El Jubileo de Letras Cubanas, actividad mensual nacida en septiembre de 2022, tiene como propósito visibilizar a los autores que integran el catálogo de este sello editorial adscrito al Instituto Cubano del Libro.
Este jueves 20 el espacio estuvo dedicado a un escritor que fue editor de esta institución por dos años: Mario Brito Fuentes, quien acudió a la librería Fayad Jamís en compañía de sus nietas para charlar con su interlocutor, el periodista y crítico literario Fernando Rodríguez Sosa.
Nacido en Manicaragua, Villa Clara, en un pueblito llamado Ciegodiego, desde niño leyó todo lo que cayó en sus manos y fue estimulado en los talleres literarios por el gran comunicador y maestro de generaciones, desaparecido recientemente, Eduardo Heras León.
El encuentro devino recorrido por su carrera profesional desde su labor como profesor de español y literatura, promotor cultural, director de la casa de cultura de su tierra y creador y editor de los cuadernos La loma y la colección Bumeran, su membresía en la UNEAC, hasta fundación de la Casa del escritor, única y atípica de Cuba.
Su primer libro de cuentos, En torno al equilibro, fue publicado en 1991 por la Editorial Capiro. En 1999 la editorial Letras Cubanas lo incluyó en la antología Otra vez todo el amor por haber sido premiado en el concurso «Cuentos de Amor», convocado por el centro Provincial del Libro y la Literatura de Las Tunas, en la edición de 1994. En 2003 vio la luz su novela Dile al corazón que ame en voz baja —que pudo ser adquirida por el público asistente―, considerada por el autor como un texto de amor y desamor, y a la vez, un género literario ambiguo, que se debate entre una novela breve o un cuento largo.
Es una historia de amor sumergido —amplió―, en la que la narración transcurre, con una prosa desenfadada, entre pequeñas viñetas que dan forma a un epistolario. Papelillos dejados en una gaveta, como buzón oculto a un amor prohibido, conforman la mayoría de la trama. Este recurso, propuesto por su editor hace que, si bien la novela posee una estructura clásica, se acorta y condensa. Existen también en esta novela personajes como los «tesilianos», entes que solo existen cuando se encuentran cadáveres, lo que torna el texto en narración fantástica.
A pesar haber iniciado su carrera literaria con los cuentos, Mario Brito recordó su primera novela propiamente dicha: La tierra del cebú —publicada por la Editorial Oriente en 2011 y que ya cuenta con una segunda edición―. La motivación para iniciarse en este género se la dio su amigo Rubén Arigue, quien no solo le aconsejó el mejor modo de estructurarla, sino que cada vez que lo veía lo instaba a terminarla. Esta novela es una saga y, según afirmó el autor, le hubiera gustado escribir la cuarta parte perfilando la fantasía, en la que un pedazo de tierra flota y se convierte en un satélite con ecología propia.
Casi al finalizar, Mario Brito se definió como un Guajiro con mayúsculas, y agradeció a la editorial Letras Cubanas por el encuentro, así como por el hecho de que para él como escritor, esta casa editora con su catálogo es «un cable a tierra, una necesidad, un bálsamo».
Para cerrar el encuentro, Yanelis González Leyva, directora de la Editorial Letras Cubanas, en nombre de todo el colectivo, dio las gracias al público por la presencia, en especial a Mario Brito, a quien entregó libros como regalo de agradecimiento e inspiración para su carrera literaria.
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