Como Rilke y Kafka, Franz Werfel nació en Praga en tiempos del Imperio Austrohúngaro, y como ellos, escribió su obra en lengua alemana. Tuvo amistad con Kafka, Max Brod, Martin Buber y otros escritores judíos que formaron parte del llamado Círculo de Praga. La poesía de Werfel, enmarcada en el expresionismo, fue incluida por Kurt Pinthus en su antología Menschheitsdämmerung (Crepúsculo de la humanidad)[1], una obra de referencia obligada para quienes estudian ese movimiento literario, que buscaba suscitar un gran impacto emocional mediante la expresión de sentimientos subjetivos.
Poeta, novelista, dramaturgo, editor, traductor, guionista de cine y libretista de ópera, Werfel había nacido el 10 de septiembre de 1890. Hijo de una pudiente familia judía, tuvo acceso a una educación esmerada. Ya desde su época de estudiante escribía versos, motivo de preocupación para su padre, quien le obligó a cursar un aprendizaje de comerciante en una firma exportadora de Hamburgo. Pero la vocación del hijo fue más fuerte, y en 1911 apareció su primer poemario, Der Weltfreund (El amigo del mundo), tras lo cual fue convocado para trabajar como editor en la Kurt Wolff Verlag de Leipzig, donde con Walter Hasenclever y Kurt Pinthus dio apoyo y acogida a jóvenes escritores de la generación expresionista.
Otros cinco poemarios precedieron a su primera novela: Verdi. Roman der Oper (Verdi. Novela de la ópera, 1924), a la que siguió Der Abituriententag. Die Geschichte einer Jugendschuld (Reunión de bachilleres. Historia de una culpa juvenil). Esta narración fue publicada en Cuba con el título Aniversario (1988) por la editorial Arte y Literatura, sello bajo el que había aparecido ya en 1979 una selección de relatos de Werfel, El crepúsculo de un mundo.
Durante un viaje a Damasco, en 1929, Werfel se encontró con el tema de su novela histórica Die vierzig Tage des Musa Dagh (Los cuarenta días de Musa Dagh, 1933), en la que abordó el genocidio contra los armenios por parte del imperio otomano, y la resistencia de 4500 armenios en el monte Musa Dağı (Monte de Moisés). Publicada poco antes del ascenso de los nazis al poder, la obra tuvo gran repercusión internacional: de la primera traducción al inglés, en 1934, se vendieron en dos semanas más de 30 000 ejemplares, y en breve tiempo se editaron 34 traducciones a otros idiomas, lo que no impidió que el libro fuera quemado públicamente en las hogueras nazis.
Además de su vasta obra como autor, Werfel tradujo al alemán, junto a Emil Saudek, Wind von Mitternacht nach Mitternacht (Viento de medianoche después de medianoche, Munich, 1921), y Musik der Quellen (Música de las fuentes, Munich,1923), de Otokar Brezina. También tradujo al alemán y adaptó los textos de varias óperas de Verdi y, con Richard Specht, fue editor de la correspondencia del gran compositor operístico italiano.
No solo por su condición de judío, sino por sus convicciones abiertamente antifascistas, Werfel tuvo que escapar en 1938 con su esposa Alma a Francia; al ser ocupada gran parte de ese país por las tropas alemanas durante la segunda guerra mundial, ambos encontraron refugio en el santuario de Lourdes, donde Werfel prometió que si lograban salvarse escribiría una novela sobre aquel lugar y santa Bernadette. Junto a Heinrich, Nelly y Golo Mann, atravesando los Pirineos a pie, los Werfel consiguieron llegar a España y de allí a Portugal, desde donde embarcaron hacia los Estados Unidos. En California escribió Werfel la prometida novela sobre Lourdes, Das Lied von Bernadette (La canción de Bernadette, 1941), llevada con éxito al cine en 1943 bajo la dirección de Henry King y protagonizada por Jennifer Jones, cuya actuación mereció ese año el Oscar a la mejor interpretación femenina.
En 1943 Werfel empeoró de la angina de pecho que padecía y sufrió dos ataques al corazón. El 26 de agosto de 1945, a los 54 años, murió de un infarto del miocardio, y fue enterrado en el Cementerio Rosedale de Beverly Hills. En 1947, Theodor Körner, entonces alcalde de Viena y después presidente federal de Austria, le reservó una tumba honoraria en el Cementerio Central vienés. Por iniciativa de la dirección cultural de la ciudad y la Sociedad Austríaca de Literatura, los restos mortales de Franz Werfel fueron trasladados a Viena y sepultados allí el 21 de julio de 1975.
En Cuba, además de las mencionadas obras de Werfel publicadas por la Editorial Arte y Literatura, versiones de sus poemas realizadas por colegas cubanos fueron incluidas en la antología Poesía y prosa del expresionismo alemán[2]. Comparto con nuestros lectores mis traducciones de dos poemas de Werfel.
Al lector
¡Mi único deseo, hombre o mujer, es ser afín contigo! Ya seas negro o acróbata, o aún reposes hondo en el seno materno, ya resuene en el patio tu canción de muchacha, ya gobiernes tu balsa a la luz del atardecer, ya seas soldado o aviador, lleno de valor y tesón. ¿Cuando niño también llevaste un arma en cabestrillo verde? Al dispararla, saltaba un taquito amarrado al cañón. ¡Humano amigo, si canto memorias, no seas duro y derrama tus lágrimas conmigo! Pues he sufrido todos los destinos. Sé el sentir de arpistas solitarias en orquestas de casino, el sentir de institutrices tímidas en familias ajenas, el sentir de temblorosos debutantes, de pie frente a la concha del apuntador. He vivido en el bosque, tuve un puesto en la estación de trenes, sentado me incliné sobre libros de cuentas, y serví a parroquianos impacientes, de fogonero estuve frente a las calderas, mi cara iluminada por estridente llama, he sido culí, y como tal comí sobras y restos. ¡Así, te pertenezco a ti y a todos! ¡Quiéreme, por favor, no te resistas! ¡Oh, si algún día pudiera suceder, hermano, que nos abrazáramos!
Lo perdurable
Mientras el viento de los Tatra, leve, acaricie las flores de Eslovaquia, mientras en sus bordados las muchachas coloridas y alegres las reflejen. Mientras el hacha al clarear del día siga sonando en bosques de Baviera, mientras el solitario en ellos viva, que a Dios y a los santos cincela. Mientras la barca en el mar de Liguria de pescadores las aguas provea, mientras los miren desde las orillas las mujeres que encajes trenzan. Oh pueblos de la tierra, me conmueve lo perdurable que han logrado. Mientras yo, sin pueblo ni tierra, apoyo la frente en mi mano.
[1] Primera edición: Ernst Rowohlt Verlag, Berlín, 1920.
[2] Colección Sur, Ediciones Unión, La Habana, 2008; selección de Francisco Díaz Solar y Orestes Sandoval López.
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