Los autores de literatura infanto-juvenil (LIJ) universal suelen tener o haber tenido las más variopintas profesiones, desde médicos a diplomáticos, de periodistas a carpinteros. Cuando vamos a la LIJ cubana, la variedad también es enorme, pero, a pesar de ello, estoy convencido de que pocos lectores adivinarían cuál es el trabajo diario de mi entrevistado, a quien conocí durante el Encuentro de Jóvenes Narradores Latinoamericanos organizado por el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 2008, aunque él no recuerde este primer contacto. ¿A qué se dedica? Pues Yohan Balón Gómez es el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba en el camagüeyano municipio de Minas y, ojo, el desempeño de tan complicada labor no ha hecho que pierda la ternura y sensibilidad necesarias para continuar su trabajo como creador para los no adultos, ni es la razón principal de mi interés. Ganador del prestigioso Premio Calendario y con varios títulos publicados en su haber, fue su talento al escribir lo que me llevó a contactarlo e insistir una y otra vez hasta obtener la entrevista. Nada, que si quieres saber más de Yohan, aquí podrás enterarte.
En 2008 la Editorial Ácana publica tu primer libro, A propósito de una chambelona. ¿Qué caminos han llevado a la LIJ a Yohan Balón Gómez que ahora pasa de los cuarenta años?
Comencé a escribir cuando cursaba estudios superiores de Agronomía en la Universidad de Ciego de Ávila. Allí formé parte del taller literario que asesoraba la escritora Carmen Hernández Peña. Había un fuerte movimiento de artistas aficionados y los festivales de la FEU tenían mucha calidad. Ese fue el inicio del camino, si no tomo en cuenta las composiciones, al estilo de Cuentos de la selva de Horacio Quiroga, que ya desarrollaba en la secundaria.
Hasta que llegó A propósito de una chambelona. Allí estaba la escuela donde cursé el quinto y sexto grados, con sus matas de framboyán y toda la algarabía; el viaje a un campamento de pioneros exploradores; los juegos y el enamoramiento de la infancia. Un argumento que desarrollé alternando los conflictos familiares de Toni, el niño protagonista, con historias del ambiente escolar en un curso matizado por el encuentro con personajes fantásticos y un viaje a la Luna. Así, el texto es autobiográfico. Lo escribí en tres días (la primera versión), cuando apenas tenía una idea muy vaga de lo que era o debía ser la LIJ.
Indudablemente, en tu carrera literaria la obtención del Premio Calendario 2011 por tu libro Un trío y la fama marca un hito significativo. ¿Cómo surgen en tu mente estos personajes? ¿Tuviste referentes reales o solo dejaste correr la imaginación?
Con Un trío y la fama sentí la necesidad de salir del ambiente escolar y familiar que había trabajado en mis dos libros anteriores. Introduje un tipo de personaje (marginal) que siempre me ha llamado la atención. Es el caso de Ribaíl. Entonces me inventé una historia, con él en el centro, donde dejé correr la imaginación.
¿Recuerdas algún comentario de los jurados que premiaron el libro? Los críticos de LIJ cubanos (si es que existían entonces, si han existido alguna vez) ¿se interesaron por tu texto?
Recuerdo que Eldys Baratute elogió la concepción general del libro, el empleo del lenguaje, aunque le pareció que había pinceladas didácticas. Luego, me complació la valoración en el acta del jurado (Eldys, Teresa Cárdenas y Olga Marta Pérez) para la entrega del premio. Una valoración que se ajustaba a las intenciones que tuve al escribir el libro y me resultaba significativa la coincidencia. Esa acta, después del criterio de Eldys, fue lo más cercano a la crítica. El propio Enrique Pérez Díaz reconoció en su artículo «Un calendario para rescatar los sueños»: «Confieso que es una obra que en su momento se me escapó». En 2019, Yunier Riquenes, en Claustrofobias publicó una reseña crítica a propósito de la reedición en la Editorial La Luz. Que yo sepa, nada más.
En Un trío y la fama, Ribaíl sueña con la fama, el reconocimiento, en cambio el narrador protagonista le dice a su nuevo amigo que para él la literatura es un hobby. ¿De alguna manera estos personajes representan la dicotomía a la que tú mismo te enfrentabas?
