Como muchos hijos de familias acomodadas del siglo XIX, él también estuvo bajo cierta imposición de sus padres para convertirse en abogado. Si bien realizó estudios en la Universidad de la Sorbona en 1816, finalmente desistió de la vida jurídica para dedicarse a su verdadera vocación: la literatura. Durante sus comienzos no fue nada fácil y el éxito le fue un tanto esquivo. Sin embargo, con una disciplina de 15 horas diarias dedicadas a la escritura y la producción de un centenar de obras —novelas, cuentos, teatro, ensayos—, su nombre se convirtió en uno de los más celebrados de las letras de su época, junto a Víctor Hugo, Stendhal, Baudelaire y Flaubert. El joven que había abandonado la carrera de abogado se transformó en un clásico de la literatura francesa: Honoré de Balzac.
Nacido en la ciudad de Tours el 20 de mayo de 1799, el pequeño Balzac padeció durante sus primeros años un desapego emocional muy notable con sus padres: la distancia y ciertas prohibiciones lúdicas moldearon la infancia del futuro autor de La comedia humana. El escritor Stefan Zweig, uno de sus más grandes admiradores y biógrafo, llegó a comentar que el autor, durante su primera juventud, solo podía visitar a sus padres dos domingos al mes. Sin embargo, pese a las imposiciones y destratos familiares, nada lo alejó de su meta. Y fue en 1819 cuando se instaló en París para triunfar como escritor.
Más allá de sus problemas económicos y algunas desventuras amorosas que lo persiguieron en distintos momentos de su vida, en la década de 1820 es cuando comenzó a escribir por encargo y desarrollar todo su talento. Firmaba con distintos seudónimos obras de diversos géneros y de variada calidad. Pero también fue el momento en que afinaba su estilo y pretensiones literarias. Ya comenzaba a brotar su imaginación y, a su vez, sus preocupaciones e inquietudes acerca de las dimensiones sociales y políticas.
Luego de algunos textos que no tuvieron demasiada resonancia, en 1829 escribió Los chuanes; originalmente titulada como El último chuan. Se trata de una novela ambientada en la región francesa de Bretaña, en la que narra una historia de amor entre la aristócrata Marie de Verneuil y el chuan realista Alphonse de Montauran, en un contexto lleno de tensiones que describe la sublevación de la posguerra de 1799 en Fougères. Con esta novela, Honoré de Balzac empezó a ganar reconocimiento como escritor y a participar de los salones literarios de la época.
Durante noches enteras y con litros de café —como sostienen algunas fuentes—, el autor se dedicó puramente a la escritura. Y así llegaron muchos otros textos como La piel de zapa (1831); El coronel Chabert (1832); Louis Lambert (1832); Eugénie Grandet (1834), entre tantos otros. El interés que despertó en la crítica y en otros autores, como Goethe, le valieron acomodarse como uno de los autores más de moda en su tierra e incluso, fuera de ella. La política, la revolución, el dinero, el poder, el sexo, las mujeres, la paternidad, entre otros tópicos, todo fue tema de interés para Balzac. Y Europa comenzaba a hacerse eco de este francés que tenía muchas cosas para decir sobre la propia contemporaneidad y las relaciones humanas. Así, poco a poco Balzac fue construyéndose como uno de los pilares de la novela realista moderna.
Fue en 1832 cuando empezó a fantasear con la idea de crear una serie de novelas —todas ellas interrelacionadas— que retrataran y representaran la sociedad francesa de su tiempo. Así, Honoré de Balzac comenzó a darle forma a su monumental Comedia Humana. Esta, según la crítica, consta de 95 obras completas y 48 inacabadas.
La obra se empezó a gestar hacia 1830, cuando Balzac decidió agrupar una serie de libros independientes bajo el título unitario de Escenas de la vida privada, que luego siguió con las Escenas de la vida de provincias. «El hecho de que algunos personajes pasaran de unas novelas a otras pretendía fijar la unidad del proyecto», según Balzac contó en una carta a Madame Hanska en 1834. Unos años después, en 1842, las deudas le dieron un empujón decisivo al proyecto: para afrontarlas se decidió a reunir lo que llevaba escrito y publicado, que ya era mucho, en unas «Obras Completas», comentó el autor español Juan Bonilla, en un texto biográfico sobre el autor francés.
Y agregó:
El título no convence a los editores, que lo consideran demasiado gastado, poco ajustado a la empresa y poco comercial. Un amigo le habla entusiasmado de la obra de Dante, y Balzac da con el título definitivo de su obra. Escribió entonces el “Prólogo a La Comedia Humana” donde, después de confesar que ‘la modestia es atributo de los autores prolíficos’, narra su encuentro con la Zoología de Buffon (y de otros biólogos y naturalistas en plena querella acerca de si Dios sigue un solo patrón para todas sus criaturas). Convencido de que la sociedad imita a la Naturaleza, Balzac se pregunta: ¿Por qué no hacer con la sociedad lo que Buffon hizo con el mundo animal, dado que existen “especies sociales” como hay especies zoológicas?
