En la Edición Crítica de la poesía completa de José Martí correspondiente a 2007 puede leerse sobre el título Polvo de alas de una gran mariposa que el mismo fue dado a la colección por Gonzalo de Quesada y Miranda en la edición de Trópico de las Obras completas de 1942, a partir de la frase «Estos versos son polvo de alas de una gran mariposa», escrita por el poeta apaisadamente en el margen izquierdo de una relación de estos versos. La aparente ligereza de Quesada y Miranda, al tomar semejante decisión puede ser perdonada si tomamos en cuenta la importancia, el peso de los tropos «mariposa» y «polvo de las alas de mariposa» en la obra de Martí, porque una indagación en su prolífica obra nos ha llevado a encontrar más de cien menciones al insecto alado, donde una de sus funciones fundamentales es constituirse en objeto de metáfora, ya sea como símbolo de inspiración —el que prima en la muestra— de imaginación, o con la idea de la metamorfosis y resurrección, para demostrar la trascendencia de las acciones humanas. Considérese asimismo que esta palabra aparece escrita y distinguida en sus fragmentos, entre otras que le resultaban curiosas.
Ivan Schulman en su documentado libro Símbolo y color en José Martí lo clasifica como un símbolo de la naturaleza que también presta sus alas para dar figura al movimiento ascensional, pero con sentido de liberación, o criatura polícroma, alada y etérea que puede parangonarse con el amor, la pasión y la inspiración poética, y que, conjuntamente con águila y paloma, se constituyen en triada mítica mediante la cual el artista intenta la comunión espiritual con la sociedad que le rechaza y muestra su necesidad de expansión espiritual. La mariposa, a fin de cuentas, es sinónimo del vuelo libre de la inspiración. Claro está que este símbolo está estrechamente relacionado, junto con «águila», «paloma» y «ave», con el de «alas», atributo de espacialidad y movimiento, «que representan las más efímeras cualidades de idealismo, ingravidez y etereidad, y expresa, en sentido figurado, la naturaleza difusa y aérea de la inspiración incorpórea. La persistencia de este símbolo y su valor como tal, desmesuradamente significativo, lo fijan como uno de los símbolos rectores martianos» cuya obra siente el imperativo de elevar al hombre, de dotarlo de principios morales y espirituales superiores —recordemos que la poesía era para él un arte aéreo, no racional y espontáneo—. El idealismo contenido en dicha metáfora lo seduce, y la reitera y la matiza semánticamente en imágenes compuestas como «alas de mariposa», «alas de águila», «alas de bronce», «alas de oro», «alas de rosa», «alas de luz», «alas de plata encendida», «alas de pájaro», «alas de fuego». Si la mariposa era, por excelencia, para él, símbolo de la inspiración y representa las tenues y tiernas formas artísticas, ahora acompañado del englobador sustantivo —y no menos tropológico— «alas» servirá, como afirma Schulman, para denotar una doctrina estética, donde su levedad y sus cualidades no intelectivas contrastan con «alas de hierro», es decir, con la creación conceptual y esmerada que Martí asocia a las obras en prosa. Pero estas derivaciones que evidenciamos hacen suponer un proceso de experimentación e interiorización en el uso de este símbolo por parte del escritor, que tiene su plenitud en la poética, mágica y misteriosa frase-título Polvo de alas de mariposa. De ese secreto proceso develaremos algunas maneras estudiando cómo va empleando el término «mariposa» a lo largo de su obra. Es frecuente encontrar en ella menciones muy vinculadas al alto concepto del vehículo expresivo y al poder de la inspiración, que están relacionadas con la experiencia de la poiesis. En carta a Enrique Hernández Mijares en 1889 afirmará:
[…] el que con la naturaleza por modelo, aspira a poner en el lenguaje que la describe el monte y el gusano, con preferencia por el monte; a asir y clavar en el papel la mariposa que vuela, el águila que pasa; […] ese estima las dotes necesarias para el trabajo hermoso, dondequiera que las halle…
En ese mismo sentido expresa, refiriéndose a Sully Prudhomme: «Luego fue aprendiz de notario que era como aprisionar en un cráneo vacío a una mariposa».
El sutil proceso donde se urden el trabajo poético o literario y la inspiración es referido en la siguiente idea: «Cuando tengo en el pensamiento varios asuntos diversos y en el papel varios trabajos comenzados son como rosales enhiestos, y como los pensamientos vuelan dentro del cráneo como mariposas, y se van posando en el rosal a que vinieron».
Pero también advierte gracias a dicha metáfora que a las impresiones hay que dejarlas descansar para escribir sobre ellas, por mucho vuelo que las musas le sugieran, con lo que devela una de las ideas clave en su poética, a la que, en este caso, pone fin en forma de máxima:
(Payne) tan impaciente como bello, dio de sí antes de recibir en sí. Y comenzó a sacar de la mente revuelta y privilegiada dramas, tragedias, periódicos, antes de aquel acumulamiento de infortunios, e incendio de alas de mariposa, y recibimiento en el propio pecho de las arremetidas ciegas y pujantes de las diversas formas de la vida, que han de preceder, como manantial perenne y firme sustentáculo, a esas obras que, más que de lo íntimo, tienen de lo experimental y objetivo. A la obra de expresión ha de anteceder la de impresión.
