A los 96 años, en su natal Viena, falleció Friederike Mayröcker el pasado 4 de junio. La gran dama de la poesía en lengua alemana se mantuvo escribiendo casi hasta el final de sus días; su último libro, da ich morgens und moosgrün. Ans Fenster trete (Suhrkamp, Berlín), se publicó en 2020, y hace solo un par de meses Mayröcker estuvo entre los nominados al prestigioso Premio de la Feria del Libro de Leipzig (Preis der Leipziger Buchmesse). En 2004 había sido nominada al Premio Nobel de Literatura, y mereció varios de los más importantes galardones literarios del ámbito germanófono. Nacida en 1924, Mayröcker comenzó a escribir tempranamente, aunque durante muchos años debió ganarse el pan como profesora de inglés, igual que el destacado poeta Ernst Jandl, quien fue su compañero en la vida desde 1954 hasta que murió, en el año 2000.
Tras 23 años de actividad como profesora, Mayröcker se dedicó por completo a escribir. Alguna vez se refirió a sus textos, que fluctúan entre poesía y prosa, como «proemas». Su obra, marcada por el surrealismo, es de una altura lírica excepcional. «Vivo – escribo», expresó Mayröcker en una ocasión, y en su escritura seguirá viviendo para sus lectores. En Cuba se publicó en 2006 la antología Páginas mágicas (Torre de Letras, La Habana), que contiene poesía y prosa de Mayröcker, con selección y traducción de quien escribe estos apuntes. Como homenaje póstumo, comparto aquí algunos versos suyos que he tenido el honor de traer a nuestro idioma.
***
un forastero una cabeza moruna
acuclillados en los árboles de la avenida así parecía desde la perspectiva
de la ventana situada allá en la altura
acuclillados en los árboles de la avenida, que estaban deshojados
no en un árbol determinado de la avenida así parecía frente al invierno que se aproximaba
contra el cielo plomizo así parecía súbitamente escapados a los cielos
en el tendido eléctrico de la calle así parecía
acuclillados en los árboles de la avenida así parecía, que estaban deshojados
ayer bajo el cielo lluvioso algo se cierra en mí
con el invierno que se acerca algo se cierra en mí
veo a Octavia que anda por el jardín embriagada de sueño
veo el lago que reluce azul oscuro entre los troncos de los árboles
oigo a Octavia que grita deberían haberme despertado
haberme despertado más temprano
veo el rosal que está en la terraza empaquetado en paja
contra el invierno que se acerca así parece
he visto bajo el cielo lluvioso el crematorio he pasado por allí
torre almenada alzándose en la planicie de los pequeños jardines
desde su centro negras vaharadas de humo algo se cierra en mí así parece
con el invierno que se acerca así parece, súbitamente escapados a los cielos
algo se cierra en mí sobre el puente he pasado
ella me miró desde las negras flores algo se cierra en mí
los dedos desgarrados de su atirantamiento
la entrepierna del tiempo distendida
contra el invierno que se acerca, los últimos seres humanos
la demora de la primavera así parece
primavera temprana en la Bergstrasse he caminado algunos pasos hacia un lado
el calentarse de la espalda unos pasos colina abajo
la vuelta de la calle algunos pasos colina abajo
y de pronto la vista a la gran hondonada de la ciudad
y en la espalda una ola que enfría desde la primavera y el viento montañés así parece
las primeras hepáticas aisladas entre la hierba que no verdece todavía
un calentarse de la espalda una pareja de padres locuaces
una demora de la primavera así parece, una escena de acecho
no supe bien qué debía hacer
a la espalda así parecía, los últimos seres humanos
acuclillados en los árboles de la avenida así parecía
acuclillados en los árboles de la avenida, que estaban deshojados
contra el invierno que se aproximaba así parecía
***
Verano infantil
Soñado solitario ángel azul
suena en mi corazón diáfana lluvia
en mis manos se abren las campánulas
florescencias de salvia me rozan
se desliza el collar de perlas de las lágrimas
por las sienes yacentes hacia abajo
siempre es de tarde
siempre estoy sobre un puente de polvo
mi peral lanza añicos
la sombra toca suavemente la flauta
está mi pie desnudo y cálido en la tierra
arriba en el oscuro ámbito del columpio
toca violín el miedo
son las estancias taciturnas e íntimas
sobre los húmedos umbrales
florecen los gladíolos
anochecer lila y ligero
anochecer a través de ventanas olvidadas
anochecer
debo ocultar mi tibia enfermedad que tose
entre altas almohadas
noche
dejo volar hojas de acacia
amo el viento
los susurrantes y redondos prados llevan a alguna parte
una flor de adormidera me aguarda
***
Algodón de azúcar
Novia y novio con la torre Eiffel según Chagall
en el banco en el banco de pájaro en el banco de plumas
con la desmesurada cuadrúpeda torre Eiffel
vísceras de acero
y las barcas en los aires armoniosos
al otro lado del Sena
ya sabemos dónde
porque la primavera puede venir de los arbustos
con las violas los cornos los campaneros preferidos
suenan en casas habituales como en una campana a rebato
por la burbuja de cristal del techo burbuja de cristal con
aguijón
que antaño fuera un gallo de veletas
el gallo de veletas voló en busca de la gallina de veletas
y el negro novio pregunta a la blanca novia:
quieres empollar la nidada del gallo de veletas
el huevo de pata con alfiler con sombrero de pana y patillas
que tan galanamente nos transporta
tan blanca desde el velo de novia hasta las suelas de los zapatos
en una mano un ramo de salvia dispuesto en forma de abanico
el abanico de salvia con la mano oprimiendo el muslo
la otra mano es más corta y bajo el centro
ahí coloca el novio su mano
qué orejas tan preciosas tienes dice el novio
y toda música de los árboles de escarabajos
de las gargantas de pajarillos cantores
de los campos nupciales y de leños de iglesias
que se inclinan al viento del oeste
se convierte en un líquido
y con un gran embudo
el líquido es vertido
en la cabeza de la blanca novia
ahora sólo estoy en mi cabeza dice ella
porque puedo escuchar toda la música fluir en mi cabeza
también las ambarinas flores del prado
y los algavarillos
a zancadas pasan después
tres aguzanieves o cuñadas
embadurnadas de perfume y en busca de gusanos
ocupadas también en la preparación de artículos críticos
sobre la última música de arpa en Schlehdorn
tienen ojos castaños y músculos faciales distendidos
pero cubiertos en las mejillas por algunas plumas
y grandes dientes
y magníficas piernas
y ríen pícaras
y se alejan por los senderos de guijarros
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