No hay un camino del espíritu que no pase por Austria, se ha dicho alguna vez. Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert, Johann Strauss, Gustav Mahler y Arnold Schönberg; Rainer María Rilke, Franz Kafka, Joseph Roth y Stefan Zweig; Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Egon Schiele; Karl Popper y Martin Buber, Sigmund Freud e Ignaz Semmelweisz, son solo algunos de los nombres más conocidos entre los muchos músicos, escritores, artistas de la plástica, pensadores y científicos que ha aportado al mundo aquel país.
Desde 1965, Austria celebra su fiesta nacional el 26 de octubre, conmemorando la declaración de neutralidad de la república en 1955, tras la salida de las tropas de ocupación. Como saludo a esa fiesta presentamos a los lectores, en traducción del colega José Aníbal Campos, un poema de Gerhard Fritsch incluido en el número especial de la revista Unión publicado en junio de 1998, en el cual colaboramos varios traductores cubanos, y que estuvo enteramente dedicado a la literatura austríaca. El poema de Fritsch es un recorrido por la historia de su tierra natal y, al mismo tiempo, una declaración de amor y de esperanza.
Gerhard Fritsch, nacido en Viena el 28 de marzo de 1924 y fallecido en la misma ciudad el 22 de marzo de 1969, escribió poesía, ensayos, narrativa y teatro. Además fue bibliotecario y editor de las revistas literarias Literatur und Kritik y Protokolle. Entre sus libros cabe mencionar la novela Fasching (Carnaval,1967), así como los poemarios Lehm und Gestalt (Barro y forma, 1954), y Der Geisterkrug (El cántaro de los espíritus, 1958). Su poesía completa, bajo el título Gesammelte Gedichte, fue publicada póstumamente, en 1978.
Austria
Tildada de altiva vista con sorna pregonada
puesta en entredicho declarada muerta traicionada proscrita
un imperio un despojo una comarca una idea
un pasado en coronas y panteones territorio
al que la historia ha dicho adiós
en noviembre en marzo cuánto ha acontecido aquí
un grueso libro de historia con hunos y turcos
húngaros rebeldes franceses prusianos y rusos con batallas
nupcias congresos miseria valses
qué es esta tierra que destruir quisieron destruida
fue una vez y otra porque ella misma
se vio como una carga exhausta y menesterosa
de alianzas qué es ahora esta tierra donde se cruzan
avenidas desde cuatro puntos cardinales de Europa
y no solamente de tres también al este vive Europa y quien lo olvide
nada puede decir de este país que se exhibe
como afiche del verano del invierno y la amabilidad
con montañas lagos aldeas salidas de un álbum de fotos y ciudades
con los colores de María Teresa desplegada en el centro
con jactancia cual si careciera de méritos
mayores qué es esta tierra entre la soberbia y la negación
clamando perdón por su existencia y tocando
la marcha de Radetzky mientras embiste quimeras entretanto
sus fantasmas en persona se pasean a menudo
bajo el sol y sus muertos yacen bien muertos nombres
mejor conocidos por forasteros que por patriotas es la patria
de obstinados prejuicios contra sí misma y a la vez un arca
de la sana razón preservada cuya broma desmiente al jactancioso
y tiende una mano al pisoteado tierra
de devotos sin artificio de josefinos y resabiosos
fanáticos del deber país donde solía otorgarse una medalla a la porfía
tierra que amamos y miramos con sorna
porque somos nosotros nuestra propia paradoja.
Esta tierra que no se agradaba a sí misma
entre noviembre y marzo esta tierra del hambre
del odio con bombas y fusiles jinetes españoles
muertos en los suburbios muertos en la aldea y en el salón de baile
esta tierra del lento suicidio y la esperanza
por la llegada de falsos redentores estuvo un día casi al atardecer
verdaderamente muerta extinguida en los mapas anulada
su nombre naufragado en la victoria
de sus enterradores y por siempre fue así
pero ahora todo se torna diferente y diferente ha devenido.
Este país sin nombre muerto y sepultado
ha despertado a la vida en barracas y en la tierra
entre un mar glacial y el desierto bajo atalayas
en el cadalso en sótanos este país
se ha reconocido en el eco de su nombre susurrado
ha resurgido en inviernos de Rusia y entre
los hornos de Auschwitz y poco a poco
ha devenido primavera de llamas y hielo
una voluntad y una palabra.
Austria
con sus sentenciados sus muertos sus tumbas y ruinas
con su catedral ardiendo y los bombardeados saqueados heridos
perseguidos asfixiados desaparecidos con su miseria
y su esperanza sabe lo que quiere ayer
en abril y ahora y mañana y de sí misma.
Austria con su historia entera y todas
sus montañas castillos fábricas chozas y palacios
sus páramos suburbios mercados campanarios
aldeas salidas de un álbum cafés y panteones su música
su palabra su mutismo sus lágrimas y su alegría
sus muertos olvidados sus aclamados su candor su conocimiento
sin jinetes españoles desesperación y discordia un pueblo
con pasado futuro y presente perdurable
en el cruce de las avenidas de Europa sobre el regazo del mundo
riéndose de sus enterradores: Austria.
Gerhard Fritsch
Traducción: José Aníbal Campos
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