
La importancia de Luis Alejandro Baralt Zacharie dentro del teatro cubano es tal que se le considera uno de los grandes renovadores de esta disciplina en la escena cubana en la primera mitad del siglo XX. No obstante, su irrupción tuvo lugar paso a paso, como nos recuerda el crítico dominicano cubano Max Henríquez Ureña, quien afirma que «apenas hay memoria de su primera obra, Taowami, (1920), ingeniosa critica de nuestra civilización: el personaje central, hombre de ciencia que huye del mecanismo de la vida civilizada, aspira a una existencia mejor entre los salvajes, pero tiene que renunciar a ese anhelo porque en su búsqueda encuentra que todos los hombres han sido inoculados con el virus de la civilización». Desde aquel primer intento, Baralt revela su preocupación por el hallazgo de nuevas técnicas escénicas.
Por vía muy directa le llegó a Luis Alejandro Baralt Zacharie el contacto con las musas. Su padre, del mismo nombre, fue crítico teatral, y su madre, Blanche, escribió un libro testimonial que se lee con sumo agrado: El Martí que yo conocí, varias veces editado.
En cuanto a la personalidad que nos ocupa, nació en Nueva York el 12 de abril de 1892, hace pues 130 años.
Los estudios transcurrieron entre los Estados Unidos y Cuba. En Norteamérica se graduó de Artium Magíster, y en La Habana, de Doctor en Filosofía y Letras. En el Instituto de Segunda Enseñanza de la capital cubana impartió clases de idioma inglés, en tanto en la Universidad de Miami lo hizo de Cultura Latinoamericana. También asumió la cátedra de Filosofía y Estética de la Universidad de La Habana.
El teatro fue para Baralt Zacharie fuente de teoría y ejercicio práctico. También un goce que quiso compartir con los demás, fuera desde la escena o desde la charla. Su labor en tal sentido es fecunda.
Vinculado al Grupo Minorista encabezado por Rubén Martínez Villena, colaboró en la Revista de Avance y publicó traducciones de obras teatrales. Un suceso de especial connotación tiene tuvo en agosto de 1935, cuando por el tricentenario de la muerte de Lope de Vega, dirigió la puesta a cielo abierto, en la plaza de La Catedral, de la obra Fuenteovejuna, con un montaje que revitaliza la escena cubana y ante un público que aplaude entusiasmado.
En 1936 fundó y dirigió el grupo de teatro La Cueva, que el 28 de mayo de aquel año realizó su primera puesta en escena con la obra Esta noche se improvisa, de Luigi Pirandello, dirigida por Baralt. Los especialistas le reconocen su constante interés en presentar cada puesta como un producto renovador y artísticamente integral, portador de nuevas ideas en la utilización del espacio escénico y de la relación entre teatro y público. El grupo se sostuvo durante ocho meses.
En 1938 ganó el premio del concurso convocado por la Dirección de Educación con la pieza Junto al río, la que sería montada por el grupo Teatro Popular, creado por Paco Alfonso en 1943.
Baralt figura entre los fundadores del Patronato de Teatro, junto a Rafael Suárez Solís, Francisco Ichaso y José Manuel Valdés Rodríguez; esta institución celebró concursos anuales para premiar las mejores obras de autores nacionales y llevó a la escena otras muchas de autores importantes del teatro universal, que se presentaban en la Sala Talía del Vedado, por lo que contribuyó a nutrir el teatro de nuevos amantes, uno de sus propósitos esenciales.
Otras obras se incorporan a su autoría: La mariposa blanca, Meditación en tres por cuatro, Tragedia antillana, llevadas a la escena por diversos grupos teatrales y, al crearse el proyecto de la Universidad del Aire, para la divulgación de la cultura a través de la radio, integró su profesorado. Al doctor Baralt correspondió la redacción del capítulo «Cincuenta años de teatro en Cuba» incluido en la voluminosa enciclopedia El Libro de Cuba, editado con motivo del cincuentenario de la proclamación de la República.
Presidió la Sociedad Filarmónica de La Habana, dirigió puestas en escena del Teatro Universitario, tuvo a su cargo la sección de teatro de marionetas en la Academia de Artes Dramáticas, presidió la Sociedad Nacional de Autores entre 1946 y 1947, y representó a Cuba ante los congresos de la UNESCO celebrados en Florencia, 1950, y París, 1951.
A partir de 1960 se estableció en Estados Unidos, impartió clases en la Universidad de Illinois y tradujo al inglés textos de José Martí. En esa nación murió el 19 de septiembre de 1969.
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