Poco tiempo hace de que el poeta holguinero Rafael Jorge Carballosa Batista presentara, en su adoptiva tierra pinera, su más reciente volumen poético, titulado Mi modo de cantar. Compuesto en su mayor parte por décimas, el libro exhibe un abanico de temas que abarcan desde descripciones de los más pícaros y caballerescos amoríos hasta las impresiones del más existencial abismo de zozobra humana, tal apreciamos en su texto «En Gizeh, al alba».
Son las 6:30 a.m.
El viento nubla la vista
y aunque parezca un turista
yo soy el hombre que teme
la vasta soledad. Heme
ausente de mi perfil
cuando la esfinge su atril
abre para interrogarme.
Y no sé si desligarme
o entrar manso en el redil.
El autor homenajea desde el título del volumen las raíces de este arte, ejercido en sus inicios al son de una lira, en simbiosis con lo que hoy se delimita como canto, y aún más: música. No teme a la rima, y la asume como esencia indisoluble de la métrica y la estrofa que cultiva —en ocasiones sin respetar incluso la forma, pero sin perder el ritmo—, tan propia del campo criollo, de raíces cultas hispánicas que se hicieron populares y cubanas.
E-mail El cuartico está igualito. No termina la parranda y el director de la banda ni cesa ni aplaca el grito. Me desgasto en el delito de testimoniar la estafa de los días. La piltrafa humana cuece su barro. Tengo un poco de catarro, pero nada grave. El Rafa
Carballosa nació el 24 de febrero de 1975, en el oriente cubano. Desde 2010, preside la Asociación Hermanos Saíz en la Isla de la Juventud, donde ha publicado libros como los titulados Con secuencias, y La infinita quietud de la tristeza, ambos de 2004; Rimas comunes, publicado un año después; El grave otoño, de 2007, y La ventaja de no pertenecer, de 2012. Como bien ilustra el título de este cuaderno, el poeta ofrece en sus páginas su muy personal visión del mundo. En sus palabras confluyen meditaciones, recuerdos, conclusiones y certezas. En un tono coloquial y franco que invita a la identificación estética, expone sus reflexiones sobre la vida, el amor, la muerte, la creación, el tiempo y otros fenómenos interesantes de la existencia.
Varios recursos emplea para la consecución de su obra, entre ellos el desdoblamiento y la ubicuidad. Su voz se diluye en el mundo, hasta ser el propio mundo; se mezcla con el pensamiento de los dioses, de otros seres humanos, vuelve a sí mismo. En otros escritos es personal, íntimo, jocoso, o amante de la tradición. Tal versatilidad es una muestra de su talento, palpable en un amplio espectro de posibilidades literarias. De igual forma se transparenta el humor en sus juegos de palabras, tal sucede en «Sin comentario».
Me dicen que andas diciendo
que yo dije que decías
y entre tantas decerías
nos vamos contradiciendo.
No digo que estés mintiendo,
aunque decir es falsear.
¿Todo lo dicho al cantar
nuestro amor, entonces miente?
¿O es el mundo el maldiciente
que nos hace refutar?
Carballosa posee cuatro premios otorgados en su tierra adoptiva: son ellos el Mangle Rojo, el de Poesía de Amor, el de la Ciudad de Nueva Gerona y el Paco Mir, todos reconocimientos de alcance nacional, emitidos por instituciones pineras. Sus obras han sido muy consideradas por la crítica y el público lector; textos suyos han sido incluidos en varias antologías, entre ellas, una de décima, pues es un formato que evidencia como preferido dentro de su creación.
Tibiamente se reflejan en sus versos huellas discretas de grandes figuras nacionales y universales de la poesía y la canción, algunas explícitas («Mejor no leas a Borges», y «Burundanga»), otras implícitas, como en «Mañana», que evoca en síntesis cierto halo martiano desde los Versos Sencillos que el Apóstol de la independencia cubana dedicara a varias mujeres. De la misma manera, el poeta expone sus deudas artísticas sin tapujos:
Voces
…o enmiendan o fecundan mis asuntos (...)
Quevedo
Conversando con los muertos logro sentirme más vivo porque así de ellos recibo el enigma y los aciertos. Van conmigo. Van despiertos, Francisco, Martí, Machado, Andy Warhol, Pérez Prado, Lorca, Fellini, Unamuno... Soy un concierto. Soy uno por mil voces habitado.
Rafael Jorge Carballosa se nos revela así también como un poeta veraz, a quien invitamos a conocer —o a revisitar— mediante el disfrute de estas declaraciones en décima de Mi modo de cantar, poesía cubana contemporánea ideal para introducir la ya cercana Feria Internacional del Libro en Cuba.
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