El cuaderno de los disparates, del narrador Julio Travieso, es el título de la novela, publicada por Ediciones UNIÓN, para satisfacer las necesidades cognoscitivas y espirituales de los fieles amantes de la buena literatura cubana contemporánea.
Ese texto se apoya —fundamentalmente— en dos interrogantes signadas por una proyección universal: ¿Somos felices los seres humanos? ¿Nos sentimos frustrados, amargados o maltratados?
En las casi 300 páginas de esa obra, el lector descubrirá las respuestas gracias a las disquisiciones de un orate, que interpreta el papel del personaje principal de la novela; y al mismo tiempo, reflexiona sobre cómo devienen nuestras vidas para contestar dichas preguntas afirmativamente.
Por otra parte, propone como solución sus proyectos sui generis para lograr que alcancemos la felicidad (estado subjetivo del yo, que solo existe de nuestra piel hacia dentro, porque si la buscamos fuera de nuestro mundo interior, es igual que si tratáramos de atrapar una mariposa en pleno vuelo) desde las concepciones sustentadas al respecto por el personaje de marras.
Esos disímiles puntos de vista adquieren un carácter marcadamente delirante (morboso) e incluyen desde acabar con el matrimonio, reinstaurar los duelos, legalizar el suicidio como práctica cotidiana, prohibir la literatura y la historia (esta última por ser constructora de falsedades a partir de un mito), así como abolir la vigente programación socio-cultural que neurotiza el comportamiento del ser humano, son algunas de las alternativas defendidas a ultranza por el protagonista frente a la realidad contemporánea; mientras que, en medio de ese infatigable quehacer, trata de buscar a Jesucristo, quien —según sostiene— no murió crucificado, y culmina encontrando a Lucifer, que —de acuerdo con la psicología humanista— se halla agazapado en el componente instintivo del inconsciente freudiano.
Entre otros datos de interés, habría que destacar tres aspectos esenciales: es un libro único dentro de la escritura del veterano autor por constituir una obra de madurez intelectual y emocional, escrita en un estilo que la convierte en una suerte de divertimento; el enfoque temático la torna en una novela con una fuerte carga reflexiva sin que por ello resulte densa; y en su construcción resulta notable la influencia de Rabelais, Cervantes, Swift, Voltaire y Bulgákov.
El cuaderno de los disparates no deja de ser una obra que aspira a cumplir con tres objetivos importantes: relatar una aventura, no aburrir al lector e incitar a la reflexión serena y profunda.
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