Enrique Pérez Díaz es una persona particular. Buscarle una definición a su existencia y el cómo la ha llevado social y humanamente, implica razonamiento. Llegamos al mundo y nos vamos de él con aquella tórrida pregunta sin respuesta, ¿por qué estamos aquí? Sin embargo, en el caso de Enriquito —como cariñosamente muchos le llaman— razones sobradas concurren; el mundo editorial cubano, el de la promoción y gestión cultural[i], el da literatura infantil y el periodismo, sí saben por qué existe este hombre: está «pasa’o» en todos esos saberes al que ha dedicado ardientemente su vida tórrida.
Es un buen tipo, nacido en La Habana un 11 de abril de 1958, aunque ya es de Cuba. Si hubiera un calificador de cargos que englobara en una sola profesión varios saberes, lo ubicaríamos en él. Por el momento, sin orden de jerarquía, es escritor, periodista, investigador, promotor, crítico, creador de colecciones… y un etcétera largo, porque siempre está a la caza de hacer algo nuevo, más allá de sus profesiones.
Se le suma y, en eso hay que preguntarle cómo lo hace, una paciencia y carácter envidiables, constancia en su objetivo y un liderazgo innato para dirigir –fue durante muchos años director de la Editorial Gente Nueva, asesor del ministro de cultura Armando Hart, entre otras responsabilidades—, además es un eterno inconforme y batallador contra la rigidez institucional y mental.
Ha estado a la caza de todo lo que pueda ser significativo en materia de literatura infantil en Cuba. Por eso le impactó sobremanera, el premio Andersen de cuentos infantiles —en honor a Hans Christian Andersen, el famoso escritor danés del género—, al que le debemos su conocimiento y existencia en Cuba gracias a su labor de promoción y comunicativa en las páginas de El caimán barbudo, la muy gustada y polémica revista cultural cubana de la que fue reportero.
Igualmente, ha promocionado a infinidad de autores cubanos y del mundo. Admite que muchos de esos autores, en el caso de los nacionales, estuvieron en el ostracismo literario por razones subjetivas como es la sensibilidad de terceros y, gracias a su meditación, han sido visibilizados, característica esta que, según su apreciación debe tener el editor, «durante muchos años he trabajado calladamente en la obra de mucha gente en la que nadie creía», dijo.
Confiesa que el periodismo fue la base, sobre todo, de un rigor y estilo de trabajo, «a mí no se me puede pedir algo porque ya te está cayendo encima, a la media hora ya te lo estoy entregando, eso me lo dio el periodismo», dijo. Trabajó en Juventud Rebelde, la Agencia Cubana de Noticias (ACN), Tribuna de La Habana, revista Revolución y Cultura, Ediciones Unión, entre otras.
Por pura contradicción y valentía, siendo periodista, llegó lo de la crítica. Le permitió ver que era poco lo que se abordaba en esa difícil y necesaria tarea, decidió dedicarle con intensidad a ese acápite. Valiente también con los temas a los que nadie quiere tratar en ese género —el hierro candente que quema y al que muchos temen por evadir la zona de confort.
La escritura arriba a su vida —previa intensa lectura desde niño de todo lo que se publicaba en Cuba para infantes: Dora Alonso, Del Capote, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso, entre otros, además de autores universales— por una necesidad de desmitificar ese cosmos infantil que privilegiaba los cuentos de hadas, duendes, princesas bellas y príncipes azules, héroes y villanos; no, también se podría tratar la vida de un niño verdadero, de carne y hueso; los problemas y dilemas de esa difícil edad vistas desde la realidad[ii].
Desea que sus textos sean leídos por todos, en especial los adultos, segmento esencial y espejo para los menores de edad. Uno de sus títulos, Mensaje, aborda el tema de los niños de padres divorciados, de la incomunicación y la soledad. Otros son más de la tendencia clásica de escritura como ¿Se jubilan las hadas?, el que lo catapultó a la fama en Cuba y otros lugares y, Los pelusos, serie policial protagonizada por dos fiñes gemelos y uno de los libros más vendidos en Cuba.
Laureado con diferentes premios, tanto como escritor y editor, fue envestido con el Premio Nacional de Edición en la recién terminada XXXII Feria Internacional del Libro de La Habana 2024, justificado por el prestigioso jurado que lo consignó, entre otros motivos, por ser una figura que ha encabezado movimientos culturales en torno a la edición, algo que le complace, según ha manifestado. «El editor tiene que imaginar un panorama que no existe, esa es la manera de ser creativo, no reescribir el libro a la persona», dijo.
Pérez Díaz se inscribe también como un renovador de la Editorial Gente Nueva, en la cual respetó todo lo hecho ante de su llegada, pero, vio la necesidad de hacer cosas nuevas; para ello puso empeño y almohada en sus recintos, a costa, incluso, de replegar a un segundo plano su propia obra, «en ese momento, la editorial era mi obra, lograr que resurgiera y fuera adelante era mi mayor sueño», admitió.
Creó nuevas colecciones en ella como Colección XXI que no solo publicó autores del mundo —Frei Betto, Frabetti, entre otros—, sino, generó rentabilidad al lograr que esos creadores cedieran sus derechos de autor, además de una prueba de solidaridad de estos, «me ha gustado crear colecciones que se renueven», subrayó.
También a su gesta creativa se debe la revista Meñique, surgida casi por azar y que informa de casi todo lo que ocurre en Cuba en materia de escritura sobre niños: eventos, publicaciones nuevas, autores y publicaciones más significativas del extranjero.
Ahora realiza la labor de promoción de la lectura con una visión científica, desde el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura, órgano que dirige. Comprende el análisis de cómo leen los colectivos humanos, qué buscan leer, cómo funcionan los procesos del Instituto Cubano del Libro, entre otros actos que incluyen lo editorial tal como la emisión de boletines, informes y más. «Ha sido para mí un ejercicio académico», confesó.
Con esta mención, la UNEAC desea en este 11 de abril, un caluroso ¡felicidades! para Enrique, retribuido y bidireccional porque la felicidad es para él y para toda Cuba, quien está contenta de tenerlo.
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Tomado del sitio web de la UNEAC
[i] A él se debe la coordinación del evento teórico Niños, autores y libros, una mirada de locos, con acción en la Feria Internacional del Libro de la Habana.
[ii] Recordamos que Enriquito se ha convertido en una autoridad en la literatura infantil en Cuba y el mundo, fue también por largos años, presidente de la Sección de Literatura Infantil de la Asociación de Escritores de la UNEAC, además es miembro del capítulo cubano de la International Board on Books for Young People (IBBY, por sus siglas en inglés) o, Organización Internacional del Libro Juvenil.
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