nos permite abandonar sus páginas enriquecidas con las pequeñas historias de los verdaderos héroes que para Galeano no son los que están inmortalizados en el bronce o en el mármol, sino que son «las gentes anónimas, desconocidas, que practican el heroísmo de la vida cotidiana y que son capaces de no sacrificar sus ideas, sus convicciones, sus principios en función de sus conveniencias».
Este es el nuevo libro de Eduardo Galeano, un hermano entrañable de Cuba y su Revolución, a las cuales los une una inalterable amistad de más de cuarenta años, y que la Editorial Caja China, del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso se enorgullece de publicar, en la seguridad de que está ofreciendo a sus lectores, un libro que sin lugar a dudas, se convertirá en un clásico de la literatura latinoamericana.
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Texto incluido en El libro de las presentaciones, de Eduardo Heras León, publicado en 2018 por Editorial Oriente.
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