Como en citas anteriores Martí nos sigue dando cuenta de la metaforización de la inspiración con el uso de los vocablos «águilas» y «mariposas», donde el símbolo del águila, al decir de Schulman, pone de relieve los componentes conceptuales de la creación artística, mientras que la mariposa sugiere aquellos procesos más rápidos e intuitivos de la creación, quizá como la irrupción poética de estos mínimos versos:
Grande entretenimiento, pero a veces doloroso como un cortejo funerario, es el seguir las ondulaciones del propio pensamiento. Otras veces, el pensamiento no da tiempo a que se le observe: viene montado en un águila, ofreciéndose a reposar un breve instante. Pero las águilas son impacientes y si no se les toma del ala presto, vuelan. Luego en vano se las llama. El águila es soberbia, y a quien la recibió de mal grado su visita, o tardó en recibirla, o por las molestias y costos
que trae recibir a las águilas, no se levantó a tiempo a hacerle cortesía, jamás vuelve.
Las águilas no vuelven, ni las mariposas!
Son símbolos de inspiración y elevación, y según Schulman de ascensión hacia el espíritu, también las siguientes menciones, ya más conocidas, recogidas en su poesía o referidas a ella:
¡Por la puerta se ha entrado
Mi diablo ángel
[…]
Cual si de mariposas
Tras gran combate
Volaran alas de oro
Por tierra y aire,
Así vuelen las hojas
Do cuento el trance.
[…]
Oh, Jacob, mariposa,
Ismaelillo, árabe!
«Musa traviesa»
En tal sentido llega a llamar a Ismaelillo «tropel de mariposas» en carta dirigida a Enrique José Varona. El sustantivo le resulta tan representativo que lo utiliza para acercarse a la naturaleza de la ligereza y la imaginación. En texto sobre las bases con que debe fundarse una pareja afirma:
¿Por qué ha de hacerse —con gran riesgo de la ventura de la vida— punto de honor de los que han sido novios sean cónyuges? —El honor mismo exige que no nos pongamos en condiciones de faltar a él— ¿Sobre la mera simpatía —esa mera mariposa— ha de construirse casa maciza como un hogar? ¿Y si la mariposa bate las alas? Y si vuela —¡caprichoncillo insecto!— hacia otro sol más vivo que el que primero lo sedujo? ¿No pueden hombre y mujer equivocarse? ¿Han de pagarse con el malestar de toda la vida la vanidad de no querer confesar un error? […] Ni cabe aducir excesos de imaginación que la razón queda siempre libre, aún en medio de esas nubes azules y rosadas.
[…] No ha de fundarse con la imaginación lo que ha de resistir luego los embates de la razón. La razón es una piqueta, la imaginación —¿otra mariposa?—.
Una de las funciones esenciales que cumple esta palabra en la obra martiana es como símbolo de resurrección que permite concebir la existencia como un ciclo, como un viaje hacia lo elevado o superior:
Yo he visto […]
de un tronco tendido
En mitad del camino mal herido
Surgir la vida bajo forma nueva.
Que en forma de brillantes mariposas
Al cortejar a las fragantes rosas
Del muerto tronco el vivo espíritu lleva.
También como símbolo de metamorfosis y cima de la escala espiritual del hombre, o como dice Schulman, el insecto real objeto final de la evolución, o portador, según José Olivio Jiménez, del idealista transformismo martiano donde ocurre la disolución de lo bajo en lo sublime, del abismo en la altura, del cuerpo en el espíritu, de la existencia en la trascendencia:
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
Naturaleza, siempre viva: el mundo
De Minotauro yendo a mariposa.
El amor, por tanto, puede ser también sinónimo de resurrección, como la mariposa es símbolo de ella. Igualmente, el psicoanálisis moderno ve en la mariposa un símbolo de renacimiento: «¿Qué es este pensamiento? —¿De dónde vienes? De mi máquina rota te alzas tú alegre cual mariposa que sale de una tumba».
Después de este análisis evolutivo del tropo nos percatamos de que, si Martí llegó a afirmar a un costado de un manuscrito que estos versos eran «polvo de alas de una gran mariposa», estaba completamente persuadido de la legitimidad de tal metáfora y de la importancia y posible futuridad de tales composiciones —y por extensión de toda su poesía— donde se tratan asuntos puntuales de su poética a través de este símbolo alado, ligero y trascendente, como habremos de demostrar en un próximo capítulo. Aunque no publicara tales versos, como no publicó los Versos libres, nos percatamos —hecho nada casual— de que este es el único libro de poesía de José Martí que tiene como título propiamente una metáfora. Dando rienda suelta a este costado del asunto recordamos a Marinello cuando decía que si los Versos sencillos componen la biografía material, cronológica del hombre, y los Versos libres nos dan la biografía interna, lo que llamarían los antiguos un espíritu del poeta y héroe, Polvo de alas de mariposa parece ser la sublimación de la materia en el espíritu y en la inspiración, simbolizado en ese vocablo tan de su gusto, síntesis de sus ideas estéticas: la mariposa.
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