Somos los cubanos depositarios de una historia tan rica y de un catálogo de escritores tan vasto, que en el diario acontecer a veces se nos escapan algunos homenajes y algunas fechas, lo cual es sencillamente imperdonable.
Este 13 de marzo de 2021 se conmemoran 100 años del fallecimiento en La Habana de un cubano en quien se aunaron las glorias del soldado libertador y las del escritor y periodista gracias al cual se salvan relevantes sucesos de la historia patria, relatados por uno de sus protagonistas: Enrique Collazo.
Pensamiento y acción se conjugan en la personalidad de este revolucionario cabal, nacido el 28 de mayo de 1848, quien a lo largo de su existencia se convierte en un testigo y partícipe del proceso independentista. Veamos.
La situación económica familiar le permitió a Collazo cursar los estudios de bachillerato en España. También en la Península se hizo de los grados de alférez, en la Academia de Artillería de Segovia, en 1866. Cualquiera pensaría que con ello se aprestaba para servir mejor a España, pero lo cierto es que fue un decidido independentista desde el primer día de la insurrección en Cuba.
Al estallar la Guerra de los Diez Años en 1868 embarcó hacia Estados Unidos y desde allá regresó como expedicionario libertador en 1869. Patriota convencido, para Collazo no hubo descanso ni tregua. Acompañó a Máximo Gómez a su destierro en Jamaica después de firmarse el Pacto del Zanjón. Colaboró en el periódico Patria fundado por José Martí y al estallar la Guerra del 95 de nuevo empuñó el fusil y alcanzó el grado de general de brigada. Su hoja de servicios lo distinguió como hombre de valor probado y vehemente revolucionario.
Pero es en su condición de historiador y escritor que lo traemos a estas páginas digitales. Su bibliografía es extensa: Desde Yara hasta el Zanjón, 1893; que Max Henríquez Ureña considera el «primer resumen integral de la guerra de los Diez Años»; Cuba independiente, de 1900; Los sucesos de Cienfuegos, de 1905; Los americanos en Cuba, de 1905-1906; Cuba intervenida, 1910, acerca de la reelección de Tomás Estrada Palma y la segunda intervención norteamericana; el folleto titulado Cosas de Cuba: cuentas claras, de 1912; Cuba heroica, 1912 y La guerra en Cuba, continuación del anterior, que se publicó póstumamente en 1926, con un bosquejo biográfico del autor por el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring.
Ello bastaría para recordarlo agradecidos, mas no es todo. También periodista, dirigió El Cubano en 1899 y fundó en 1906, junto a Márquez Sterling, el periódico La Nación. Miembro de la Academia Nacional de la Historia de Cuba, cultivó la pintura, pues perteneció a una familia de artistas notables.
Representante a la Asamblea de La Yaya en 1897, el mayor general Calixto García lo envió a Estados Unidos en misión especial un año después.
En la república integró la Junta Patriótica de La Habana, fundada en 1907 para oponerse a la corriente anexionista que durante la segunda intervención militar norteamericana abogaba porque Cuba se convirtiera en un protectorado de Estados Unidos.
Activa y de servicio fue su vida y aunque no pretendió ser escritor, su prosa no carece de amenidad. Como historiador a Enrique Collazo lo caracterizan la objetividad y el interés por dejar esclarecidos hechos que pudieran perderse. Ello es, por sí solo, un mérito singular. A los hombres como él vale recordarlos. Ellos expusieron y enjuiciaron de manera sincera el proceso de la independencia, recopilaron datos y escribieron con decoro sobre su época. Hoy sus libros pueden ser consultados en las bibliotecas y no viene mal hacerlo, porque con ello se aprenden necesarias lecciones y se rinde tributo a los héroes.
Visitas: 80
Deja un comentario