Honoré de Balzac falleció en París, el 18 de agosto de 1850, solo cinco meses después de su matrimonio con la condesa Hanska, en la actual Ucrania. Fue enterrado en el Cementerio de Père Lachaise, en cuya despedida su amigo y colega Víctor Hugo expresó: «A partir de ahora los ojos de los hombres se volverán a mirar los rostros, no de aquellos que han gobernado, sino de aquellos que han pensado».
Walter Romero —escritor, crítico, traductor y profesor universitario de la cátedra de Literatura Francesa de la Universidad de Buenos Aires— nos cuenta más sobre el legado del novelista francés, y su enorme influencia no solo en el viejo Continente, sino también en el resto de Occidente.
¿Cuál es la importancia de Honoré de Balzac dentro de la literatura francesa? ¿Por qué se convirtió en un gigante literario?
Balzac representa uno de los proyectos totalizadores más ambiciosos del siglo XIX al pretender mostrar, a través de un vasto conjunto de ficciones, distintas facetas de la vida francesa a modo de escenas en lo que dio en llamar, acaso inspirado en la Comedia dantesca, la Comedia Humana. Su poligrafía lo coloca, junto a Víctor Hugo, en uno de los escritores mesiánicos del siglo XIX, en el caso de Balzac en parte presionado por generar divisas y dinero a través de la escritura para así solventar gastos onerosos y deudas contraídas. Su gigantismo parece responder a un proyecto literario que se funda también en una persistente obsesión por el dinero, los ascensos sociales, las ruinas o los desfalcos y una vasta panoplia de alusiones económicas y crematísticas que atraviesan su literatura. De 1830 hasta su muerte, fue un personaje clave de la literatura francesa que erigió por siempre un lugar impar en una literatura, por otra parte, rica en grandes autores.
Balzac transitó por distintos géneros, pero se lo reconoce sobre todo por el realismo de sus grandes novelas. ¿Podemos decir que, más allá de las formas estéticas, tuvo una gran preocupación por registrar y documentar su propia época?
Balzac intentó transitar el teatro a efectos de ganar dinero, pero expandió su escritura en novelas y cuentos (como su serie de cuentos droláticos) en los que refleja, sin más, la realidad social. Su literatura sienta las bases de una literatura que registra y documenta vidas cotidianas y avatares sociales. Si Flaubert es reconocido por su realismo paroxístico y Stendhal por su realismo sensible, Balzac representa la vertiente social de un realismo altamente difundido.
¿Existen, dentro de su producción, aspectos literarios /formales / temáticos menos conocidos?
En la profusa escritura de Balzac se destacan por su singularidad textos como los cuentos droláticos o cuentos chuscos que habilitan una literatura libertina e irónica sobre costumbres y modos de vida, y, también algunas novelas singularísimas como Serafita, que explora lo místico; El súcubo, que revisiona el fantástico, o La búsqueda del absoluto, en su vertiente de ficción alquímica y filosófica. Se destaca también un texto que interesó por demás tanto a Marx como a Lacan, y con él a todo el psiconanálisis: El reverso de la historia contemporánea.
Sabemos de la íntima relación cultural que Argentina siempre tuvo con Francia. ¿Cuál fue la influencia literaria de Balzac en escritores y lectores argentinos?
Fue muy leído y difundido en versiones populares; sus libros se difundieron en el campo argentino desde la segunda mitad del siglo XIX. Son notables las ediciones y su tirada en la famosa Biblioteca de La Nación. En la actualidad, en términos de proyecto literario, por cantidad y volumen, y por la escritura de un realismo descentrado, la obra de César Aira podría enmarcarse en un registro balzaciano.
¿Qué nos puede decir hoy la obra de Balzac? ¿Por qué deberíamos seguir leyéndolo?
Seguir leyendo a Balzac es seguir indagando en las raíces de una literatura preocupada por las tensiones entre el sujeto y un capitalismo incipiente que arruina y beneficia, que ensalza y destruye vidas humanas. La guerra, el poder, el comercio, la familia, las relaciones o los vínculos preminentemente mercantiles, nada parece ser ajeno al proyecto de Balzac en tanto que comedia, en el sentido casi moralizante de un género que —con ironía, sarcasmo, humor patético o drama social— nos permite entrever la lógica de las costumbres humanas.
Para quienes todavía no lo leyeron, ¿por dónde empezar y qué tener en cuenta?
Dada la variedad de su escritura, siempre es mejor acercarse a través de textos relativamente cortos para ingresar a un universo de ramificaciones muy vastas. Proponemos que se lo lea como quien intenta construir un mosaico con diferentes piezas que se comunican entre sí. Para revisar cuestiones de género, nada mejor que empezar con Sarrasine o La muchacha de los ojos de oro. Para revisar la cuestión del arte contemporáneo, La obra maestra desconocida. Para revisar el tema del dinero, su espléndida Ascenso y caída de Cesar Birotteau. Para entrar por la puerta grande, Papá Goriot o Eugenia Grandet. Personalmente, elijo y recomiendo El coronel Chabert.
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Tomado de Secretaría de Cultura en Argentina
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