
De nuevo estuvo en La Habana el antropólogo wayuu Weildler Guerra Curvelo (así, con «v») una de las figuras más notables de la cultura de Colombia. Vino por iniciativa del señor José Noé Ríos, embajador de su país en La Habana, y ofreció aquí, a sala llena y con la complacencia de la comunidad académica habanera, una conferencia sobre el mar cimarrón, ese Caribe que nos une y que el disertante, autor por otra parte de no pocos estudios e investigaciones sobre el tema, aborda, como una historia única y universal a la vez, desde el fascinante legado del pueblo wayuu, una de las pocas culturas indígenas, aseveran especialistas, que perdura en el Caribe desde la época prehispánica, lo que lo hace invaluable como documentación antropológica y, sirve, al mismo tiempo, de inspiración para aquellos que se esfuerzan en promover la relevancia contemporánea de la herencia amerindia en la región.
Afirma Guerra Curvelo en su libro El mar cimarrón; Conocimientos sobre el mar, la navegación y la pesca entre los wayuu (2015):
Los pescadores wayuu llaman a ciertos espacios del Caribe simaluna palaakalu o mar cimarrón. Tienen la idea de que esas porciones del mar son antiguas, insuficientemente conocidas y no domesticadas. En ellas los seres humanos no tienen el control total de su entorno, pues están habitadas por seres autónomos y atentos al universo, y se halla sometida a muchos fenómenos humanos y no humanos: como las mareas, las tormentas tropicales, los relatos, los astros, la imaginación, la memoria, las corrientes marinas, las plantas y la acción de otros animales y seres que le gobiernan.Esto contrasta con la idea de una franja del mar cercana a la costa denominada Anouipa a una especie de mar llano y contiguo a sus asentamientos en la que transcurre gran parte de sus movimientos y sus faenas, caracterizado por formas paisajísticas que les son familiares y que se halla asociado a especies marinas conocidas, y ha sido gradualmente socializado por medio de una extensa toponimia. El espacio deshabitado que se encuentra más allá del mar conocido se denomina yüütüi o confín del mar. Allí gigantescas olas se encrespan y empieza un universo haliéutico, extraño, solitario y totalmente desconocido por los seres humanos.
De esos conceptos, expresa Guerra Curvelo, surge su investigación etnográfica sobre las comunidades de pescadores wayuu, un pueblo indígena socialmente heterogéneo. Centró su atención en el estudio de las formas de interacción de los pescadores wayuu con el mar y con los seres que lo habitan lo que incluye una diversidad de estos seres como peces, quelonios, bivalvos, plantas, aves, vientos, cerros y otros agentes no humanos, así como en su relación con el mercado y los principios de control territorial que se aplican en el espacio marino.
Fue un trabajo largo y paciente que llevó al investigador a visitar, durante parte de los años 2003 y 2004, más de cincuenta asentamientos de pobladores indígenas en la zona costera de La Guajira colombiana. Se valió de diversas técnicas etnográficas y, ya en el trabajo de campo, realizó decenas de entrevistas a pescadores con distintas especialidades: buzos, pescadores de línea o de redes, arponeros… Y consultó asimismo a mujeres ouutsü que poseen conocimientos chamánticos relacionados con la navegación y la pesca, y a otras mujeres que se dedican a la comercialización del pescado en centros urbanos de la península.
Precisa Guerra Curvelo que fue en la Bahía Portete donde más abundante información pudo obtener sobre vientos y aves mitológicas. Pero no todo resultó feliz. Cuando trató de retornar al lugar, supo que los indígenas habían sido desplazados por un grupo paramilitar y que una de sus entrevistadas había sido asesinada de manera atroz. Muchos estaban desaparecidos o refugiados en zonas vecinas, aunque se disponían a regresar luego de que el gobernó nacional declarara a parte de la bahía como zona natural protegida.
Hay mucha novedad en la investigación de Weildler Guerra Curvelo sobre el Caribe. Aporta nuevos datos etnográficos sobre los habitantes del litoral guajiro no registrados antes en la literatura académica conocida sobre esa sociedad.
Gran parte de la producción reciente en materia Antropología Marítima, expresa, hace referencia a actividades pesqueras en regiones del Atlántico Norte, Estados Unidos, Japón, Australia y otras sociedades industriales con las cuales la pesca artesanal wayuu tiene pocas similitudes. Ello hace más notorio el inmenso silencio de la producción etnográfica sobre los apalaanshi y, en general, sobre los «pueblos del mar» en Colombia.
Misión de sabios
Guerra Curvelo nació en Riohacha, capital de La Guajira colombiana, en 1960. Miembro de la Academia de la Historia y Premio Nacional de Cultura en el área de la Antropología, fue, entre otras responsabilidades, director del Observatorio del Caribe colombiano y gerente del Banco de la República en Riohacha, primero, y luego en San Andrés En 2017, el presidente Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz, lo designó gobernador encargado de La Guajira, y más recientemente, el presidente Iván Duque lo hizo miembro de la Misión de Sabios que define «la ruta futura del país en materia de ciencia, tecnología e innovación». Se le ubicó en el grupo de océanos y recursos hidrobiológicos en virtud de sus largos estudios e investigaciones sobre el Caribe colombiano, antropología marina e historia cultural del mar. «Colombia podrá nutrirse de su conocimiento y experiencia, así como de su gran compromiso con el desarrollo», se dice en el nombramiento presidencial. En la actualidad es profesor en la Universidad del Norte, en Barranquilla.
Es autor, entre otros libros, de Historia del agua; biografía del río Ranchería, La disputa y la palabra; la ley en la sociedad wayuu y El poblamiento del territorio guajiro. Es colaborador habitual de la revista Cambio Colombia y mantiene en Internet, en colaboración con su esposa, el blog Cocina guajira dominical.
La cocina es una faceta no menor ni secundaria en el quehacer intelectual de este hombre y le ha sido reconocido con el importante premio del Congreso Gastronómico de Popayán. Imposible resulta soslayar su quehacer, a lo largo de varios años en la organización en Riohacha de un evento que llevó el título feliz de La cocina importa; cultura con identidad y que se propuso reflexionar sobre el valor patrimonial de la cocina tradicional del Caribe.
De ahí viene nuestra amistad. Nos invitó a mi esposa y a mí a participar en la quinta versión del evento. Yo pronuncié la conferencia inaugural sobre la cocina como parte de la identidad cubana, y Silvia Mayra, habló de la cocina criolla y tuvo a su cargo la organización y preparación de la cena de clausura. Un evento que nos aseguró momentos inolvidables como un almuerzo en una ranchería, la cercanía de la Sierra Nevada y la visión insuperable de un mar Caribe tranquilo y casi virginal.
Dice Weildler Guerra Curvelo de sí mismo:
Mi trabajo se enmarca en el campo de la Antropología de la Naturaleza y de la Antropología del Tiempo. Apunta a contribuir al estudio de las ontologías amerindias desde una región como el Caribe. Busca identificar los principios que guían la construcción del tiempo en las cosmologías amerindias de modo que la temporalización se vuelve central y tópica para entender la noción de persona y las relaciones establecidas entre los humanos y otros seres en un orden transhistórico.
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