“Soy un servidor de la Revolución cubana, a tal punto, que me resulta imposible enumerar las ocasiones en que he visitado este país, pues tan solo a fines de los años noventa ya había estado cerca de cuarenta veces. Y le diré más: desde principios de este 2020 he estado aquí en dos oportunidades. Le reitero, entonces, que soy un sincero servidor de la Revolución y del pueblo cubano”.
Así expresó en breve contacto con este sitio digital el excelente amigo de Cuba y de su pueblo, Frei Betto, en la sede habanera de la Casa del Alba Cultural, durante el Encuentro de Escritores Histórico-Sociales en el marco de la 29 Feria Internacional del Libro de La Habana.
“Para este encuentro ferial esperaba tener publicados dos libros de mi autoría. Uno, Diálogo entre Budismo y Cristianismo y el otro, Cartas de Prisión concebido como de género testimonial, el que incluye un numeroso grupo de cartas que escribí mientras estuve preso en cárceles brasileñas. Desafortunadamente y, producto de la escasez de papel, no pudieron publicarse”.
Fidel en su recuerdo…
“Un amigo entrañable. Desde 1981 en que lo conocí hasta su partida, tenemos muchas anécdotas que logré recoger en muchos trabajos periodísticos. La última vez que lo vi fue el día que cumplió noventa años cuando lo visité en su casa a la hora del almuerzo, y después en la tarde; estuve con él durante una actividad-homenaje que se le tributó en el teatro Karl Marx”.
Momentos después el filósofo, periodista y teólogo brasileño sostuvo un ameno diálogo con los asistentes en el que subrayó no solo su enorme amor y apoyo a la Revolución de enero de 1959, sino también a la necesidad de una América Latina unida y soberana.
Durante su diálogo Frei Betto rememoró su militancia, a partir de los 15 años de edad (1959), junto a un movimiento cristiano aliado a la militancia comunista, el que luchaba contra los elementos oligárquicos y derechistas de su país.
“Ya en aquel tiempo tenía conocimiento de todo lo que acontecía en Cuba y me alegró muchísimo la victoria de este pueblo junto a Fidel. La primera vez que los visité fue en 1981”.
En otra parte de su conversación con el público destacó sus inclinaciones hacia la escritura desde muy joven, al igual que recalcó sobre “los desafíos de hacerlo para distintos públicos a partir de diversos géneros. Por ejemplo, tengo una novela de mi autoría del género policíaco, publicada aquí en Cuba, además de algunos libros de cuentos para niños, debemos y tenemos que escribir para las nuevas generaciones.
“Asimismo, de mi autoría, tengo publicados seis libros sobre la culinaria brasileña, partiendo de que mi madre era maestra en este arte. Y sobre esto quiero reafirmar que Brasil posee una tradición de más de 300 años de arte culinario, en especial, de la provincia de Minas Gerais, donde nací y me crié, una provincia muy importante durante el dominio del colonialismo portugués en mi país. Para que tengan una idea de su grandeza: durante tres siglos de las minas de esa provincia se extrajo tanta cantidad de oro que su resultado en explotación representa la suma final de todo el existente en América Latina durante igual período”.
Apertura y otras presentaciones de libros
Con anterioridad, el MsC. Jorge Luis Aneiros, presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), al realizar la apertura del Encuentro de Escritores Histórico-Sociales, expresó que la institución que preside “trabaja junto al Instituto Cubano del Libro (ICL) en la realización de un análisis sobre la presencia del libro de Historia. Con vista a ello hemos convocado a todas las editoriales del país a indagar e investigar sobre la situación del libro de Historia en los últimos diez años y cuáles deben y tienen que ser las prioridades al respecto en la próxima década. A la vez investigar la ausencia de algunos volúmenes, cómo debe redactarse hoy un libro de Historia ante la nueva realidad del país partiendo incluso de las edades más tempranas. Indagar también qué textos históricos han sido rechazados en los últimos cinco años de la enseñanza, al igual que sus causas y consecuencias.
Igualmente, la obra Teoría y práctica de la integración de América Latina y el Caribe, del autor Manuel A. Castro Formento, editada por Ciencias Sociales, fue presentada por el profesor doctor en Ciencias Históricas y Económicas Ernesto Molina Molina, quien destacó en ella “el ofrecernos un diagnóstico general de los diversos procesos de integración de nuestra región para, mediante diez capítulos, proponer un diseño que permita que el Caribe integracionista conduzca al desarrollo y a lo que Martí llamó la segunda independencia de nuestra América”.
Las revoluciones liberales de 1820 en España y Portugal, y su repercusión en América Latina, fue otro tema traído al recinto ferial de la Casa del Alba Cultural por parte de un panel integrado por connotados académicos pertenecientes a la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHLAC). Los panelistas fueron los doctores Sergio Guerra Vilaboy, Edelberto Leyva, René Vilaboy y Benito Albiza quienes, muy sucintamente, realizaron un análisis general de dichos procesos ocurridos en las metrópolis coloniales y sus consecuencias para los países de este otro lado del mundo.
Al respecto, en el caso cubano, “está la presencia de la sacarocracia azucarera y el temor o miedo al negro producto de la ocurrencia de la Revolución de Haití y sus consecuencias”, expresó Vilaboy.
Foto tomada de cadenagramonte.cu
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