Cada 20 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera, se celebra el Día Internacional de la Narración Oral. Se ha denominado también el Día de los Cuenta-cuentos, pues personas de diferentes partes del mundo cuentan historias reales o heredadas del imaginario popular de forma espontánea o a través de eventos de narración, con una temática predeterminada.
Entre el 18 y el 20 de marzo del presente año, esta vez en modalidad virtual debido a la situación epidemiológica, se desarrolla el Festival Internacional de Narración Oral Primavera de Cuentos, cuya edición está dedicada a la maestra cubana de narradores Mayra Navarro.
La Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNCJM) se precia en sus casi 120 años de historia de haber contribuido –de múltiples maneras– al desarrollo cultural de la mayor de las Antillas. Como institución que resguarda y procesa el patrimonio bibliográfico cubano y lo más representativo del conocimiento universal, pone su mira en los servicios de información y en la investigación de sus fondos y colecciones, pero a la vez funge como centro cultural donde confluyen las artes, la música, la literatura, y cuanta expresión incentive el crecimiento intelectual de los lectores.
De igual modo ha sentado las bases de la narración oral en Cuba, tanto en la formación de profesionales como en la publicación y adaptación de textos de la literatura cubana y universal, especialmente la destinada a las jóvenes generaciones.
El 14 de diciembre de 1959 la doctora María Teresa Freyre de Andrade –primera directora de la Biblioteca Nacional José Martí a partir del triunfo de la Revolución– inauguraba la Biblioteca Juvenil de la institución. Poco tiempo después, ante la creciente demanda de publicaciones de literatura infantil para los centros educacionales, a instancias de la doctora Freyre, se creó el departamento Filológico de Narraciones Infantiles conocido por todos como «el Filológico». La experiencia de la directora en la Biblioteca Juvenil de la sociedad Lyceum Lawn Tennis Club a finales de la década de 1940, con la impartición de conferencias sobre narración oral de cuentos, dio paso a la concepción del mencionado departamento.
El poeta Eliseo Diego fue designado jefe del Filológico, junto a un grupo de mujeres especialistas entre las que se encontraban María del Carmen Garcini, Mayra Navarro, Mirta Muñiz, Mercedes Murieda, María del Carmen Núñez y Alga Marina Elizagaray, si bien esta última se incorporó con posterioridad.
En el sótano de la Biblioteca, contiguo al departamento Juvenil, tenía su guarida el poeta, quien junto a su equipo abrió un camino para el desarrollo de la narración oral en Cuba. Uno de los propósitos principales era la adaptación de la literatura infantil y juvenil para su empleo en escuelas y bibliotecas de todo el país. Además, imperaba la tarea de capacitar a maestros y bibliotecarios en el arte de narrar cuentos, actividad que tiene sus propios códigos teóricos y técnicos.
Con ese sentido, del 1 al 5 de abril de 1963, en el horario de la tarde-noche, el Filológico desarrolló el Primer Seminario para Narradores y Adaptadores de cuentos en la Biblioteca Nacional José Martí. Las fotografías de la colección BNCJM muestran a la joven narradora Mayra Navarro impartiendo las clases a un grupo mayoritariamente de damas, reunido en el Salón de Seminarios de la institución.
Esa primera experiencia resultó insuficiente ante una creciente demanda de formación, por lo cual al año siguiente planificaron un Cursillo de Narración. Los organizadores publicaron la siguiente nota:
Dado el interés que existe actualmente en el país para las narraciones orales, el departamento Filológico de Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional José Martí, ha organizado un cursillo para preparar narradores y adaptadores de cuentos y leyendas. Dicho curso se ha limitado a un cupo de 40 alumnos, que han sido seleccionados mediante pruebas de aptitud, consistentes en la narración oral de un cuento y una prueba de comprensión escrita. El cursillo dará comienzo el miércoles 17 de junio de 1964 a las 6:30 pm, con una duración aproximada de dos meses. El objetivo de la organización de este cursillo es puramente cultural, aspirando tan solo a la preparación técnica de los participantes y sin que conlleve oportunidades de trabajo para los mismos1.
