En el cumpleaños 110 de Dora Alonso

Doralina de la Caridad Alonso y Pérez Corcho nació con facilidades económicas, el 22 de diciembre de 1910 y fue hija de un ganadero de origen español, David Alonso Fernández, que vivió en Matanzas, exactamente en Recreo, teniendo por madre a la cubana Adela Pérez Corcho.

Fue una niña precoz que amaba su entorno, que oía las historias de su madre cuando sufrió la reconcentración impuesta por Valeriano Weyler y el respeto que tenía hacia Martí. ¿Acaso alguna vez lo vio?

A la edad de 43 años decide adoptar un niño huérfano. Su nombre era José Joaquín Alfonso. No necesitó papeles ni trámites burocráticos, pues era un niño mulato de siete años, sacado prácticamente de las calles. Lo hizo un hombre de bien.

Cuando viajó por México se encontró con quien sería su compañero de vida, Fausto Rodríguez Sánchez, militante del Partido Socialista Popular.

Pero Dora Alonso, como en realidad la conocemos, fue escritora antes de saber escribir y cada sonido del campo era su mundo y cada árbol su refugio que la hicieron imaginarse universos. Por eso es considerada una de las escritoras cubanas para niños más importantes y de las más traducidas.

Narradora, dramaturga, poeta y periodista, a los 46 años creó a nuestro títere nacional, Pelusín del Monte. Aunque era travieso, pícaro, ocurrente, extremadamente alegre, lo concibió como un niño bueno.

Después nacieron Aventuras de Guille, El valle de la Pájara Pinta y el muy popular El cochero azul, que quiso incursionar en las tablas, al igual que sus hermanos Tintín Pirulero, Mandamás y Bombón y Cascabel.

Los hijos que nacieron con almas de adultos como Mensajeras, La sombra lúcida, Sol de batey y Tierra brava, fueron novelas que debutaron en la radio para después pasar a la televisión.

Nada se le escapó a su tiempo a la guajirita Dora Alonso, el magisterio, la investigación de campo, con su prosa directa, sencilla y poética, no por eso rompedora de esquemas, que conquistara los premios La Rosa Blanca, Nacional de Literatura, Internacional Máximo Gorki, El diablo cojuelo, Casa de la Américas.

No por gusto estamos hoy aquí, festejando el cumpleaños de esa señora que nunca envejeció y no dejó de concebir grandes hijos, todos de bien.

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