François Mauriac fue un autor que saboreó las mieles del éxito. Comenzó su carrera literaria como poeta con Las manos juntas (Les mains jointes, 1909) aunque fue más reconocido como novelista con libros como El beso leproso (1922) o Genitrix (1923), que fueron aclamados por el público y la crítica.
Mauriac nació en Burdeos, en 1885, en el seno de una familia católica. Tanto su ciudad natal como su religión fueron fundamentales en su obra. En efecto, Mauriac pasó a la historia como un gran analista de la burguesía provincial, y del sufrimiento del hombre cristiano en el mundo moderno.
«Un mal escritor puede llegar a ser un buen crítico, por la misma razón por la que un pésimo vino puede llegar a ser un buen vinagre».
François Mauriac es conocido por ser el escritor católico por excelencia. Sus personajes son hombres cristianos, sacerdotes, pero sobre todo, muchos pecadores. Para él, el mundo de la novela refleja el mundo del pecado; es un asunto casi existencial: crear personajes y situaciones en las que el problema del pecado impera de manera permanente (…) ―explicó a RFI el profesor de literatura francesa y francófona, Daniel-Henri Pageaux.
Otras novelas posteriores de Mauriac: El desierto del amor (1925), Thérèse Desqueyroux (1927) y Nudo de víboras (1932), figuran entre las mejores obras de ficción del siglo XX.
François Mauriac fue electo miembro de la Academia francesa y distinguido con el Gran Premio de la Novela de esa institución en 1926, antes de lograr el máximo galardón de las letras, el Nobel de Literatura en 1952. Aunque quizás lo mejor de su producción vino después de este premio, en su calidad de periodista.
A pesar de ser un ferviente católico, fue un opositor al régimen ultraconservador del mariscal Pétain, durante la Segunda Guerra Mundial. En su Cahier Noir, expresa una lucha muy noble y moral a favor de la resistencia. Después criticó con fervor la guerra colonialista en Argelia y comulgó con las ideas del general De Gaulle. Por último, sus Cuadernos de Apuntes (Bloc-Notes) que escribió hasta su muerte, contienen una crónica atenta, las confesiones de un ciudadano muy exigente a nivel moral, con un genio satírico enorme (…) ―agregó el catedrático Daniel-Henri Pageaux.
El último libro de François Mauriac, Un adolescente de otro tiempo, recibió excelentes críticas al momento de su publicación, en 1969. Luego apareció Maltaverne de manera póstuma. François Mauriac murió en París en 1970. Sus obras completas fueron editadas en la prestigiosa colección «Pléiade» de Gallimard.
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Tomado de RFI
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