
Fernando de Zayas, en unión de otros compañeros de ideales patrióticos, fundó en 1896 la revista El Expedicionario, de la cual fue su redactor jefe. Allí asumió la sección «Telegramas», firmada bajo seudónimo, crítica satírica de las noticias manipuladas que sobre la insurrección en Cuba publicaba España. De este órgano de prensa de la emigración revolucionaria también formaron parte como colaboradores Carlos A. Boissier y otros jóvenes caídos en el curso de la guerra.
De Zayas publicó varios libros, el primero, Amorosas, en 1902, al cual sucedieron Sueños de rosa, 1906; Prosa y versos, 1909 y La ley y su inteligencia (discurso pronunciado en el acto de apertura de los tribunales, el 2 de septiembre de 1918). Se incluye además en su bibliografía un tomo de episodios de la contienda libertadora, Páginas sueltas de la guerra de Cuba, en colaboración con Orestes Ferrara, en 1899, y Metodología pedagógica, de 1903.
De su estilo escribió José Manuel Carbonell que «Fernando de Zayas es un poeta original, en Cuba. A su hogar debe ir a visitarlo frecuentemente la Primavera, vestida con sus más ricas y gayas flores». El poema que reproducimos a continuación nos ilustra acerca de su espíritu e inspiración.
De un beso
Hablábamos de un beso delicioso que el aura se llevó una tarde en que al borde del abismo nos condujo frenética pasión. —Tu boca fue la que besó mi boca— dijo mi serafín. Tus labios, donde un beso retozaba a besar me incitaron —respondí. Y como nunca pudo averiguarse de quien la culpa fue, para salir de duda tan traidora volvimos a besarnos otra vez.
La colección Arpas cubanas, publicada en 1904, incluyó una muestra de la poesía de Fernando de Zayas.
Sin alcanzar el destaque de otros escritores, el caso de este poeta, nacido en Cayo Hueso Estados Unidos, el 3 de abril de 1876, y fallecido en La Habana en 1932, es de interés sobre todo para quienes hurgan y recopilan la obra de la enorme diversidad de autores (menores y mayores) que cultivaron las letras entre las décadas finales del siglo XIX y las primeras del siglo XX.
Es cierto que el año próximo se cumplirán 150 años de su natalicio y podíamos haber esperado hasta entonces, pero evocarlo desde ya es un acto de justicia a la memoria de un inspirado y olvidado poeta.
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