Desde este miércoles y hasta el viernes 23 sesionará en el Complejo Histórico Morro-Cabaña, como parte del Salón Profesional del Libro, el XI Taller Nacional del Librero. El tema central en esta nueva edición, «Libreros y Librerías por una identidad lectora», responderá a un amplio programa ajustado en sesiones completas de trabajo. Mildred Tamayo Patterson, directora de Librerías del Instituto Cubano del Libro (ICL), presidió la apertura. Un audiovisual sintetizó la extensa labor que por más de una década ha realizado este evento que reúne cada año un amplio programa literario, poético y creativo.
El Taller Nacional del Librero es un espacio de recuento de mucho trabajo, perspectivas y entrenamiento para los libreros que acceden al medio por primera vez. Ahí se reconoce a los mejores y, a la vez, se les trata de dotar de un instrumental teórico para actualizarse en contenidos que tengan que ver con las librerías, así como la promoción y la vinculación que puedan tener al fenómeno digital de las redes sociales que golpea cada vez con más auge.
El escritor y profesor Francisco López Sacha, a quien se le dedica la 32 FILH, cree que los libreros son intermediarios en nuestras bibliotecas y librerías: «El librero debe ser una persona preparada, culta, que pueda orientar al público en relación con las novedades literarias, y a los lectores en términos de producción».
La edición pasada fue de suma importancia: el Taller Nacional del Librero arribó a su primera década de vida. Inaugurada con una intervención de Ignacio Ramonet, el relevante autor contó sus experiencias de la infancia como habitante de una vivienda ubicada en los altos de una librería.
En Cuba hemos tenido excelentes libreros. Ellos han demostrado su capacidad de colocarnos en cualquier espacio del tiempo con novedades literarias, pero también con libros que pertenecen al pasado y que recuperan y se vuelven a colocar en el mundo literario de hoy.
La maravilla sensorial que guarda el olor de un libro ha sido transformada en magia. Asimismo, sucede en las pantallas. Con la era digital queda demostrado que se puede leer cualquier cosa en cualquier sitio, incluso tener tu biblioteca móvil en tan solo unos megas. Las librerías del siglo XXI tienen que ser más proactivas y deben llegar al público. La esencia del trabajo de un librero no es solo vender libros sino promocionarlos.
Las conferencias de este miércoles abordaron los aciertos y desaciertos del libro en la era contemporánea, las políticas culturales y las herramientas necesarias para la elaboración, comercialización y promoción de los títulos digitales. Como bien dijera el Apóstol: «Los libros acompañan, consuelan, redimen, enseñan y enriquecen. Leer nos hace amigos para siempre».
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Tomado de El Cañonazo
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