Se conmemoran ahora 200 años del nacimiento de Rafael María de Mendive, un cubano ilustre, patriota, poeta, maestro, cuya biografía nos llega fragmentada, destacando solo algunos de los perfiles de su extraordinaria personalidad, que tanto en el orden literario como en el ciudadano merece ser mejor conocida.
De su fibra poética son numerosas las muestras. He aquí una:
Entona un canto enérgico
¡oh bardo generoso!
y a los patriotas ínclitos
el polvo haz sacudir!
Despierta a tantos jóvenes
que en sueño bochornoso
sumidos, no apercíbense
el mal a combatir.
(«Despiértalos!»)
Bien explícito queda el pensamiento político de Mendive en los versos anteriores. Pero detengámonos en el Mendive forjador, maestro, mentor del joven José Martí.
De aquí a dos horas embarco desterrado para España. Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir. Y si he tenido fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, solo a Ud lo debo y de Ud y solo de Ud es cuanto bueno y cariñoso tengo.
Por vez primera salió Martí desterrado de Cuba el 15 de enero de 1871. Sin cumplir los 18 años, sus últimas letras antes de partir eran para Rafael María de Mendive, su mentor.
¿Por qué esa devoción?
En Mendive admiró Martí al amigo y al maestro, al poeta y al patriota. Quizá hoy se piense en Mendive solo como uno de los grandes contribuyentes a la formación del joven Martí. Pero don Rafael era famoso desde mediados del siglo XIX entre los habaneros: para unos por sus amenas tertulias donde se podía escuchar desde un soneto hasta una obra inédita de teatro, una novela o hablar de política en el más crítico de los tonos; para otros, porque entre las autoridades coloniales no era el anfitrión nada bien visto debido a su inoculto patriotismo y su influencia –potencialmente revolucionaria– sobre los discípulos.
Martí pues, encontró en su camino a un forjador excepcional, nunca dado a la rutina de las anotaciones tras una mesa, sino abierto al intercambio, con solidísima cultura y afecto desbordante.
A las manos de Mendive llegó Martí cuando ingresó en la Escuela de Instrucción Primaria Superior Municipal de Varones, de la cual era Mendive director. Fue él quien de su puño y letra solicitó al Instituto de Segunda Enseñanza la admisión a examen de ingreso de Martí, por cuanto deseaba «premiar de alguna manera su notable aplicación y buena conducta». Fue Mendive quien en cierta medida costeó la continuación de estudios de Martí, quien le ofreció casa y acogió, junto a su esposa Micaela, como a un hijo más.
A las autoridades españolas, que por mucho tiempo lo miraron con recelo, se les presentó la ocasión de detenerlo a raíz de los sucesos del teatro de Villanueva, el 22 de enero de 1869, cuando los Cuerpos de Voluntarios se tornaron horda para matar y herir. A Mendive se le implicó, juzgó y sentenció a destierro.
Mientras el maestro permaneció encerrado, diariamente Martí, en compañía de Micaela Nin, esposa del patriota, lo visitó en el Castillo del Príncipe. Mendive debió deambular por Madrid y Nueva York, en esta última ligado a los que apoyaban la insurrección. A Cuba no volvió sino después del Convenio del Zanjón, para retomar su labor de toda la vida, la enseñanza, y para morir el 24 de noviembre de 1886 a la edad de 65 años.
Si las tertulias de Mendive no alcanzaron la celebridad de las de Domingo del Monte, sí fueron cuando menos notables en La Habana. A ello sumábase la labor periodística y editorial que desempeñó, sobre todo como fundador de la Revista de La Habana (1853) que circuló durante cuatro años; «encauzó la producción literaria del país y luchó por elevar el nivel del gusto público», en opinión del crítico Enrique Piñeyro.
Poeta en ocasiones de timbre declamatorio, en otras muchas intimista y melódico, a Mendive se le considera entre los precursores de un romanticismo tenue, que se aproxima a la Naturaleza, algunas de cuyas ideas temáticas se perciben en la obra de otros autores posteriores sobre los cuales estampó su impronta lírica.
¡Oh Cuba! Yo bendigo entusiasmado
la cuna en que nací bajo tu cielo
y este raudal inmenso que me has dado
de evangélico amor y de consuelo…
Rafael María de Mendive nació el 24 de octubre de 1821, dos siglos atrás. Es un honor nuestro desde estas páginas digitales de Cubaliteraria evocar la figura y obra del insigne cubano.
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