María del Carmen Núñez (Menchi) nos acerca a la labor del Filológico y al mismo tiempo evoca la maestría y el talento de su colega Mayra Navarro, quien llegó a la Biblioteca siendo una adolescente:
El Filológico realizaba investigaciones y adaptaciones sobre los cuentos a partir de obras de la literatura cubana y universal. Eliseo hacía las investigaciones y nosotros adaptábamos las obras, que luego él revisaba antes de ser publicadas. Éramos un colectivo pequeño pero muy valioso. Recuerdo a Mayra Navarro que empezó con catorce años y cumplió quince en la Biblioteca. Le celebramos la fiesta en la Biblioteca Nacional. Era muy seria, muy responsable, yo no podía creer que tuviera catorce años. Poseía una memoria prodigiosa, y gracia natural para la narración oral2.
Asimismo el testimonio de la investigadora y filóloga, doctora Alga Marina Elizagaray, expresa la utilidad del proyecto y su admiración por Eliseo Diego:
Aprendí mucho al lado de Eliseo y de otras compañeras como Mayra Navarro, Menchi, Wichi Guerra, María del Carmen Garcini. Hicimos un trabajo hermoso y necesario: adaptamos cuentos de grandes autores de la literatura universal, escribimos versiones. Eliseo fue el promotor de crear narradores y de preparar el material para poder narrar mejor. Esos fueron nuestros años felices3.
De suma importancia en pos de la narración oral resultó la publicación por la Biblioteca Nacional a partir de 1966 de la Colección Textos para narradores,que incluyó dos títulos principales en varios tomos: Adaptaciones de cuentos para niños de primero y segundo grados; de tercero y cuarto grados, y de quinto y sexto grados; y el valioso texto en seis tomos Teoría y Técnica del Arte de narrar.
El espacio «La hora del cuento», organizado de conjunto entre el Filológico y el departamento Juvenil, integró la experiencia práctica de todo aquel movimiento de narración oral impulsado por la BNCJM. Se daban cita alumnos de las escuelas de la comunidad y usuarios de la Biblioteca Juvenil. Cuenta Menchi que «se realizaba en un saloncito que tenía una alfombra en el piso. Los niños se sentaban en la alfombra o sobre cojines, y cuando eran muchos lo hacíamos en el teatro».
Una vez que el Filológico se fusiona con el departamento Juvenil, debido al traslado de Eliseo Diego para la Uneac a mediados de 1970, el espacio «La hora del cuento» continuó desarrollándolo dicho departamento durante décadas.
Si bien la narración oral en Cuba, y en especial el movimiento de narradores goza de buena salud – con la impronta de Mayra Navarro como una de sus principales artífices y musa– la semilla que sembró la Biblioteca Nacional José Martí en pos de la literatura infantil y la narración, constituye una pieza clave de un proceso cultural que amerita se rememore.
Señalemos además la importancia de una disciplina que incentiva desde edades tempranas la necesidad de escuchar con atención, estimula el gusto por la literatura y por la expresión oral como herramienta del lenguaje. Sirvan estas letras de homenaje y reconocimiento a la labor pionera de la gran casa de los libros cubanos en la formación y consolidación del arte de narrar cuentos, una experiencia hermosa y necesaria para la preservación de la memoria y las tradiciones culturales de los pueblos.
Notas:
- Cursillo de narración. Boletín Bibliotecas, Año ll, Núm. 3, mayo-junio 1964, p. 15.
- Entrevista realizada por la autora a María del Carmen Núñez, en su domicilio, La Habana, 20 de noviembre de 2020.
- Conversación telefónica de la autora con Alga Marina Elizagaray, 12 de abril de 2020.
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