En lo absoluto. La fama que busca Ribaíl es el sueño de su vida, el sueño que tiene cada uno simbolizado en el suyo. Uno por el cual había que unirse, luchar y vencer los obstáculos; que pusiera a prueba la fuerza del empeño, el amor y la amistad.
Seguimos con esta novela en la que también deslizas algunos versos. ¿Te interesa la poesía como otro modo de incursionar en la LIJ o te consideras un narrador que de repente pueda incluir algunos versos en medio de la historia que cuentas?
No he pensado en escribir un libro de versos, aunque no descarto la posibilidad. Hasta el momento he utilizado la poesía como complemento de mi narrativa.
Un trío y la fama recrea la vida cotidiana en eso que en Cuba solemos llamar en el «interior» para diferenciarlo de La Habana, la capital cosmopolita. ¿Pesan los referentes locales en este ambiente de provincia y estoy pensando en figuras como Niurki Pérez, cuyos Cuentos patatos han tenido enorme éxito y varias ediciones, o en Geovany García Vistorte y sus alucinantes historias?
Respeto mucho la obra de los coterráneos que mencionas; pero en Un trío… destaca el ambiente provinciano porque quise que fuera así. Para ello me inventé ese pueblito mágico que es La miel y lo endulcé con algunos recuerdos entrañables de mi infancia en la década del ’80. Un lugar ideal para sentirse libre y pasarla bien.
Complementando la anterior pregunta, ¿Hay otros referentes en tu obra, autores cubanos o extranjeros de los que te consideras deudor?
José Martí, Dora Alonso, Enrique Pérez Díaz, Luis Cabrera Delgado, Eldys Baratute, Antoine de Saint-Exupéry.
Un trío… es una novela para un público adolescente, pero también has escrito para niños más pequeños. ¿Para cuál grupo etario te resulta más fácil escribir?
La noveleta se me da más fácil que el cuento dentro de la narrativa. Casi siempre he utilizado un narrador personaje para contar la historia y esto me ha obligado a enmarcarme en su sicología. A esto se suman los conflictos, la manera en que están estructurados los libros y la intención que pongo en el tratamiento al lenguaje, con los códigos dirigidos a un público ideal: el adolescente, aunque no reduzco mis lectores potenciales a este grupo solamente.
En una antología cubana para niños, Antonio Orlando Rodríguez observa la tardía aparición de muchos textos respecto al momento en que fueron concebidos. ¿Has vivido esa experiencia? ¿Cuánto afecta a los creadores cubanos de LIJ el desfase entre el momento en que escriben sus textos y el de su aparición en las librerías?
Tuve la suerte de publicar mis dos primeros libros en cuanto los escribí. A propósito de una chambelona (Ed. Ácana, 2008) y Una libreta para Pucho (Ed. Ácana, 2011), ambos avalados por resultados en concursos provinciales y nacionales. Lo mismo sucedió con Un trío y la fama (Ed. Abril, 2012; Ed. La Luz, 2018). Recientemente publiqué, en coautoría con mi esposa, Mariam Carcasés Díaz, Cuentos de brujas fracasadas (D Mc Pherson Editorial, 2019). Solo tengo un libro inédito que terminé recientemente. Como ves, no puedo quejarme.
¿Eres de los autores que compran sus propios libros para realizar presentaciones?
Los compro para regalarlos.
Editores e ilustradores revisten una importancia enorme para la LIJ, ¿cómo ha sido tu relación con ellos?
Positiva. Las editoras que me tocaron fueron muy profesionales. Todos mis libros han salido ganando en el proceso de edición. Desde A propósito de una chambelona, el cual tuve que trabajar bastante, hasta Un trío…, al que casi no hubo que hacerle nada. Por otra parte, he trabajado con tres ilustradores, incluyendo a mi hermano, Norge Balón Gómez. La reedición de Un trío… por la Editorial La Luz la ilustró Alexei Alfonso; visualidad exquisita, bellas imágenes a todo color con las cuales quedé muy complacido.
¿Crees que los autores de LIJ que viven en provincia lo tienen más complicado para publicar y participar en debates, foros, congresos y otros eventos?
