Santiaguero de nacimiento —el 1º de noviembre de 1911, por lo que se cumplen ahora 110 años de esa fecha— el doctor José Antonio Portuondo figura entre los exponentes máximos de la crítica y la ensayística cubana del siglo XX, en lo cual mucho tiene que ver su cultura, su obra y un don especial: el de reunir en sí las dotes del escritor y el rigor insaciable del hombre de ciencias.
Al cabo del tiempo y pese «al correr de los años», son muchos aún quienes lo recuerdan en su condición de fundador, en 1965, del Instituto de Literatura y Lingüística, adscrito a la entonces Academia de Ciencias de Cuba, y como embajador ante la Santa Sede (de 1976 a 1982). Pero erróneo sería enmarcar el desempeño del profesor José Antonio Portuondo en límites que le son muy estrechos por cuanto se trató de un intelectual de muy diverso quehacer.
Su etapa de estudiante universitario transcurre en los decenios del 30 e inicios del 40 de la pasada centuria y se corresponde con un período de intenso forcejeo en el terreno de las ideas, agudas polémicas e importantes realizaciones. Portuondo fue coeditor de la revista Mediodía y dirigió el quincenario Baraguá, que tenía como lema «Por la liberación nacional». Una y otra publicación expresaban en sus páginas una marcada orientación de izquierda.
Pero hay más: Gaceta del Caribe, mensuario cultural que comenzó a publicarse en 1944, lo tuvo entre sus principales figuras, junto a Nicolás Guillén, Ángel Augier, Mirta Aguirre y Félix Pita Rodríguez. Ejerció la docencia en escuelas privadas de la capital y ya es por entonces un joven intelectual y profesor que se hace notar por la convicción de sus criterios estéticos e ideológicos.
Su obra es vasta. Un libro suyo titulado Concepto de la poesía, con primera edición en 1945, vale, en sus propias palabras, como «indagación científica de todo un proceso de creación de valores estéticos por medio del lenguaje. Tal indagación constituye, en esquema, el tema central del presente estudio».
Aclaremos además, que fue esta su tesis de doctorado en Filosofía y Letras presentada en 1941 en la Universidad de La Habana.
Significativa resulta para el doctor Portuondo su residencia en México, becado por el Colegio de México para hacer estudios de crítica literaria bajo la asesoría del eminente escritor Alfonso Reyes. Fue en esa nación donde publicó la primera edición del ya citado Concepto de la poesía, al cual aludíamos en estos apuntes.
La década del 40 y los comienzos de la siguiente lo ven convertido en profesor invitado de las universidades norteamericanas de Nuevo México, Wisconsin, Columbia y Pennsylvania, además de ser merecedor de una beca de la Fundación Guggenheim para cursar estudios sobre la crítica literaria hispanoamericana.
La producción se ahonda con otros libros suyos: José Martí, crítico literario, en 1953; El heroísmo intelectual, en 1955; La historia y las generaciones, en 1958, con edición ampliada en 1981 que afianzan reconocimientos y prestigios dentro del ámbito académico.
Ya en Cuba, imparte clases en la Universidad de Oriente entre 1953 y 1958, fecha en que comienza a ejercer la docencia en la Universidad de los Andes, Venezuela, aunque regresa a Cuba en 1959 y en adelante desempeña responsabilidades políticas en el exterior que le asigna el Gobierno Revolucionario. De vuelta es elegido vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que lo nombra Miembro Emérito y se le designa Rector de la Universidad de Oriente, responsabilidad que ocupa entre 1962 y 1965.
Escribir, investigar, expandir horizontes del saber, nunca deja de hacerlo y su currículo se amplía con otros títulos: Bosquejo histórico de las letras cubanas,1960, reeditado en 1962; Crítica de la época y otros ensayos, 1965; El pensamiento vivo de Maceo, 1971; La emancipación literaria de Hispanoamérica, 1975; Itinerario estético de la Revolución Cubana, 1979; Capítulos de literatura cubana, 1981; Martí, escritor revolucionario, 1982¸Crisol de España, 1986; Ensayos de estética y de teoría literaria, 1986.
A manera de colofón por su fecundo hacer, el profesor Portuondo recibió en 1986 el Premio Nacional de Literatura. Falleció en La Habana el 18 de marzo de 1996. Desde Cubaliteraria honramos su memoria e instamos a mantenerla viva, con el aval que le confiere una obra de valores inmanentes.
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