Hace 123 años, el 16 de septiembre de 1887, nació Hans Peter Wilhelm Arp en la ciudad de Estrasburgo, en la Alsacia-Lorena, devuelta por Francia a Alemania tras la guerra franco-prusiana (1870-1871). En 1918, al concluir la Primera Guerra Mundial, la región fue reincorporada a Francia, y por las leyes francesas Hans Arp pasó a llamarse Jean. Siendo bilingüe, Arp firmaba según el idioma en que escribiera, y hoy se le conoce por cualquiera de las dos formas de su nombre.
Hans Arp asistió a la Escuela de Artes y Oficios de Estrasburgo, y en 1904 se fue a París; allí publicó sus primeros poemas. En 1905 pasó a Alemania, estudió en la Escuela de Arte de Weimar y después regresó a París. Desde 1909 vivió en el cantón suizo de Lucerna. Sus primeras obras plásticas fueron expuestas en 1915 en Zürich, donde fue fundador del movimiento dadaísta junto a Tristan Tzara, Hugo Ball y otros intelectuales que se reunían en el cabaret Voltaire. El dadaísmo intentaba expresar, mediante el absurdo y lo irracional, el rechazo a los valores sociales y estéticos del momento. Se dice que la palabra «dada» (caballito de juguete, en francés) fue elegida por Tristan Tzara, quien para ello abrió al azar un diccionario en una tertulia del grupo.
La poesía de Arp se mueve entre el dadaísmo y el surrealismo, y su obra plástica pasó por varias etapas, entre ellas la del expresionismo, que lo acercó a los artistas reunidos en Der Blaue Reiter (en alemán, El jinete azul), asociación fundada en Munich en 1911 y de la que formaban parte Wassily Kandinsky, Franz Marc, August Macke y Paul Klee. Aunque Arp es más conocido como escultor, también incursionó en la pintura y el grabado, todo esto sin dejar a un lado el quehacer literario.
Arp se casó en 1922 con la artista suiza Sophie Taeuber, y junto a ella residió en París, Estrasburgo y Meudon. Las obras de Arp fueron declaradas «arte degenerado» por los nazis en 1940, y el matrimonio Arp se refugió en Grasse, ciudad francesa aún no ocupada por los alemanes; finalmente se marcharon a Suiza. Arp enviudó en 1943, y dos años después regresó a Francia con su nueva compañera, Marguerite Hagenbach; en 1959 se casaron y fijaron su residencia en Suiza. Arp falleció en Basilea en 1966, y está enterrado en Locarno.
Hans Arp publicó varios libros de poesía y ensayos en alemán y en francés; su obra plástica se expuso en algunos de los más afamados museos del mundo, y hoy forma parte de importantes colecciones artísticas. Miembro de la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía, Arp fue Caballero de la Legión de Honor de Francia, y la República Federal de Alemania le otorgó la Gran Cruz del Mérito con Estrella. Alemania, Francia y Suiza, países donde Arp desplegó su intensa actividad creativa, comparten el legado de este extraordinario poeta y artista.
Poemas de Hans Arp aparecen en la antología Poesía en tiempos convulsos (Sur Editores, La Habana, 2016), cuya selección realizó Francisco Díaz Solar; las traducciones son del propio Díaz Solar y de quien escribe estos apuntes. A manera de muestra presento a los lectores un poema incluido en esa antología, y otro que he traducido especialmente para la ocasión, tomado del libro Moderne Poesie in der Schweiz (Limmat Verlag, 2013).
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kaspar ha muerto
ay nuestro buen kaspar ha muerto
quién va a llevar ahora la bandera ardiendo escondida en la trenza de nubes diariamente para golpear las negras jugarretas
quién va a girar ahora el molinillo del café en el barril originario
quién va a atraer ahora al venado idílico desde la bolsa petrificada
quién confundirá ahora en los mares los barcos diciéndoles paraguas y a los vientos gritándoles padre de las abejas huso de ozono vuestra alteza
ay ay ay nuestro buen kaspar ha muerto. el santo bimbam kaspar está muerto. los peces de heno traquetean desgarrando el corazón de dolor en los graneros con campanas cuando se pronuncia su nombre. por eso sigo sollozando su apellido kaspar kaspar kaspar.
por qué nos has dejado. a qué figura habrá migrado ahora tu bella y grande alma. te has convertido en una estrella o una cadena de agua en un caliente remolino de viento o una ubre de luz negra o una teja transparente en el tambor gimiente del rocoso ser.
ahora se secan nuestros cráneos y las plantas de nuestros pies y las hadas yacen medio carbonizadas en la hoguera.
ahora truena tras el sol la bolera negra y nadie más saca las brújulas y las ruedas de las carretillas.
quién va a comer ahora con la rata fosforescente en la solitaria mesa descalza.
quién perseguirá ahora al diablo siroco cuando quiera seducir a los caballos.
quién nos explicará los monogramas en las estrellas.
su busto adornará las estufas de todas las personas realmente nobles pero eso no es ningún consuelo ni rapé
Hans Arp, en: Poesía en tiempos convulsos – Traducción de Olga Sánchez Guevara.
Al revés en su silla
Un hombre se parte en dos
Un trozo de cielo se desprende del cielo.
Un trozo de cielo se parte en dos.
Un hombre viejo
se sienta al revés en su silla.
Las piernas hacia arriba
los brazos hacia abajo.
En sus pies sostiene cuidadosamente
un pequeño trozo de cielo.
Cuidadosamente cuidadosamente
sostiene el pedazo de cielo entre sus pies
para que nada de él se desmorone.
En sus manos por el contrario
desmigaja con mucho afán
un pequeño trozo de cielo.
Lo aplasta entre sus manos.
Lo tritura entre sus manos.
De sus manos resbala caliente arena del desierto.
Hans Arp, en: Moderne Poesie in der Schweiz – Traducción de Olga Sánchez Guevara.
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