El mago que cayó del cielo, del escritor y periodista Hedelberto López Blanch, es el título del libro de entrevistas, publicado por la Casa Editora Abril, y basado —esencialmente— en relatos del doctor Rodrigo Álvarez Cambras, director fundador del Complejo Ortopédico Internacional «Frank País», y de los atletas por él atendidos, acerca del nivel de excelencia alcanzado por la ortopedia insular mucho más allá de nuestras fronteras geográficas, así como de los triunfos obtenidos por esas glorias del deporte cubano revolucionario.
El recurso utilizado por López Blanch para incursionar en esa apasionante línea temática, es la entrevista, uno de los géneros periodísticos más difíciles, porque —entre otras cosas— desempeña la función de «pie forzado», para que el interpelado se desarrolle desde diferentes ópticas: intelectual, humana y espiritual, o para que le pueda mostrar al lector una «radiografía« desde esas tres vertientes.
Por otra parte, ese género periodístico le exige a quien lo emplea en la práctica profesional, no solo conocer la vida, la obra y la personalidad del entrevistado, sino también cultura («ancha y lejana, como la pampa argentina»), inteligencia global y emocional, capacidad para establecer empatía con el otroo no yo, y sentido del límite; esto último muchos colegas de la prensa, así como conductores de espacios radiales y televisivos, lo olvidan o ignoran olímpicamente.
En mi humilde opinión —avalada por la lectura analítica que hiciera de El mago que cayó del cielo— el también miembro activo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), cumple al pie de la letra cada uno de los indicadores reseñados por los maestros Enrique de la Osa (1909-1997) y Orlando Castellanos (1930-1998), en lo que al dominio del género entrevista se refiere.
No obstante, en ese texto, López Blanch va mucho más allá de lo exigido por esos ases de la palabra escrita de todos los tiempos, ya que es capaz de esbozar —implícita y explícitamente— la función «clave» desempeñada por la relación emocional facultativo-paciente en el contexto médico-quirúrgico: el examen físico, la entrevista clínica y el quirófano; situaciones en las que se han visto involucrados el profesor Álvarez Cambras y los pacientes a quienes les ha prestado la más esmerada atención; estrellas del deporte nacional e internacional que ha tratado desde los puntos de vista científico-médico y afectivo-espiritual, y cuyo eficaz proceder terapéutico-rehabilitatorio les ha facilitado volver al entrenamiento y a las pistas para continuar cosechando medallas de oro, plata y bronce para el deporte cubano revolucionario.
Hedelberto López Blanch establece diálogos «formalmente informales» con el doctor Álvarez Cambras, ilustre personalidad de la Ortopedia cubana y universal, a quien le dedica una apretada síntesis de la fecunda trayectoria asistencial, docente-educativa, investigativa y editorial que lo singulariza en cualquier nación del orbe, así como con 35 atletas de elevado rendimiento que han enaltecido, en las más disímiles especialidades deportivas, a la patria que los viera nacer, crecer y desarrollar al máximo sus aptitudes, destreza y habilidades para poder colocar el nombre de Cuba en la cima de la montaña, además de destacar las virtudes que distinguen, en la relación médico-paciente y fuera de ella, a su estimadísimo doctor Rodrigo Álvarez Cambras, a quien han bautizado —no sin razón— como «Elmago que cayó del cielo» para bien de ellos y de la humanidad.
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