La solución electoral continuó siendo propósito de no pocos partidos y personalidades políticas de la oposición oficial al régimen de Fulgencio Batista. En febrero de 1958 algunos políticos, no directamente involucrados en la farsa electoral convocada por la dictadura ni tampoco sumados al carro de la Revolución, lanzaron una propuesta dirigida a neutralizar al régimen en sus propósitos continuistas.
Estaban conscientes de que en el país reinaba un estado de terror y represión generalizada pero pensaban que ello solo se podía superar asegurando la derrota de Batista en las urnas. Entendían que si se conformaba una candidatura de toda la oposición unida, se conquistaría la victoria. Surgió así lo que en la época se conoció como el Cuarto Frente, sus arquitectos fueron José Pardo Llada, presidente de PNR y Miguel Suárez Fernández, senador auténtico que hasta ese momento no se había pronunciado contra la dictadura. Lo primero que intentaron fue convencer de sus planes a los políticos abstencionistas, luego tenían previsto dirigirse a los electoralistas. Al parecer esta estrategia la trazaron después de un fuerte encontronazo con Grau en su casa de la Quinta Avenida. El ex presidente tan solo aprobó el propósito de lograr una supuesta «unidad doctrinaria o programática» pero nada de candidatura única. Grau se sabía superior al resto de los partidos en la posesión de cédulas electorales y no quiso arriesgar su posición ventajosa en ese terreno.
Suárez Fernández y Pardo Llada se dirigieron a proponerle la fórmula a José Miró Cardona, el lugarteniente de Cosme de la Torriente en la SAR y ahora cerebro político de las Instituciones Cívicas. Veamos el diálogo:
Miguel Suárez Fernández: «Esta fórmula es la única que puede devolvernos el sosiego. Con todos unidos, el gobierno no podrá burlar la voluntad popular y vencerá la oposición. Así llegaremos a la paz.
Miró Cardona: «Yo opino lo mismo, pero exactamente al revés. Primero paz y garantías. Después elecciones. ¿La juventud, factor beligerante y decisivo, iba a deponer las armas para confiar cándidamente en un plan tan problemático? ¿Qué garantías existían de que el marcismo [sic.] modificara su postura usual de arrogancia y desprecio por la opinión pública? ¿No estaba el proceso electoral viciado de origen por un código amañado y una reorganización fraudulenta?».[i]
Miró Cardona estaba convencido de que todo nuevo proyecto reformista alternativo no podía desconocer la importancia del movimiento revolucionario que alentaba la juventud rebelde cubana. Aún y cuando lo que se pretendiese fuese desviar de su cauce revolucionario a la juventud e insertarla en las prácticas de los partidos tradicionales, las condiciones políticas para mantener el rejuego de la democracia representativa debían ser lo suficientemente atractivas y transparentes. El mantenimiento del sistema de gobierno republicano bajo las condiciones del capitalismo dependiente cubano exigía un régimen de consenso político que la dictadura era incapaz de ofrecer. Por eso, Miró Cardona dijo: «Me parece que ustedes están padeciendo de un espejismo político».
Posteriormente los arquitectos del Cuarto Frente se dirigieron a Guillermo Alonso Pujols, a Tony Varona y a Carlos Prío. Estos respondieron negativamente a la oferta:
Guillermo Alonso Pujols: «Salvo que traigan el milagro de la paz a través de condiciones tan esenciales como la suspensión de las elecciones y el inicio de verdaderas garantías, la conversación carecerá de importancia. (…). No creo en la virtud recuperadora de los comicios convocados, dado su naturaleza unilateral y porque se pretende consumarlos en un medio convulso, donde no imperan la paz y la concordia».[ii]
Tony Varona: «¿Qué gestiones puede hacer Pardo Llada después de seis meses de paseo por Europa?».[iii]
Carlos Prío: «Es muy grave lo que está ocurriendo. La tragedia es tan honda que no pueden repararse los daños con gestiones electorales. Seis años de mentiras, de violencias y crímenes requieren para ser superados algo más que un trámite electoral».[iv]
Fue otro intento baldío por recomponer un Frente Unitario de partidos tradicionales como en otro momento lo logró Cosme de la Torriente. Pero eran otros los propugnadores de la iniciativa y eran otras las condiciones históricas. Si bien entre 1955 y 1956 la Revolución no había tomado visos de una insurrección general, entre 1957 y 1958 la realidad de una contienda bélica estaba perfectamente definida. Quienes pretendieran restarle importancia a esos hechos podía estar construyendo castillos de arena. Por eso la Bohemia de la época comentó: «En ninguna de las declaraciones de los tetrafrentistas, se aludió directamente a los combatientes de la montaña y la clandestinidad. Se ignoraba como iban a hacer la paz sin contar con los factores que habían tomado la línea de la guerra».[v]
La iniciativa también fue rechazada por el sector ortodoxo que dirigía Emilio Millo Ochoa. En medio de estas consultas, cuando los creadores del Cuarto Frente intentaban infundir esperanzas de mejoramiento de la situación nacional entre los políticos tradicionales, se confirmaron las previsiones negativas en declaraciones de Andrés Rivero a un periodista norteamericano acerca de una posible amnistía:
Faltando pocos meses para la celebración de elecciones generales en Cuba, ya en franco proceso electoral y existiendo ese núcleo subversivo que no se acogerá a la amnistía para incorporarse a la lucha política, sino para seguir su propia ruta, no puede hablarse de perdón legal.[vi]
Ante esa situación el PNR tuvo que enfrentar un cisma interno. Favorecidos por el decreto remache, encontrándose Pardo Llada ausente, habían participado en el proceso de reorganización con vistas a participar en las elecciones. Algunos jefes provinciales del PNR se dirigieron a su líder para solicitar la retirada del proceso comicial.
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Leer también: «Estancamiento del proceso negociador y reinicio de la lucha armada» y «Hacia una falsa apertura democrática a inicios de 1958».
[i] Sección «En Cuba». En: Bohemia, 23 de Febrero de 1958, página 6 del suplemento.
[ii] Sección «En Cuba». En: Bohemia, 16 de Febrero de 1958, pp. 8 y 9 del suplemento.
[iii] Ídem.
[iv] Ídem.
[v] Ibídem página 9 del suplemento.
[vi] Ibídem p. sup. 3.
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