Varias décadas de servicio a la cultura cubana, con destaque propio dentro de ella, hicieron de Félix Lizaso uno de los intelectuales más solidamente establecidos en un panorama rico en personalidades, que han trascendido hasta nuestros días y conservan su aureola de prestigio.
Cuanto hizo Félix Lizaso es difícil de abarcar en el espacio de una reseña. Si de la obra de José Martí se trata, fue un divulgador y también un estudioso que entresacó textos olvidados y escribió importantes obras. Pasión de Martí, aparecido en 1938, resume en su título y en su contenido lo que representó el quehacer del Apóstol dentro de su producción literaria. «Ensayista martiano» lo consideró Max Henríquez Ureña «dada su copiosa bibliografía en torno al Apóstol».
Ahí se incluye, además del libro citado, Mendive, maestro de Martí, 1937; Martí, místico del deber, 1940; Martí y la utopía de América, 1942; Martí, espíritu de la guerra justa, 1944; Martí, crítico de arte, 1953; Martí, precursor de la UNESCO, 1954, además de la preparación del Epistolario de José Martí, en tres volúmenes, 1930-1931 y Artículos desconocidos de Martí, 1930, sin agotar la relación. También tuvo a su cargo la revista Archivo José Martí a través de la cual divulgó lo escrito en torno a José Martí por importantes intelectuales, así como textos inéditos, a todo lo cual contribuyó desde su condición de director del Departamento de Extensión Educacional del Ministerio de Educación.
Considerado uno de los ensayistas cubanos más relevantes del siglo XX, démosle paso a su prosa y pensamiento:
El ensayo ha sido cada vez más el género propio para recoger la inquietud creciente de una época y las mil formas del pensamiento moderno, con el flujo y reflujo de sus simpatías y sus anhelos. Una suprema y vigorosa fuerza intelectual lo hace su vehículo tanto para alcanzar las más extremas conclusiones como para circunscribirse a lo más concreto y singular. Realiza el ensayo una misión aclaradora, de penetración directa, en forma más aguda que el tratado. Su vigencia radica en coincidir en él una fuerza de reflexión a la vez que un intento de generalización. (En Ensayistas contemporáneos, Editorial Trópico, 1938, p.12).
Como compilador, en 1926 preparó junto a José Antonio Fernández de Castro una antología que ha sido utilizada de entonces acá por miles de estudiantes y profesores, La poesía moderna en Cuba (1882-1925), además de Ensayistas contemporáneos, 1938, con apreciaciones críticas acerca de cada uno de los autores incluidos.
Muy fecunda fue su labor dentro del periodismo cultural cubano, que se extiende por cuatro décadas y se recoge en El Fígaro, Social, Cuba Contemporánea, Revista Bimestre Cubana, Bohemia, Carteles, Revista de la Biblioteca Nacional, El Mundo y numerosas publicaciones extranjeras.
Lizaso nació el 23 de junio de 1891 en la localidad de Pipián, Madruga, entonces provincia de La Habana. Participó en la Protesta de los Trece y el Grupo Minorista, dirigió la Editorial Trópico, cuyos libros hoy día constituyen un material de consulta y joya de quienes los poseen; estimuló cuanto programa de carácter cultural se fraguó, entre ellos la Feria del Libro. Con el triunfo de la Revolución dirigió por breve tiempo el Archivo Nacional de Cuba, aunque en 1959 se marchó del país definitivamente, para morir en Rhode Island, Estados Unidos, el 9 de enero de 1967
El reconocimiento le llegó con justicia. Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, de la Academia de la Historia, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Comisión Nacional Cubana de la Unesco y fue muy activa su participación en los actos por el centenario del natalicio de José Martí en 1953.
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Justo homenaje a lizaso por su contribución a la cultura cubana y al conocimiento y valoración de la vida y obra de José Martí. Las nuevas y futuras generaciones merecen conocer y mantener vivo esos aportes intelectuales que han hecho el cuerpo integral formado en la nación