Hace muchos años, cuando apenas era una jovencita, quise visitar el Museo Bacardí, en Santiago de Cuba, y así lo hice. El que pueda hacerlo, no debe dejarlo de visitar.
Su fundador, el 12 de febrero de 1899, fue el patriota cubano Emilio Bacardí, que además, se destacó como un valioso historiador, novelista, dramaturgo y animador de nuestra cultura.
Recuerdo, que fue un mes de junio. Justamente allí conocí, que en ese mes precisamente, había nacido Emilio, allá por 1844 y que había fallecido en el mes de agosto, un día 28, pero de 1922.
Al morir Bacardí, era miembro de la Academia de la Historia y de la Academia de Artes y Letras.
Estuvo inmerso primero en la gesta revolucionaria del 1868 y en la del 95. En las dos oportunidades, debido a sus inclinaciones independentistas, sufrió el castigo del presidio.
Después de la dominación española, fue nombrado Alcalde de Santiago de Cuba, tierra que lo vio nacer.
Nunca olvido que la primera visita que realicé al Museo Bacardí, me estimuló el interés por conocer la cultura egipcia, y el fabuloso mundo de las momias, los faraones y las pirámides. Vi por primera vez una momia egipcia, en este museo, traída a Cuba, por Bacardí, en uno de sus viajes.
Junto al museo, más adelante, creó una biblioteca y la Academia Municipal de Bellas Artes. Era un hombre muy liberal y progresista. Llegó a ser senador en los primeros años del Siglo, y desde su puesto, favoreció a las mujeres brindándoles empleos. Siempre rechazó la intervención norteamericana.
Fernando Ortiz, exclamó de este gran hombre: «Fue un sapiente sin petulancias, un erudito sin arideces, un novelista sin espejismos, enérgico sin acritudes, amigo sin reservas, y cubano, siempre cubano».
Un gran historiador y de muy alta trascendencia, fue Don Emilio Bacardí. Impresionan sus diez tomos de Crónicas de Santiago de Cuba, que refieren detalles de la fundación de la ciudad, desde 1515. Otros textos, de carácter literario, aparecen en su obra y también algunos publicados después de su muerte, La Condesa de Merlín en 1924 y Cuentos de todas las noches, publicado en 1950.
Incursionó en una ocasión en el teatro realista y fue precisamente en la novelística y además en el campo de la novela histórica, la llamada Doña Giomar, con las costumbres de la primera mitad del Siglo XVI, de su amado Santiago. Esta novela, transcurre de 1536 a 1548, y fue publicada en la Habana en 1916, en su primera edición.
Según la Jiribilla, muchos años después, un 11 de mayo de 1981, sale al aire desde Santiago de Cuba, por la sabia hazaña de Tele Rebelde, y para disfrute de toda la audiencia televisiva nacional, una adaptación de esta novela de Emilio Bacardí.
Fue un verdadero animador de nuestra cultura.
Nunca olvido La Fiesta de la Bandera. Como se ha dicho y no debe olvidarse, es esta fiesta, un acto único en nuestro territorio y en el mundo. Una tradición centenaria, cargada de patriotismo, legendario, que actualmente anuncia un nuevo año.
Desde allí, desde Santiago heroico, precisamente el Comandante en Jefe Fidel, proclamó la victoria rebelde de 1959.
La idea de la Fiesta de la Bandera, fue de un cubano, llamado Ángel Moya, quien para lograrlo, encabezó y promovió una colecta pública entre los ciudadanos. Una vez reunido el dinero se mandó a confeccionar la bandera de grandes dimensiones y fue Emilio Bacardí, en su condición de Primer Alcalde de Santiago de Cuba, quien instituyó, la hermosa tradición en el Ayuntamiento de la localidad, para bien de todo el pueblo, ante ese edificio, hoy sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular. El primer alzamiento de esa bandera, fue el 31 de diciembre a las doce de la noche, dando comienzo al año 1901.
Cubanos ilustres fueron Emilio Bacardí y su esposa Elvira Cape. Ella continuó la obra promocional de su marido cuando él falleció.
La Biblioteca Municipal de Santiago de Cuba, lleva su nombre.
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Tomado de Portal Cubarte
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