Adolfo Martí Fuentes nació y murió en un mes de junio. Lo primero ocurrió el 12 de junio de 1922 en El Ferrol, Galicia; lo segundo, el 10 de junio de 2002, o sea, 80 años después. Hoy se le recuerda poco, pero fue un poeta leído y comentado, un cultivador de la décima y un perfectamente aplatanado autor cubano.
El escritor cayó en “la vorágine administativa” que a veces engulle (por suerte no siempre) a la inspiración. Adolfo Martí Fuentes era, cuando lo conocí, funcionario de la Uneac y Redactor-Jefe de las Ediciones Unión, lo cual le restaba bastante tiempo de lo que seguramente era su mayor disfrute: escribir. Tenía unos 60 años. Amable y circunspecto, no exento de sonrisa, escuchaba con atención, no interrurmpía al interlocutor y conservaba algo, un poquito, de español. Lo trajeron a Cuba al año de nacido.
Se graduó de bachiller en el Instituto capitalino y militó en el Partido Socialista Popular. Dirigió la publicación Jornadas, órgano del Movimiento Cubano por la Paz y a mediados de la década del 50 se exilió en México. No regresó a Cuba hasta 1959, para trabajar entonces en el diario Hoy. También viajó por América Latina y Europa en su condición de funcionario del servicio diplomático, e igualmente ocupó la jefatura del departamento de países socialistas del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Con los años, Martí Fuentes cursó la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, impartió docencia en la Universidad de La Habana entre 1969 y 1971, y se desempeñó como Director Nacional de Literatura del antiguo Consejo Nacional de Cultura entre 1971 y 1975.
Ganó el concurso de décimas Cucalambé, en 1967. El primer libro de Martí Fuentes llevó por título Alrededor del punto, de décimas, con el cual ganó el concurso 26 de Julio de las FAR correspondiente a 1971. A este le sucedieron Contrapuntos, en 1980; Puntos cardinales, 1980; Por el ancho camino, 1981; La hora en punto, 1983, Libro de Gabriela, 1985 y Árbol del retorno, 1993, todos los citados de poesía, además de Puntos de vista, 1988, del género de ensayos.
La poesía de Martí Fuentes encontró espacio en numerosas publicaciones: Nuestro Tiempo, Verde Olivo, Mujeres, Hoy Domingo, Unión, Casa de las Américas, Juventud Rebelde…
De su libro Alrededor del punto son estas dos décimas “A mi madre”:
Madre, por todo el amor
que me brindaste en tu nido;
por eso de haber crecido,
madre, en tu regazo; por
tu sangre en cada rubor
y la rosa alta del pecho
que me diste; por el trecho
de tu voz en mi cantar;
por las noches de sembrar
los días que ahora cosecho;
por el vocablo rendido
tras el fugaz balbuceo;
por la flecha del deseo
contra el muro del olvido.
Madre, por este latido
que me acompaña y divierte,
vengo a ti para ofrecerte
desde mi historia de hombre,
cada letra de mi nombre,
cada cifra de mi muerte.
La obra de Martí Fuentes como decimista es elegante y de verso trabajado, pero no menos lo es en su condición de traductor, de divulgador de la obra de poetas europeos, en la selección de obras de autores como Petrarca, en la redacción de prólogos para libros de Jorge Amado, Efraín Riverón y Fernando Rojas. La poesía de Martí Fuentes también ha sido traducida e incluida en antologías publicadas en el exterior.
Adolfo Martí es uno de los decimistas cuya obra resiste cualquier análisis crítico y perdura en el gusto de los lectores. El mes de junio, este que corre, es buen momento para recordarlo en su esencia de poeta.
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