De la pandemia, la resistencia y nuevos modos de sobrevivir en el teatro conversaron dramaturgos de Cuba y Colombia en la Sala Rubén Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
La última sesión del Encuentro Teórico del Festival de Teatro de La Habana, auspiciado por la Sección de Crítica e Investigación de la UNEAC y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, abordó las experiencias y obras de compañías provenientes de Las Tunas, Pinar del Río y la propia capital.
FK, fantasía sobre Frida Khalo se construye sobre la pregunta: «¿Cuál es la misión del intelectual, del artista en relación con su compromiso social?» Como explicó Reinaldo León, director de Teatro de la Utopía, en esta puesta en escena, la muerte interpreta a la pintora mexicana para decirle a los vivos por qué los muertos no deben estar conformes con nuestra realidad. «He vivido muchos mundos y en el mundo está Pinar del Río. La pandemia fue un periodo para concientizar que no debíamos parar. El mundo de los muertos y de los migrantes por migrar está ahí, a solo un disparo de distancia» agregó.
Para la directora de la Franja Teatral, Agnieska Hernández, en su obra Padre Nuestro, entrenamiento de ADN, se establece una conexión genuina entre la persona que lanza el dispositivo escénico y quien recibe el discurso poético. Desde el teatro documental y el falso documental, la dramaturga y su equipo transdisciplinario contaminan los hechos históricos ahí dónde la ficción puede enriquecer el suceso. «Hay una generación con deseos de crear y formar parte. Y tengo la dicha de estar rodeada de personas muy poderosas en el hacer. Nosotros intentamos dialogar con los estados de gracia, las artes vivas y una escenografía que aporte a la dramaturgia», dijo la creadora de Los pájaros negros de 2020 y Jack the Ripper: No me abraces con tu puño levantado.
Otra de las obras dónde Agnieska Hernández intervino fue en El diario de Ana Frank, Apnea del tiempo. La teatróloga encontró inspiración en un poemario que le dedicó a su hija durante la pandemia. Mientras escribía sobre el espanto de 1944, su niña tenía la misma edad de Ana.
Como explicó en una publicación de Ludi Teatro: «Ya va siendo hora de reflexionar sobre el futuro de nuestros hijos, nuestras sociedades, el fortalecimiento de la educación. Ha sido una etapa delicada para reflexionar sobre el futuro de la generación transpandemia o la infancia y la juventud sometidas a crisis sociales, la migración o la infancia expuesta en situaciones de conflicto».
El director de la compañía, Miguel Abreu, destacó la participación del público joven desde el estreno de la pieza y aseguró «es vital esa sensación de “yo importo y soy parte”». Para él resulta enriquecedor este encuentro en La Habana de teatristas locales e internacionales.
En ese argumento coincidió Ernesto Parra, director de Teatro Tuyo cuando dijo: «Un Festival debe ser el espacio del reencuentro y el abrazo. Amigos de diferentes geografías nos inspiran y alimentan. Aunque estemos en la capital nos enorgullece saber que los tuneros y tuneras se siguen sintiendo representados por nosotros», aseveró el creador de Clowncierto.
Durante el coloquio se dialogó sobre la guerra desde dos puestas en escena diferentes. Por un lado, participó el cubano Christian Medina, uno de los directores de Aventuras de un soldado desconocido, que debatió sobre esta pieza de Retablos y La Salamandra donde horror se aborda a partir del teatro hecho con títeres.
La otra propuesta fue Mientras el cielo se esconde, de la compañía colombiana Radio Escénica. Su director Felipe Álvarez estructura la trama a partir de la vivencia de cuatro mujeres dentro del conflicto armado en ese país y específicamente de las víctimas de falsos positivos, que ascienden a más de seis mil asesinatos ejecutados por el gobierno nacional para hacerlos pasar por guerrilleros.
«Nosotros no hacemos teatro de denuncia sino para denunciar. No hablamos de la guerra sino de lo íntimo que les sucede a las personas dentro de ella. Hay niñas de 13 años que han sido torturadas y matadas. El teatro también tiene que ponernos a reflexionar. Lo único imposible en el mundo debería ser la guerra», expresó.
En la clausura del Encuentro Teórico también se presentó el libro Entretejer una tradición. Premio Nacional de Teatro 1999-2021, compilado por Marilyn Garbey y Norge Espinosa. En la intervención, encabezada por el director de la Biblioteca Nacional Omar Valiño, asistieron dos dramaturgos que ostentan el reconocimiento mencionado en el título del volumen: Gerardo Fulleda y José Milián. Además, se promovieron los cuatro primeros números de la revista Tablas.
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Tomado del Portal Cubarte.
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