El Centro Onelio me abrió las puertas al Primer Festival Internacional de Narradores Jóvenes, antes de que me acogiera en sus aulas en el Onceno Curso de Técnicas Narrativas y, gracias al Premio Calendario, estuve en el Primer y Segundo Encuentro de Narradores Latinoamericanos en La Habana, en el marco de las ferias del libro. No sé si realmente los escritores de provincia lo tengan más complicado en la actualidad para participar en esos eventos a los que haces referencia. Quizás sí. Yo prefiero escribir. Y en el tema de las publicaciones, además de lo que ya te he dicho, quisiera enfatizar en la Editorial La Luz que me ha incluido en varias de sus antologías. El mérito a Eldys, Luis Yusef y a su equipo de trabajo.
¿Te parece que la LIJ sigue considerándose género menor?
Lo que creo es que, de manera general, la LIJ ha venido ganando mucho terreno en el panorama de la Literatura, lo cual se refleja en obras, autores, concursos y publicaciones. Una valoración como esa implica el desconocimiento de sus potencialidades y el menosprecio hacia el público al que va dirigido, acaso el más inteligente del mundo.
¿Qué conflictos te interesa más reflejar en tu obra?
Para escribir, tengo afinidad con la literatura realista. Me interesan los conflictos que afectan a la infancia, cualquiera que sea su naturaleza.
¿Escribir por placer o el placer de escribir?
Asumo la LIJ como una vía de comunicación, como un medio que lleva implícito su fin y cuenta con sus propias herramientas, éticas y estéticas. Un medio muy poderoso para trasmitir ideas, conceptos, modos de actuación (sin didactismo); para cuestionar, evadir, o divertir (todo eso y admite mucho más a la vez). Un acto, que, teniendo en cuenta el público al que va dirigido, debe realizarse con mucha responsabilidad. ¡A mí me place!
¿Cómo has podido compatibilizar el ejercicio de la LIJ con tus obligaciones como dirigente, primero en la UJC y ahora como Primer Secretario del PCC en el municipio de Minas?
Hay toda una línea de intelectuales apegados al arte y a la Revolución. Un paradigma es José Martí. Como genio al fin, fundó La Edad de Oro, el Partido Revolucionario Cubano y organizó la Guerra del ’95. La UJC (que por demás atiende a niños, adolescentes y jóvenes) y el PCC son organizaciones políticas para las cuales la comunicación es indispensable. Entonces, creo que no es inconveniente dominar más de un lenguaje. Cuando tengo algo en mente relacionado con un proyecto literario, más allá de que este pueda quedar relegado, el proceso creativo siempre hace de las suyas y en su tiempo justo se impone la obra.
¿Qué proyectos te ocupan hoy día?
Trabajo lentamente en dos libros: Dioses de la timba y Bruna es terrible.
Cinco palabras para definir la LIJ cubana actual.
En sus mejores exponentes: Variada, atrevida, madura, sensible e inteligente.
Algunos libros que no deberían faltar en cualquier biblioteca escolar.
Te mencionaré varios que por alguna razón se me hacen entrañables: La Edad de Oro, El cochero azul, ¿Dónde está La Princesa?, El principito, El príncipe y el mendigo, Ivanhoe.
Valores que no quieres que falten en la LIJ donde quiera que se haga.
Entre esos valores, dando por sentado el estético, estarían la sinceridad, el respeto y no sería despreciable una dosis de optimismo.
Para concluir, si te pusiesen a redactar esas cartas a los niños del mundo que promueve el IBBY, ¿qué les dirías?
Pienso en «Una carta abierta a los niños del mundo», firmada en 2019 por la Directora Ejecutiva de Unicef, Henrietta H. Fore, donde aborda los retos de hoy y cómo construir un mundo mejor para los niños del presente y del futuro. Henrietta, muestra ocho razones por las que siente preocupación, pero también esperanza.
Como alertara Fidel, a causa del orden económico establecido, lo que está en peligro es la especie humana. Yo les diría a los niños del mundo, pese a la constante violación de sus derechos, que un mundo mejor sigue siendo posible. Y a los cubanos: «Cuba es nuestra perla. Cuidémosla y saquémosle todo su brillo».
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