El número inicial de esta «Revista quincenal literaria y de intereses generales» correspondió al 1º. de julio de 1923, con el objetivo, según se señala en el trabajo «Un saludo y un programa», aparecido en dicho número, de:
(…) laborar, decididamente, por el engrandecimiento moral y cultural de la República toda; hacer más viva cada día las relaciones de confraternidad y de amor entre todos los hijos del país.
Entre sus redactores estuvieron Arturo R. de Carricarte, quien en 1913 había obtenido el Gran Premio de la Academia Nacional de Artes y Letras por su novela Historia de un vencido (El Ñáñigo), seguida de una amplia bibliografía integrada por libros de historia y sobre la figura de José Martí, acerca de quien publicó varios títulos. En 1920 fundó la Biblioteca Municipal de La Habana y fue redactor de importantes periódicos, como El Triunfo, cuyos editoriales escribió por más de diez años. También fue redactor Manuel Cuéllar Vizcaíno, amigo personal de Nicolás Guillén, de quien organizó alguna de su abundante papelería.
La revista acogió trabajos de índole literaria tales como poesías, cuentos, artículos de crítica y de cuentos, así como de carácter histórico y sobre masonería. También dio a conocer trabajos de carácter social de tendencia socialista y otros de interés local. Entre sus colaboradores estuvieron Nicolás Guillén, Miguel Ángel y José Manuel Carbonell, Francisco Javier Pichardo, Fernando Llés, Graziella Garbalosa, Hilarión Cabrisas y Ciana Valdés Roig, de obra poética reconocida en su momento, y con un ensayo notable sobre la vida y la obra de la poetisa suicida bayamense María Luisa Milanés. De José Manuel Carbonell, quien más tarde se destacaría por su obra en más de veinte tomos Evolución de la cultura cubana, escrita de manera unipersonal, dieron a conocer poemas como “Mi corazón”, incluido por Féliz Lizaso y José Antonio Fernández de Castro en su antología La poesía moderna en Cuba (1882-1925) (1926), quienes al juzgarlo como poeta precisaron que:
[l] inexplicable boga de que alguna vez ha gozado este poeta […] se debió, indudablemente, a la sonoridad hueca de sus versos, manera apropiada para obtener el aplauso de las multitudes, sobre todo en una época de indudable mal gusto […] Versificador más que verdadero poeta, es difícil hallar en los tres volúmenes en que ha recogido su labor composiciones antológicas que puedan representarlo.
La escogida por los antologadores, antes publicada en Fraternidad y amor, refuerza este criterio:
Mi corazón
Corazón, sufre, ruge, rabia, llora;
toda la escala del dolor recorre;
suspira, en pleno julio, por la torre
donde aun te aguardan Filomena y flora.
Vuelto al pasado juvenil,
añora cuanto risueño tus nostalgias borre;
de la ilusión sobre el caballo corre
las últimas andanzas de tu aurora…
La vida es corta, corazón. La vida
se orienta apenas y ya va de huída,
El cáliz roto y la esperanza trunca;
solo tu corazón, firme en la espera,
vives perennemente en primavera
y no envejeces ni te rindes nunca…
Del 1º. de mayo de 1925 data el último ejemplar revisado. En una nota aparecida hacen constar que la revista publicó un total de 2346 páginas, dato curioso, raramente aportado por las publicaciones periódicas.
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