El libro Fidel entre nosotros. Testimonio gráfico de la presencia del máximo líder de la Revolución cubana en Granma inspiró la exposición fotográfica virtual: «Tenía que ser en Granma», inaugurada en la jornada homenaje por la desaparición física de Fidel.
En el Centro de Gestión y promoción cultural «Ventanas de Bayamo», se dieron cita escritores, autores del libro, artistas del lente, niños y niñas, personas de diversa procedencia para conocer de cerca la muestra fotográfica virtual y del volumen que le dio origen.
El texto es resultado de la investigación por diversos archivos nacionales de especialistas del Centro Provincial de Patrimonio Cultural: Lourdes Carbonell, Máximo Gómez Castells, Aldo Daniel Naranjo Tamayo y Alcides García Carrazana, los que compilaron y organizaron cronológicamente más de tres mil fotografías algunas de las cuales eran inéditas.
Las fotografías pertenecen a una veintena de artistas del lente, entre los que se encuentran Luis Carlos Palacios, Ismael González, Lino Valerino, Rafael Martínez, por solo mencionar a los más cercanos colaboradores de los medios en la actualidad, que tuvieron la fortuna de graficar en imágenes la Historia.
Acerca del nombre de la exposición, fue una frase de Fidel pronunciada el 26 de julio de 2006 y quedó como un sello, como la garantía de laboriosidad, de empuje, de avance.
Sería uno de sus míticos discursos, dónde por horas, desgranaba la situación histórica concreta y analizaba en voz alta todo tipo de aspectos: económicos, demográficos, políticos, sociales. Fue su último discurso en un 26 de julio y lo pronunció en Granma, el lugar al que arribó desde México, fundó la guerrilla, y tras varios meses de lucha victoriosa partió hacia La Habana. La tierra donde vivió por dos años durante la guerra, y a la que regresó una y mil veces más para dialogar, impulsar, proponer, inaugurar, chequear y constatar su avance.
Él no sabía que sería el último discurso, ni nosotros. Poco después entregaría a Raúl el mando del Partido y del Gobierno y vendría una década de presencia en los medios de prensa a través de análisis que él llamó reflexiones, y que publicó hasta el final de sus días.
Aquella visita a Granma lo llenó de entusiasmo y alegría, volvía a Bayamo, desde 1982, la sede del acto central por el Día de la Rebeldía Nacional, esta vez por el aniversario 66 de los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.
Visitó varios lugares del territorio, en los que saludó a su pueblo y tuvo la deferencia de conversar con muchísimas personas. La Plaza de la Patria, recién restaurada, lució sus mejores galas, al igual que todas las calles y barrios granmenses. En el discurso Fidel resume con siete palabras su evaluación de lo visto, su sentir: «Maravilloso todo, tenía que ser en Granma». De todas esas visitas queda la memoria fotográfica, testigo del tiempo, de Fidel hecho libro, hecho Historia.
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