Una comparsa del Teatro Caribeño de Cuba con la representación de las deidades del panteón yoruba hizo el preámbulo al Coloquio Homenaje a Eugenio Hernández Espinosa, premio Nacional de Teatro y una de las personalidades a las que se le dedica la 29 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Rogelio Martínez Furé evocó a sus ancestros esclavos y a los escritores desaparecidos físicamente para que acompañaran a los presentes. Durante su intervención resaltó a Eugenio como uno de los más importantes dramaturgos del Caribe que ha logrado representar la lengua de nuestras raíces. He ahí su más grande logro.
Simboliza el arte popular. Conoce el teatro clásico mundial y a partir de eso, crea un lenguaje completamente nuevo. Sus textos logran una ruptura absoluta. En sus inicios no había caricatura ni teatro bufo y sus obras ofendieron a los pequeños burgueses, comentó. Se nutre de la realidad. Habla del pueblo cubano con su vocabulario. Utiliza elementos de la cultura popular, pero realiza un teatro académico. Osado a la hora de llevar a escena al pueblo cubano y sus orígenes, no cae en facilismo ni hace literatura para turistas ociosos. Eugenio cree en el poder de la persistencia y en la ayuda de los fracasos.
Gerardo Fullera lo clasifica como poeta dramático por excelencia. Concibe dramas poco comunes. Crea personajes con capacidad para oponerse a la derrota y permanecer en los márgenes, caracterizados con expresividad poética, lucidez y resonancia y que permiten al receptor entender el pasado y valorar el futuro. El humor y la ironía prevalecen en su obra y recorren la cultura tradicional. Utiliza la mitología y religiosidad cubana.
Alberto Curbelo lo consideró diverso en los géneros que aborda. Mostró una visión de quien era Espinosa. Lo que estaba diciendo era diferente a los demás dramaturgos por sus experiencias personales.
Eugenio se había criado con un mambí negro por lo que tuvo una profunda educación patriótica. Con Eugenio el negro renace como un héroe dramático de la literatura cubana. Crea a un negro nuevo, un negro filósofo nacido al calor de la revolución que defiende su identidad. Cuenta la intimidad de los solares y sus obras son polémicas por los parlamentos de los personajes que no siempre coinciden con sus pensamientos. También hizo literatura para niños y jóvenes.
Víctor Fowler comentó que su teatro necesita un estudio más sistemático pues concibió obras de muchos tipos. La crítica ha escrito sobre él, pero de manera fragmentaria, falta la visión de conjunto.
Eugenio se sintió emocionado. Escribir para él ha sido doloroso y entendió la necesidad de hacerlo cuando luchó contra la tiranía batistiana. Por ser negro no tenía derecho a defender sus ideas. Eso hizo que aprendiera a ver la vida llena de dificultades y de muerte. Al triunfo de la Revolución cambia su visión de la realidad. Entonces comienza a escribir sus vivencias. Aspira a que su micromundo —confesó—, se convierta en macro para que todo el mundo entienda la realidad que él ha presenciado.
Fotos: Diana Inés Rodríguez
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